Mot¨ªn vecinal contra la especulaci¨®n en la avenida de Karl Marx
Cientos de inquilinos de Berl¨ªn logran que la ciudad se comprometa a comprar sus pisos para frenar la subida de precios
En la esquina de la avenida Karl Marx con la de la Comuna de Par¨ªs hay una palabra que se repite con insistente frecuencia: renacionalizaci¨®n. Esto no es 1968, ni la enso?aci¨®n de ning¨²n r¨¦gimen totalitario. Esto es Berl¨ªn, la capital de la gran econom¨ªa europea, en la que cientos de vecinos batallan contra la especulaci¨®n inmobiliaria que podr¨ªa acabar ech¨¢ndoles de sus casas.
En una cafeter¨ªa en los bajos de este templo del clasicismo socialista, Norbert Bogedein saca un mapa con los bloques en disputa, marcados en distintos colores, y explica el proceso con minuciosidad notarial. Bogedein es un antiguo vendedor de seguros jubilado que ahora ejerce de presidente de la asociaci¨®n de vecinos que ha puesto en jaque a Deutsche Wohnen, una gran empresa inmobiliaria propietaria de 163.100 viviendas.
Los inquilinos de unos 700 apartamentos de la emblem¨¢tica Karl-Marx-Allee se han propuesto evitar que sus apartamentos pasen a manos de la gran inmobiliaria y su alquiler se dispare. Su presi¨®n ha surtido efecto y la ciudad-Estado de Berl¨ªn ha aceptado comprar los apartamentos para evitar una nueva transacci¨®n especulativa, en una ciudad que padece como pocas una vertiginosa subida del precio de la vivienda. ¡°Queremos mantener la proporci¨®n de vivienda p¨²blica para poder tener un impacto en el precio de los alquileres. No queremos ser como Londres, donde la gente con un sueldo normal no puede pagar un piso¡±, explica a este diario Matthias Kollatz-Ahnen, ministro regional de Finanzas del Gobierno de Berl¨ªn. La consultora Knight Frank situ¨® el a?o pasado a Berl¨ªn como la ciudad en la que m¨¢s hab¨ªa subido el precio de la vivienda.
La compraventa, todav¨ªa en suspenso en los tribunales, es el resultado de una imaginativa y alambicada operaci¨®n legal. La batalla jur¨ªdica de un caso ¨²nico como el de la Karl-Marx-Allee encierra, sin embargo, un dilema pol¨ªtico de gran envergadura: c¨®mo se organizan los centros de las grandes ciudades y qui¨¦n puede permitirse vivir en ellos. Y sobre todo, qu¨¦ papel deben jugar las autoridades en todo esto.
Bogedein, el jubilado convertido en activista, cuenta que fue el oto?o del a?o pasado, cuando empezaron a correr los rumores desatados por los rellanos de la gran avenida de que la empresa propietaria quer¨ªa vender a Deutsche Wohnen. ¡°Los inquilinos r¨¢pidamente se dieron cuenta de que esto era importante, que hab¨ªa que hacer algo¡±. Lo que fuera para evitar que sus casas acabaran en manos de una empresa con fama en Berl¨ªn de exprimir a sus inquilinos.
Lanzaron una campa?a de peticiones masiva con la que inundaron a pol¨ªticos locales, para que nadie pudiera esgrimir que no sab¨ªan nada. Organizaron grupos de trabajo ¨Cjurista, carteler¨ªa, redes sociales, relaciones con los pol¨ªticos, recopiladores de ideas¡¨C. De los edificios colgaron grandes pancartas en contra de la venta. En cada bloque lograron reclutar a entre 20 y 30 activistas. De todas las edades y de todos los colores pol¨ªticos, pero con un inter¨¦s com¨²n.
Los inquilinos y las autoridades llegaron a la conclusi¨®n de que, al menos, en dos de los bloques pod¨ªan ejercer el derecho de adquisici¨®n preferente que contempla la ley de arrendamientos que a principios de los noventa regul¨® la salida al mercado de viviendas p¨²blicas. Aprovecharon el texto para dise?ar una pirueta legal. ¡°Con la ayuda de los pol¨ªticos y de un 50% de los inquilinos ¨C316 viviendas ¨C, decidimos comprar los apartamentos y acto seguido vend¨¦rselos a una empresa municipal de vivienda¡±, explica Bogedein.
Kollatz-Ahnen, el senador de Finanzas, detalla que han llevado a los tribunales la transacci¨®n para que les ratifique que el derecho hist¨®rico de adquisici¨®n preferente no se respet¨® y que invalide la compra de Deutsche Wohnen, ahora en suspenso. Pero asegura tambi¨¦n que en cualquier caso, otro de los bloques de apartamentos goza de una protecci¨®n municipal que les permitir¨ªa la compra. Dice, adem¨¢s, que este caso es especial porque se trata de edificios emblem¨¢ticos. Forman una impresionante hilera en la antigua Stalinallee, en el coraz¨®n de Berl¨ªn; un ejemplo ¨²nico de la arquitectura rusa de Berl¨ªn del Este.
