Cuando la fantas¨ªa choca con la realidad
El d¨¦ficit comercial es una causa secundaria de la ca¨ªda de la producci¨®n industrial, al rev¨¦s de lo que cree Trump
Acept¨¦moslo: el ¡°Hagamos Estados Unidos grande otra vez¡± fue un eslogan pol¨ªtico brillante. ?Por qu¨¦? Porque pod¨ªa significar cosas diferentes para personas diferentes. Para muchos seguidores de Donald Trump, era b¨¢sicamente la promesa de volver a los buenos tiempos del racismo y el sexismo puros y duros. Y Trump est¨¢ cumpliendo esa promesa.
Pero al menos para algunos votantes de Trump, era una promesa de restablecer el tipo de econom¨ªa que ten¨ªamos hace 40 o 50 a?os, una econom¨ªa que todav¨ªa ofrec¨ªa muchos trabajos viriles en fabricaci¨®n y miner¨ªa. Por desgracia para los que confiaron en don Arte del Acuerdo, Trump nunca tuvo ni idea de c¨®mo cumplir esa promesa. E incluso si hubiese sabido algo sobre c¨®mo hacer pol¨ªtica, no podr¨ªa haber cambiado la trayectoria a largo plazo de nuestra econom¨ªa, la cual se aleja sin tregua de la fabricaci¨®n f¨ªsica de cosas y avanza hacia la prestaci¨®n de servicios.
Como consecuencia de ello, Trump, a quien por encima de todo le preocupa la imagen, acapara ahora titulares que ponen en rid¨ªculo su postureo en campa?a, titulares sobre el cierre de f¨¢bricas de coches y la p¨¦rdida de empleo. Ahora bien, los autom¨®viles son un caso especial; el empleo en la fabricaci¨®n sigue aumentando en general, aunque no especialmente r¨¢pido. Pero en lo que se refiere a sus grandes promesas, lo que est¨¢ pasando es un vergonzoso fiasco.
?Por qu¨¦ era absurda la idea de la recuperaci¨®n de la industria? Por supuesto, hablar de lo que Trump no sabe es una tarea ingente, ya que su ignorancia es profunda. Pero parece que no ha entendido bien tres cosas concretas sobre la fabricaci¨®n. En primer lugar, cree que los d¨¦ficits comerciales son la raz¨®n por la que abandonamos la fabricaci¨®n. Pero no lo son. Para ser justos, esos d¨¦ficits han desempe?ado un papel en la reducci¨®n del empleo en la industria. Si pudi¨¦semos eliminar el actual desequilibrio comercial, tendr¨ªamos alrededor de un 20% m¨¢s de trabajadores en el sector que ahora. Pero eso solo revertir¨ªa una peque?a parte del descenso de la fabricaci¨®n, que ha pasado de representar m¨¢s de un 25% de la mano de obra en 1970 a menos del 10% hoy.
De hecho, incluso en pa¨ªses que registran super¨¢vits comerciales enormes, como Alemania, se ha producido un importante descenso de la industria en el empleo total. Y el comercio no es toda la historia. Lo que est¨¢ pasando es que, a medida que crece el gasto general, una parte cada vez mayor se dedica a los servicios, no a los bienes. El consumo de productos manufacturados sigue aumentando, pero el progreso tecnol¨®gico nos permite producir esos productos con cada vez menos trabajadores; por eso la econom¨ªa se desplaza hacia los servicios.
Por cierto, por si quieren saber qu¨¦ significa ¡°servicios¡±: de los cuatro sectores ocupacionales en los que el Departamento de Trabajo prev¨¦ que se crear¨¢ m¨¢s empleo a lo largo de la pr¨®xima d¨¦cada, tres son de alg¨²n tipo de asistencia (el cuarto es el sector alimentario). Y si no pueden imaginarse hasta qu¨¦ punto se puede construir una econom¨ªa pr¨®spera bas¨¢ndose en los servicios, tengan en cuenta que la asistencia sanitaria es una importante fuente de empleos de clase media y que podr¨ªa crear todav¨ªa m¨¢s con las pol¨ªticas adecuadas. As¨ª y todo, aunque los d¨¦ficits comerciales sean una causa claramente secundaria del descenso de la fabricaci¨®n, ?no puede Trump ayudar un poco poni¨¦ndose duro con los extranjeros? Eso nos lleva a su segunda falacia: no, las pr¨¢cticas comerciales extranjeras injustas no causan los d¨¦ficits.
El hecho es que, aunque los aranceles pueden afectar al comercio en sectores concretos, el balance comercial general refleja sobre todo los tipos de cambio, los cuales, a su vez, derivan principalmente de los flujos de capital: el d¨®lar es fuerte porque los extranjeros quieren comprar activos estadounidenses. Y las pol¨ªticas de Trump ¡ªrecortes fiscales para las multinacionales, grandes d¨¦ficits que impulsan al alza los tipos de inter¨¦s¡ª est¨¢n haciendo que el d¨®lar sea a¨²n m¨¢s fuerte. Por ¨²ltimo, la furiosa reacci¨®n de Trump ante los cierres de f¨¢bricas de coches nos recuerda su tercera gran equivocaci¨®n pol¨ªtica: cree que se puede dirigir la econom¨ªa gritando a la gente.
?Por qu¨¦ est¨¢ equivocado? No es solo que las empresas hayan aprendido a no tener en cuenta sus amenazas. Lo m¨¢s importante es que la econom¨ªa es demasiado grande para hacer pol¨ªtica se?alando a empresas individuales y despotricando. ?Hasta qu¨¦ punto es grande? Cada mes se pone en la calle a alrededor de 1,7 millones de trabajadores. As¨ª que ni siquiera un presidente que pasase menos tiempo jugando al golf podr¨ªa amenazar a suficientes empresarios como para tener una incidencia significativa en el mercado laboral. O, por decirlo de otra forma, dirigir EE UU no es como dirigir una empresa familiar. Se tiene que hacer fijando unas pol¨ªticas generales y ci?¨¦ndose a ellas, y no intimidando a algunas personas cuando aparece un titular negativo. Por eso la promesa de Trump de recuperar la fabricaci¨®n estaba condenada al fracaso.
?Por qu¨¦ la hizo en un principio? Por si sirve de algo, sospecho que en este caso Trump realmente no intentaba enga?ar a los votantes. Yo creo que cre¨ªa sinceramente que pod¨ªa hacer que la fabricaci¨®n industrial, la miner¨ªa del carb¨®n y dem¨¢s se recuperasen espectacularmente, y que otros fracasaron solo porque no fueron lo bastante duros. Puede que se pregunten de d¨®nde sacaba esa confianza, teniendo en cuenta lo poco que sabe sobre econom¨ªa. La respuesta, probablemente, es el efecto Dunning-Kruger: las personas ineptas conf¨ªan a menudo en su capacidad, porque son demasiado ineptas para saber lo mal que lo est¨¢n haciendo. Pero la verdadera pregunta no es si Trump se dar¨¢ cuenta alguna vez de que no sabe c¨®mo ¡°hacer EE UU grande otra vez¡±. Es si sus seguidores se dar¨¢n cuenta y cu¨¢ndo. Supongo que conoceremos la respuesta en los pr¨®ximos meses.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. ? The New York Times, 2018. Traducci¨®n News Clips
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