Cuando el catastrofismo sobre el sueldo m¨ªnimo fall¨®
Las profec¨ªas de destrucci¨®n de empleo no se cumplieron en pa¨ªses como Alemania, donde se puso un suelo al salario. El caso espa?ol es, sin embargo, dif¨ªcilmente comparable
¡°El salario m¨ªnimo amenaza con perjudicar la din¨¢mica del empleo¡±, aseguraba en 2014 Jens Weidmann, presidente del Banco Central alem¨¢n. M¨¢s rotundos se mostraban sabios como los del instituto econ¨®mico y lobby empresarial INSM, que anticipaban que la decisi¨®n del Gobierno de Angela Merkel ¡ªpresionada por sus socios socialdem¨®cratas¡ª de obligar a los empresarios a pagar a sus empleados al menos 8,5 euros por hora iba a costarle al pa¨ªs hasta 570.000 puestos de trabajo. Visto con perspectiva, ninguno de estos escenarios catastrofistas se ha cumplido. Es cierto que tuvo alg¨²n efecto negativo sobre algunos puestos de baja calidad ¡ªespecialmente en los llamados minijobs¡ª, pero en estos cuatro a?os con salario m¨ªnimo, Alemania ha creado m¨¢s de 2,2 millones de empleos. Y su tasa de paro ha pasado del 5% al 3,4% del pasado septiembre, seg¨²n Eurostat, alcanzando el nivel m¨¢s bajo desde la reunificaci¨®n de 1990.
Es imposible anticipar si algo parecido va a ocurrir con las palabras del pasado mi¨¦rcoles del gobernador del Banco de Espa?a, Pablo Hern¨¢ndez de Cos. El hom¨®logo espa?ol de Weidmann critic¨® con dureza los planes del Gobierno de elevar el salario m¨ªnimo un 22%, en la que ser¨ªa la mayor subida de la democracia. ¡°El incremento en cuant¨ªas reducidas tiene poco efecto. Pero tenemos pocas experiencias de subidas altas. Ninguna de un 22%¡±, asegur¨® el gobernador, que incluso se atrevi¨® a pronosticar cu¨¢ntos empleos costar¨¢ esta decisi¨®n: un 0,8% de los existentes, es decir, en torno a 150.000.
El economista Jos¨¦ Mois¨¦s Mart¨ªn Carretero ha reunido 28 art¨ªculos que estudian los efectos sobre el empleo que han tenido subidas del salario m¨ªnimo interprofesional (SMI) en lugares tan distantes como EE UU, Australia o M¨¦xico. En la mayor¨ªa no se detect¨® un impacto significativo; y donde s¨ª hubo alguno, este se centr¨® en grupos determinados, como los j¨®venes o las personas con poca cualificaci¨®n.
Solo un caso, el de la ciudad estadounidense de Seattle, presenta un efecto claro. En esta urbe de la costa oeste que en los noventa fue cuna del grunge se aprobaron en dos a?os tres rondas de subidas que sumaron el 37%. Y el efecto negativo solo se apreci¨® a partir de la tercera tanda, con una ca¨ªda del empleo del 9% entre aquellos con menos salarios, seg¨²n recuerda Mart¨ªn Carretero. ¡°En t¨¦rminos de productividad, la econom¨ªa espa?ola podr¨¢ aguantarlo. El problema ser¨¢ el efecto en el mercado de trabajo. Si en lugar de en un a?o se hiciera en dos, la medida ser¨ªa absorbida sin problemas¡±, asegura este cofundador del colectivo Economistas Frente a la Crisis.
Rafael Domenech, responsable de An¨¢lisis Macroecon¨®mico de BBVA Research, s¨ª cree que la evidencia internacional permite extraer algunas lecciones; y se?ala que en dos de cada tres casos estudiados el efecto sobre el empleo fue negativo. ¡°Tan da?ino puede ser un salario m¨ªnimo nulo como otro excesivamente elevado. Lo verdaderamente dif¨ªcil es calibrar el nivel ¨®ptimo. Por eso los aumentos deben ser graduales. Y hay que evaluar c¨®mo afectan a los colectivos m¨¢s vulnerables, como j¨®venes o trabajadores con menor cualificaci¨®n¡±, explica.
Espa?a, con el pacto Gobierno-Podemos de pasar de un salario m¨ªnimo de 735,9 a 900 euros en solo un a?o, entra en territorio desconocido. Ning¨²n pa¨ªs del entorno ha dado un salto tan grande en tan poco tiempo. Y es aqu¨ª donde los expertos se dividen entre los que aplauden el aumento de renta disponible que recibir¨¢n las personas con sueldos m¨¢s bajos; y los que alertan de los perjuicios que la medida puede ocasionar precisamente a los sectores m¨¢s vulnerables a los que se trata de ayudar.
