Salario m¨ªnimo contra discriminaci¨®n femenina
Un 55% de las mujeres ten¨ªan un salario de entre cero y dos veces el salario m¨ªnimo, mientras que los hombres con estos ingresos eran el 35%
Los argumentos de las ministras Nadia de Calvi?o (Econom¨ªa) y Magdalena Valerio (Trabajo) que vinculan la subida del salario m¨ªnimo (SMI) a la lucha contra la brecha salarial de g¨¦nero significan un cambio radical en las relaciones laborales. Su propuesta nace de la constataci¨®n de que un 70% de los perceptores del salario m¨ªnimo son mujeres.
Hasta ahora los estudios sobre las subidas del salario m¨ªnimo se han centrado en sus efectos sobre el empleo. La mayor¨ªa de investigaciones consideran que los efectos de las subidas del SMI sobre el empleo no son concluyentes. Y si hay consecuencias negativas son m¨ªnimas. En estos trabajos s¨®lo se tomaban en consideraci¨®n dos variables: la cuant¨ªa del salario m¨ªnimo y el volumen de empleo.
La introducci¨®n de un tercer factor, la brecha salarial, supone incorporar en el an¨¢lisis econ¨®mico la necesidad de eliminar la desigualdad salarial entre hombres y mujeres. Esta perspectiva de la econom¨ªa feminista es necesaria si se quiere reducir esta injustificable desigualdad social.
La propuesta es pertinente porque en nuestro pa¨ªs la brecha salarial de g¨¦nero crece. El salario medio anual de las mujeres fue de 20.131 euros anuales en 2016, un 77,6% del de los hombres. Es decir, las mujeres cobraron un 22,4 % menos que los hombres, seg¨²n la Encuesta Anual de Estructura Salarial de aquel a?o, ¨²ltima disponible. En 2008, la brecha salarial era menor al percibir las mujeres un salario equivalente al 78,1% del de los hombres.
El segmento de la poblaci¨®n que percibe los salarios m¨¢s bajos est¨¢ cada vez m¨¢s ocupado por mujeres. En 2016, un 55% de las mujeres ten¨ªan un salario de entre cero y dos veces el salario m¨ªnimo, mientras que los hombres con estos ingresos eran el 35%. En 2008, el porcentaje de mujeres con salarios bajos era del 43% y entre los hombres el 35%.
La discriminaci¨®n salarial tiene hondas ra¨ªces. Como se?ala la historiadora Joan W. Scott en La mujer trabajadora en el siglo XIX, ¡°la introducci¨®n de las mujeres significaba que los empleadores hab¨ªan decidido ahorrar costes en la fuerza de trabajo¡±.
La profesora Mertxe Larra?aga en el libro Con voz propia, coordinado por la profesora Cristina Carrasco, se?ala que adem¨¢s de la discriminaci¨®n salarial las mujeres soportan otro tipo de segregaci¨®n como la precariedad laboral. En 2018 ten¨ªan empleo a tiempo parcial el 22,7% de las mujeres y el 6,5% de los hombres. Larra?aga se?ala que ¡°el empleo parcial es fundamentalmente un asunto de mujeres, tal vez porque se ha considerado que son empleos que permiten la conciliaci¨®n de la vida laboral y familiar¡±. Argumento que la propia autora refuta.
La ministra de Hacienda, Mar¨ªa Jes¨²s Montero, considera aumentar el SMI hasta 1.000 euros en 2020. La introducci¨®n de esta tercera variable no ha hecho m¨¢s que empezar y ha descolocado a los cr¨ªticos de la subida del SMI, que por ahora guardan silencio. Las cuentas en la econom¨ªa capitalista son m¨¢s f¨¢ciles de cuadrar si hay una parte explotada que no se tiene en cuenta.
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