¡°Entendemos que Deutsche Wohnen es una empresa que cotiza y que tiene que ofrecer beneficios a sus accionistas. Pero nosotros queremos que sean viviendas accesibles. No queremos que solo los ricos puedan vivir en ellas¡±, asegura en la cafeter¨ªa Bogedein, de 67 a?os e inquilino en la Karl-Marx-Allee desde 1996. Explica que ahora pagan entre 5,6 y 14 euros por metro cuadrado por los pisos. ¡°Hace tiempo que en Berl¨ªn los pol¨ªticos son conscientes de que hay que estabilizar el precio del mercado inmobiliario y de que no basta con construir viviendas asequibles¡±, piensa Bogedein, ¡°Es un momento pol¨ªtico muy importante. Los grandes partidos pierden votos y dicen que quieren escuchar a la gente y nosotros hemos hecho el suficiente ruido como para que no nos puedan obviar¡±, a?ade.
A mediados de enero, Michael M¨¹ller, el alcalde de la ciudad-Estado de Berl¨ªn gobernada por los socialdem¨®cratas, Verdes y La Izquierda, confirm¨® en conferencia de prensa que pensaban seguir adelante con los planes de renacionalizaci¨®n. ¡°Esta es un gran ¨¢rea de apartamentos de la que nos gustar¨ªa ser de nuevo propietarios¡±. En el departamento de Desarrollo urbano y vivienda de Berl¨ªn explican que en la Karl-Marx-Allee, m¨¢s de 700 apartamentos fueron privatizados en los a?os noventa. ¡°Berl¨ªn vendi¨® viviendas de propiedad municipal a empresas privadas. Ahora sabemos que fue un error¡±, sostiene una portavoz en un correo electr¨®nico. ¡°Por eso, Berl¨ªn ahora trata de ampliar su parque de viviendas y de recomunalizar donde sea posible¡±, a?ade.
Preguntada Deutsche Wohnen, la empresa compradora, remite a sendos comunicados en los que se asegura que est¨¢n abiertos al di¨¢logo con las autoridades y que garantizan a los inquilinos que mantendr¨¢n sus condiciones. En uno de los comunicados, sin embargo, Michael Zahn, el presidente de la compa?¨ªa, deja entrever las tensiones que ha desatado el proceso. ¡°Es una l¨¢stima que los pol¨ªticos de Berl¨ªn no hayan respondido a nuestra oferta para conversar y calmar la situaci¨®n en la Karl-Marx-Allee. La acci¨®n legal aparentemente solo sirve para ganar tiempo¡±.
Reiner Wild, presidente de la poderosa Asociaci¨®n de inquilinos de Berl¨ªn, con 170.000 socios en la ciudad, sostiene sin embargo que Deutsche Wohnen no respeta las medidas contra la subida de alquileres y son famosos por no reparar las aver¨ªas en sus pisos. ¡°Tenemos muchos problemas por ejemplo con las calefacciones¡±, asegura. El gran problema de fondo, sostiene, es que Berl¨ªn no deja de atraer gente de todo el mundo, mientras los precios siguen subiendo. ¡°Muchos propietarios no respetan el freno del alquiler ¡ªno pueden subir m¨¢s de un 10% de la renta media de la zona¡ª , pero los inquilinos no tienen seguro legal y les da miedo perder en un juicio¡±.
Mientras, los inquilinos de la Karl-Marx-Allee siguen inform¨¢ndose y prepar¨¢ndose ante los posibles escenarios. Los mi¨¦rcoles, por la noche, se reunieron convocados por la asociaci¨®n de Wild, que les asesora en el proceso. M¨¢s de un centenar de personas de todas las edades escuchaban con atenci¨®n y tratan de digerir la mara?a legal que les exponen, conscientes de que es un trago necesario para preservar el futuro de sus apartamentos y en parte tambi¨¦n, el de su ciudad.
El im¨¢n berlin¨¦s
Berl¨ªn es un im¨¢n que atrae a ciudadanos de todo el mundo, lo que obliga a las autoridades a hacer frente a una demograf¨ªa que crece en paralelo al inter¨¦s de los inversores privados. Para tratar de controlar el proceso y ¡°tener un impacto en el precio de los alquileres¡±, la ciudad-Estado se ha propuesto proporcionar 10.000 viviendas nuevas al a?o, seg¨²n detalla Matthias Kollatz-Ahnen, ministro de Finanzas regional del Gobierno de Berl¨ªn, quien reconoce que en el pasado no han sido capaces de alcanzar ese objetivo.
¡°La mayor prioridad es una ciudad que est¨¢ creciendo es mantener la proporci¨®n de vivienda p¨²blica¡±, explica por tel¨¦fono Kollatz-Ahnen. El objetivo es construir 6.000 nuevas viviendas y adquirir otros 4.000 pisos, parte de los cuales fueron en su d¨ªa de propiedad municipal. En ese grupo entrar¨ªa el caso de la Karl-Marx-Allee.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.