?Alcanzaremos los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2030?
El impulso europeo, la mayor consciencia social y unas metas consensuadas a escala internacional constituyen un escenario in¨¦dito favorable a la introducci¨®n de cambios que fortalezcan las perspectivas de cumplimiento
Naciones Unidas nos advierte de que no conseguiremos alcanzar las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a no ser que introduzcamos elementos de cambio estructural en nuestro sistema econ¨®mico.
Tenemos un sistema que es muy eficiente en la producci¨®n de bienes de consumo pero que se preocupa menos por los impactos negativos de esa eficiencia en t¨¦rminos medioambientales y sociales (las externalidades negativas). No deja de ser sorprendente que el sistema no prime especialmente a aquellas empresas que se preocupan por los efectos sociales y ambientales modificando su forma de producir o mejorando sus entornos de trabajo y sus impactos. Y, sin embargo, los efectos colaterales de esa eficiencia en t¨¦rminos de deterioro de los ecosistemas, del cambio clim¨¢tico o la afectaci¨®n a la salud, los acabamos pagando todos.
De vez en cuando, en distintos medios, aparecen art¨ªculos que ensalzan los logros alcanzados por la humanidad en el ¨²ltimo siglo. Es verdad que hay logros muy importantes (reducci¨®n de la pobreza extrema, mejora de los niveles de salud global y educaci¨®n, y otros muchos). Esto es as¨ª y hay que congratularse de ello. Sin embargo, a menudo soslayan la otra cara de la moneda. Hay tres aspectos importantes que este desarrollo ha llevado aparejado: el deterioro medioambiental (derivado de una econom¨ªa de car¨¢cter lineal basada en la extracci¨®n de recursos y en la alta generaci¨®n de desechos); la desigualdad creciente (interpa¨ªses e intrapa¨ªs) y el mantenimiento de importantes niveles de pobreza a escala global; y la precariedad de empleo en una econom¨ªa cada vez m¨¢s integrada. Esto ya es reconocido hasta por el Foro Econ¨®mico Mundial, encuentro auspiciado por grandes compa?¨ªas globales.
La pregunta es si hay alternativas, si podemos aspirar a un devenir diferente. Dec¨ªa Zygmunt Bauman que ¡°toda persona que mencione que no hay alternativa es susceptible de no querer cambiar las cosas¡±.
El sector p¨²blico, en lo que se refiere a promover cambios de tipo estructural, tiene un potencial por encima del resto que es necesario desarrollar
Recientemente, en Madrid, en un seminario que tuvo lugar en el Colegio de Economistas de Madrid organizado por Social Gob, se dieron cita representantes de organizaciones relevantes de los tres sectores de la sociedad espa?ola (p¨²blico, privado y sociedad civil) que expusieron sus ideas y propuestas para introducir cambios y reorientar al sistema para que sus efectos fueran m¨¢s beneficiosos para la sociedad reduciendo los impactos negativos.
En este foro, se puso en evidencia que nos encontramos en un momento hist¨®rico favorable. Por un lado, la Uni¨®n Europea, que ha entendido que en la apuesta por la sostenibilidad se juega mucho de su futuro ya que, frente a la competencia de otras regiones con mayor dinamismo, una producci¨®n m¨¢s ecol¨®gica y con mayor innovaci¨®n es una ventaja competitiva y, adem¨¢s, est¨¢ m¨¢s alineada con los valores europeos. As¨ª, aparte de su liderazgo en el Acuerdo de Par¨ªs sobre el cambio clim¨¢tico, est¨¢ promoviendo una reglamentaci¨®n m¨¢s propicia dando pasos en ¨¢mbitos como la informaci¨®n de los impactos sociales y medioambientales por parte de las empresas y la responsabilizaci¨®n de los consejeros sobre las cuestiones no financieras (aspectos sociales, medioambientales y de gobernanza corporativa), o diferentes medidas para involucrar al sistema financiero en esta l¨ªnea.
Por otro lado, se percibe una mayor consciencia social y sensibilizaci¨®n en relaci¨®n con estas cuestiones (cambio clim¨¢tico, deterioro de ecosistemas, desigualdad, pobreza) por lo que existe una mejor acogida ciudadana a cualquier iniciativa en esta direcci¨®n.
Y, en tercer lugar, el hecho de contar con unos objetivos, los ODS, que suponen un horizonte compartido y un compromiso de la mayor parte de los pa¨ªses del mundo con relaci¨®n a unas metas de desarrollo de la humanidad que nos ata?en a todos.
El consumidor es otro potente vector de cambio, ya que con su poder de elecci¨®n puede priorizar la compra de ciertas marcas o productos m¨¢s sostenibles
As¨ª, el impulso europeo, la mayor consciencia social y la disposici¨®n de unas metas consensuadas a escala internacional a modo de retos compartidos, constituyen un escenario in¨¦dito muy favorable a la introducci¨®n de algunos cambios que pueden fortalecer las perspectivas de cumplimiento de los ODS. Aunque esto es as¨ª, tambi¨¦n es evidente que existen fuerzas contrarias que abogan por los nacionalismos excluyentes, el aislamiento y la discriminaci¨®n, y que tratan de minar los avances en esta direcci¨®n.