¡°Las comparaciones con otras experiencias no sirven. Porque el salario m¨ªnimo se fija en cada pa¨ªs de forma distinta¡±, asegura Florentino Felgueroso, investigador de Fedea, el think tank financiado por las grandes empresas. Este profesor de Econom¨ªa admite que es imposible anticipar los efectos sobre el empleo del nuevo suelo salarial, pero s¨ª asegura que, al aumentarlo a 900 euros, hay muchas posibilidades de que el saldo neto de empleo descienda: ¡°Es como si alguien fuma una cajetilla al d¨ªa. No puedo garantizarle que vaya a tener c¨¢ncer, pero s¨ª tiene muchas papeletas¡±.
El caso espa?ol es especial por dos motivos. Primero, porque en comparaci¨®n con sus vecinos, el salario m¨ªnimo est¨¢ ahora entre los m¨¢s bajos. Entre los socios de la eurozona occidentales, los 852 euros actuales ¡ªcalculados en 12 pagas, en lugar de 14¡ª quedan por delante solo de Portugal y Grecia, ambos en torno a los 680. Y muy lejos de los cerca de 1.500 que comparten Holanda, B¨¦lgica, Francia, Alemania y Reino Unido. Pero las subidas ¡ªpasadas y previstas para el futuro¡ª del SMI en Espa?a tambi¨¦n superan a las de su entorno. No se trata solo de 2019. Tras repuntar en 2017 un 8%, en solo tres a?os habr¨¢ subido un 37%. El precedente m¨¢s cercano ser¨ªa lo ocurrido entre 2004 y 2007, cuando, en pleno boom econ¨®mico, repunt¨® un 24%.
Los c¨¢lculos del Banco de Espa?a de destrucci¨®n de empleo ¡ªo m¨¢s exactamente, de no creaci¨®n: los 150.000 puestos de los que hablaba Hern¨¢ndez de Cos se restan de los que se preve¨ªa generar el pr¨®ximo a?o¡ª superan a los que ya hab¨ªa presentado la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal.
Su presidente, Jos¨¦ Luis Escriv¨¢, mostr¨® la semana pasada un discurso m¨¢s diplom¨¢tico que el del gobernador del Banco de Espa?a. Por una parte, destac¨® que, con la subida ¡°sin precedentes¡± se reduc¨ªa la brecha entre el salario m¨ªnimo espa?ol y el del resto de econom¨ªas desarrolladas. Y que esta medida aumentar¨ªa la remuneraci¨®n de los asalariados en 700 millones de euros; y la renta disponible en 1.750 millones.
En el lado negativo de la balanza, Escriv¨¢ se refiri¨® a 79 estudios para calcular un impacto negativo de destrucci¨®n de al menos 40.000 empleos en 2019 y otra cifra adicional en a?os posteriores. As¨ª, los 150.000 puestos de trabajo menos que calcula el Banco de Espa?a se convierten en 80.000 en las estimaciones de la Airef. Un c¨¢lculo parecido al de BBVA Research: la subida del SMI afectar¨ªa al 9,7% de los trabajadores, de los cuales aproximadamente un 5% (unos 80.000 trabajadores) podr¨ªan perder su empleo o ver reducido el n¨²mero de horas trabajadas.
¡°El aumento del salario m¨ªnimo disminuir¨ªa la desigualdad salarial, pero podr¨ªa incrementar la desigualdad de rentas¡±, se?ala Domenech. Y a?ade que, en la medida en que la econom¨ªa siga avanzando, la creaci¨®n de empleo ser¨¢ menor que la que se esperar¨ªa sin el aumento del SMI, pero seguir¨¢ siendo positiva.
Un m¨ªnimo muy m¨ªnimo
El trabajador espa?ol con salario m¨ªnimo en 2017 ten¨ªa que conformarse con un 37% del sueldo de la media de los asalariados de su pa¨ªs. Es esta la tasa m¨¢s baja de todas las que ofrece Eurostat. En Alemania, este porcentaje sube al 41%; en Reino Unido al 44%; y en Portugal al 48%.
Pero, ?qu¨¦ ocurrir¨¢ si el a?o que viene se cumplen los planes del Gobierno y el salario m¨ªnimo sube a los 900 euros? Que este porcentaje subir¨¢ como la espuma. Ser¨¢ una buena noticia para aquellos que sigan trabajando con el SMI, pero puede tener efectos adversos: para aquellos a los que se les obligue a pasar a la econom¨ªa sumergida o a los que se les reduzca el n¨²mero de horas de trabajo. O para los que directamente pasen a la lista del paro.
¡°La subida tendr¨¢ poco efecto en comunidades como Pa¨ªs Vasco o Navarra, donde los salarios son m¨¢s altos. Pero se sentir¨¢ especialmente en Extremadura, Canarias o Andaluc¨ªa, donde son m¨¢s bajos¡±, advierte Florentino Felgueroso, de Fedea. En estas zonas habr¨¢ m¨¢s incentivos para que los empresarios no contraten con esos sueldos comparativamente m¨¢s altos. Sobre todo si se trata de empleados con poca formaci¨®n y productividad. ¡°El Gobierno tiene que ofrecer soluciones a estos posibles descolgados. Y esta solo pasa por darles m¨¢s formaci¨®n¡±, concluye el economista Jos¨¦ Mois¨¦s Mart¨ªn Carretero.
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