EE UU: ?Evitar¨¢ o provocar¨¢ una recesi¨®n?
Espa?a vuelve a ser la excepci¨®n; aunque se sumar¨¢ a la desaceleraci¨®n crecer¨¢ m¨¢s que los grandes de la UE
La econom¨ªa global agota su ciclo desaceler¨¢ndose tras haber alcanzado la cota mayor de su tasa de crecimiento durante el 2018, hasta aproximarse a los valores actuales que est¨¢n en l¨ªnea con su crecimiento tendencial. En este nuevo contexto, destaca el papel protagonista de la econom¨ªa de Estados Unidos, por su visibilidad internacional, las implicaciones de su pol¨ªtica comercial, el agotamiento del efecto de los est¨ªmulos fiscales sobre su nivel de actividad, y por la normalizaci¨®n de su pol¨ªtica monetaria y su efecto en los mercados financieros. As¨ª que, como nunca, la econom¨ªa estadounidense desempe?a un papel central en cualquier escenario sobre el desarrollo futuro de la econom¨ªa del mundo.
En general, es previsible que 2019 sea un a?o con un crecimiento menos intenso tanto en actividad econ¨®mica como en precios, asincr¨®nico en su momento c¨ªclico y con condiciones financieras asim¨¦tricas entre las diferentes econom¨ªas. Asimismo, a pesar de que hay indicios de desajustes en los balances de ciertos agentes econ¨®micos, ninguno supone un riesgo que transforme esta visi¨®n global gradualista en un escenario de correcci¨®n abrupta. De esta forma, lo que es posible anticipar es un cambio de ciclo ordenado y no una severa crisis global.
El crecimiento global podr¨ªa situarse en torno al 3,3% en 2019. De una parte, los mercados desarrollados tendr¨¢n menores vientos de cola y crecer¨¢n por debajo del 2%, apoyados por la demanda dom¨¦stica, las ganancias en riqueza financiera y real, y por la persistente laxitud en las condiciones financieras de las que, por el momento, disfrutan. De otra, los mercados emergentes crecer¨¢n en el entorno del 5%, en general gracias a menores vientos de cara, con una previsible mejora en el sesgo de las condiciones financieras globales (atribuible al final del ciclo alcista de tipos de inter¨¦s que se gener¨® en respuesta a la normalizaci¨®n de la Reserva Federal, Fed), y a la relajaci¨®n en el ritmo de depreciaci¨®n de sus monedas.
Espa?a vuelve a ser la excepci¨®n por tercer a?o consecutivo. Aunque se sumar¨¢ a la desaceleraci¨®n, crecer¨¢ m¨¢s que cualquier otra econom¨ªa grande de la UE, apoyada en la demanda dom¨¦stica y una menor sensibilidad relativa a las tensiones comerciales globales. La actividad se traducir¨¢ en nuevas ganancias de empleo aunque estas ser¨¢n menores, dado que la tasa de paro se ubica ya por debajo de su nivel estructural.
Tanto los pa¨ªses desarrollados como los emergentes han llegado hasta la situaci¨®n actual sustentados en pol¨ªticas proc¨ªclicas generadoras de desequilibrios que, de no ser administradas, podr¨ªan llegar a originar un evento recesivo global, aunque este no es, en este momento, el escenario base.
La pol¨ªtica monetaria global viene delineada tambi¨¦n por la asimetr¨ªa. Destaca el sesgo hacia la neutralidad de la Reserva Federal, frente a la laxitud continuada del Banco de Jap¨®n y, en menor medida, del BCE. Y todo ello, ante la expectativa de alivio en los mercados emergentes tras el endurecimiento de su postura monetaria en 2018 como respuesta a la actuaci¨®n de la Reserva Federal. As¨ª, las divergencias en la pol¨ªtica monetaria entre Estados Unidos y el resto de mercados desarrollados se traducir¨¢n en el mantenimiento de un d¨®lar relativamente apreciado, especialmente frente al euro y al yen, y en una posici¨®n a¨²n depreciada de las monedas emergentes.
No ser¨ªa descartable que tanto la eurozona como Estados Unidos suavizasen la senda de normalizaci¨®n monetaria para acomodar un menor dinamismo en la actividad y la recurrencia de riesgos globales, lo que podr¨ªa traducirse en subidas de tipos de inter¨¦s menos agresivas por parte de la Fed, nuevos retrasos en la primera subida del tipo en la eurozona y, en ambos casos, en una eventual desaceleraci¨®n en la senda de normalizaci¨®n de sus balances. De materializarse esta postura, sin embargo, podr¨ªa suponer la p¨¦rdida de la oportunidad para revertir la prociclicidad que se ha venido presentando en los ¨²ltimos a?os. Estados Unidos ha postergado el cambio de ciclo sobre la base de generosos impulsos fiscales, pese a la situaci¨®n de sus cuentas p¨²blicas, que se suman a un contexto de laxitud/neutralidad monetaria en un entorno de pleno empleo y brecha de producto positiva, lo que ha creado desequilibrios que han permeado tanto en la econom¨ªa estadounidense como en la de terceros pa¨ªses. La reversi¨®n abrupta de esta podr¨ªa, en el extremo y a¨²n con baja probabilidad, traducir el escenario central en uno de riesgo. La coordinaci¨®n de las pol¨ªticas fiscal y monetaria ser¨¢ el factor clave en la concreci¨®n de esos escenarios.
Gonzalo de Cadenas es director de an¨¢lisis macroecon¨®mico y financiero del servicio de estudios de Mapfre.
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