Apuntalar la econom¨ªa
Pisamos un terreno en el que lo que llamamos Estado de bienestar ha intentado madurar sin la necesaria solidez
A la pol¨ªtica econ¨®mica espa?ola quiz¨¢s le ha faltado bastante sinceridad desde hace a?os. Honestidad para librarse de la propiedad intelectual o temporal de las ideas y reconocer los puntos de encuentro. Es dif¨ªcil identificar pol¨ªticas de izquierdas y derechas cuando la realidad nos ha vinculado, desde la transici¨®n, a un entorno de responsabilidad fiscal y apertura europea en el que no se pueden etiquetar ideol¨®gicamente determinadas propuestas. Pisamos un terreno en el que lo que llamamos Estado de bienestar ha intentado madurar sin la necesaria solidez.
Cada vez que se acerca una cita electoral, cada vez que son precisos acuerdos para sumar mayor¨ªas de gobierno (o de censura), aparecen conjuntos de intersecci¨®n en las propuestas econ¨®micas de partidos de casi todo el espectro pol¨ªtico. Resulta incluso ilusionante comprobar que tocan aspectos estructurales que hacen mucha falta en este pa¨ªs, desde el tratamiento de la corrupci¨®n hasta la reforma educativa o la sostenibilidad de las pensiones. Cuando llega el momento de pasar a la acci¨®n, sin embargo, los conjuntos se alejan y desaparece el espacio com¨²n para entregarse a una doble misi¨®n destructiva. Por un lado, renegar de las ideas comunes para apropi¨¢rselas de forma individual, casi siempre sin mayor¨ªa suficiente para implementarlas. Por otro lado, aceptar visiones m¨¢s populistas con los brazos abiertos, dejando de lado la necesaria reforma de largo plazo en pos de un r¨¦dito electoral de corto plazo. Los ¨²ltimos acuerdos para vincular pensiones al IPC son el ejemplo m¨¢s claro.
Hoy se debaten los presupuestos en el Parlamento. Una vez m¨¢s pero ahora suena a definitiva. Si no se aprueban, se esperan acontecimientos de naturaleza pol¨ªtica de calado. Lo que le falta a este pa¨ªs es apuntalar la econom¨ªa en un momento en el que la desaceleraci¨®n econ¨®mica europea e internacional aprieta. Curiosamente, ahora que es posible que a la legislatura le puede quedar poco tiempo para emprender grandes reformas, se presenta una nueva agenda reformista. Es, sin duda, un punto de referencia que los ciudadanos no deber¨ªan perder de vista. La Agenda del Cambio presentada por la Ministra de Econom¨ªa introduce propuestas estructurales tanto o m¨¢s importantes que las que se debaten en torno a los Presupuestos del Estado. Pero no es esa Agenda la que parece concentrar la batalla pol¨ªtica y el escenario medi¨¢tico, por lo que lamentablemente podr¨ªa terminar diluy¨¦ndose. Dejando al margen aspectos formales (importantes pero salvables), medidas como la "mochila austriaca" o reformas en materia de ciencia, investigaci¨®n o energ¨ªa tienen mucho que ver con propuestas y programas electorales anteriores de otros ejecutivos con distintos signos pol¨ªticos. Si hubiera la suficiente madurez pol¨ªtica se encontrar¨ªan muchas posibilidades de avanzar. Sin embargo, el populismo parece un virus demasiado contagioso. Y con frecuencia acaban tom¨¢ndose medidas completamente contrarias a la l¨®gica anteriormente planteada.
No parece existir un ambiente de solidez institucional y territorial que propicie mirar a lo estructural. La ¨²ltima vez que se abordaron reformas profundas en Espa?a, fue obligados por la UE ante la crisis. Sin puntales, el pr¨®ximo vaiv¨¦n puede llevarse demasiados cimientos de la econom¨ªa espa?ola por delante.
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