Para aprovechar la tendencia favorable, en el seminario se puso en evidencia la necesidad de la implicaci¨®n de todos los actores.
El sector p¨²blico, en lo que se refiere a promover cambios de tipo estructural, tiene un potencial por encima del resto que es necesario desarrollar. Existen numerosos aspectos que puede llevar a cabo como la ¨¢gil trasposici¨®n nacional de las directivas europeas (y la implantaci¨®n de mecanismos para asegurar su cumplimiento), la introducci¨®n de cl¨¢usulas medioambientales y sociales en los concursos p¨²blicos, la disposici¨®n de mayores fondos vinculados a iniciativas de desarrollo sostenible, las primas a las empresas con mejor desempe?o socio-ambiental o la efectiva penalizaci¨®n de las empresas con impactos m¨¢s negativos o, incluso, la introducci¨®n de medidas fiscales u otros incentivos.
El consumidor es otro potente vector de cambio, ya que con su poder de elecci¨®n puede priorizar la compra de ciertas marcas o productos m¨¢s sostenibles. Si bien el precio seguir¨¢ siendo un elemento principal de decisi¨®n, cada vez m¨¢s los consumidores integran entre sus factores de decisi¨®n otros elementos como la sostenibilidad. Dado que las marcas se deben a sus clientes para subsistir o crecer, una mayor consciencia de los consumidores en este ¨¢mbito puede llevar a cambios importantes en las empresas. Pero para ello se requiere un ciudadano m¨¢s sensibilizado y con f¨¢cil acceso a informaci¨®n que le permita discriminar a la hora de efectuar la compra. Y aqu¨ª, de nuevo el sector p¨²blico tiene un papel importante a desarrollar, introduciendo en el mercado los sistemas de informaci¨®n adecuados.
Por el lado del sector privado, una cierta revoluci¨®n est¨¢ en marcha. Hay muchas empresas que han entendido que el contexto est¨¢ cambiando verdaderamente y hay que adaptarse. Los riesgos aumentan, pero tambi¨¦n las oportunidades y las empresas con mejor perspectiva estrat¨¦gica ya est¨¢n apostando por el cambio, llevando a cabo procesos de transformaci¨®n, introduciendo modelos de sostenibilidad y de econom¨ªa circular en sus organizaciones y mejorando su impacto social, para as¨ª aprovechar mejor las oportunidades que se generan. La percepci¨®n es que hay un nuevo contexto que se caracteriza por: una normativa que favorece el desarrollo sostenible; una mayor demanda social; el incremento tambi¨¦n del n¨²mero de inversores que exigen mejores respuestas a los riesgos medioambientales y sociales; la creciente presencia de las cl¨¢usulas socio-ambientales en las licitaciones p¨²blicas; y el incremento de la financiaci¨®n disponible en el mercado para proyectos sostenibles. Aprovechar este contexto requiere de transformaciones empresariales alejadas de la cosm¨¦tica de ¨¦pocas anteriores, ya que m¨¢s tarde o m¨¢s temprano, el sector p¨²blico o el consumidor acabar¨¢n reconociendo y discriminando a las empresas que verdaderamente aportan valor a la sociedad.
Pero algunos no est¨¢n dispuestos a esperar a que los pol¨ªticos o la administraci¨®n act¨²en y ya est¨¢n desarrollando iniciativas que en realidad suponen modelos de econom¨ªa diferente aportando f¨®rmulas novedosas que tratan de dar respuesta a los desaf¨ªos que se nos plantean. Hablamos del ecosistema de las nuevas econom¨ªas como la econom¨ªa social y solidaria, la econom¨ªa circular, la econom¨ªa azul, la econom¨ªa funcional, las empresas B Corp, las ciudades en transici¨®n, la econom¨ªa colaborativa, procom¨²n, etc¨¦tera.
Est¨¢ claro que si queremos alcanzar los ODS necesitamos transitar hacia una econom¨ªa m¨¢s sostenible e inclusiva. E introducir los cambios e incentivos necesarios para orientar el futuro en la direcci¨®n que nos hemos marcado. No es tarea f¨¢cil, pero existen ya algunas buenas pr¨¢cticas, metodolog¨ªas y herramientas para ello. Tambi¨¦n tenemos que cambiar el relato. Otra econom¨ªa es posible, m¨¢s social, m¨¢s orientada a las personas y a la conservaci¨®n del planeta. El desaf¨ªo es enorme y requiere la implicaci¨®n de todos, de organizaciones e individuos. Organizaciones que promuevan e integren estos incentivos y enfoques en su forma de hacer, e individuos que en su esfera profesional y personal promuevan y hagan suyos h¨¢bitos y transformaciones en esta l¨ªnea. Con el convencimiento de que se trata de un camino enriquecedor, que mejora la sociedad y engrandece nuestra humanidad.
Fernando Varela de Ugarte es doctor ingeniero industrial especializado en sostenibilidad y desarrollo socio-econ¨®mico. Director de Social Gob.
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