Vencedores y vencidos del 28-A: una cuesti¨®n de expectativas
Una irrupci¨®n demasiado t¨ªmida de Vox, una victoria por la m¨ªnima del PSOE o un descenso menor del esperado en Podemos podr¨ªan cambiar radicalmente la percepci¨®n de los resultados electorales
Durante los periodos de transici¨®n entre elecciones se produce una gran variaci¨®n en los resultados que las diferentes encuestadoras otorgan a los partidos. A medida que se acercan los comicios, los pron¨®sticos tienden a converger en horquillas de resultados muy peque?as. Es lo que tiene dedicarse a predecir resultados electorales: m¨¢s pronto que tarde se celebran los comicios y se puede contrastar la validez de la predicci¨®n. Ninguna empresa demosc¨®pica quiere errar en su pron¨®stico, de ello depende en buena medida la fiabilidad que le van a otorgar sus clientes en el futuro.
La tarea se antoja muy complicada en el escenario multipartidista en el que nos encontramos. El sistema electoral, la participaci¨®n, los transvases de voto, la indecisi¨®n y la alta volatilidad son algunos elementos que distorsionan cualquier porcentaje de voto que se pueda publicar. Por no hablar de las sumas entre los bloques o las estimaciones de esca?os.
Sin embargo, la tendencia que van dibujando los sondeos tiene un efecto determinante en la competici¨®n partidista. Las encuestas producen una suerte de sentido com¨²n general de lo que cabe esperar en los medios de comunicaci¨®n, la opini¨®n p¨²blica y los propios pol¨ªticos. Cuando se distinguen algunos consensos transversales entre el ruido generado por la acumulaci¨®n de pron¨®sticos, los actores los aceptan y en ese momento podemos hablar de unas expectativas s¨®lidas y ampliamente aceptadas.
Sobre estas expectativas se elaboran an¨¢lisis, se dise?an campa?as o se toma la propia decisi¨®n electoral. Sin embargo, su efecto m¨¢s determinante tiene que ver con marcar el umbral de lo que ser¨¢ considerado una derrota o una victoria electoral. En el pasado m¨¢s inmediato encontramos ejemplos muy representativos de este efecto.
Ciudadanos irrumpi¨® en el Congreso de los Diputados en 2015 con m¨¢s de 3 millones y medio de votos y 40 esca?os. El resultado que obtuvieron los de Rivera, no obstante, dist¨® mucho de ser interpretado como un ¨¦xito hist¨®rico como consecuencia de las expectativas previas. Las encuestas le otorgaban entre 52 y 72 esca?os en los d¨ªas anteriores. Un ejemplo m¨¢s doloroso para sus protagonistas fue el ¡®sorpasso¡¯ fallido de Unidos Podemos al PSOE en las generales de 2016.
Tambi¨¦n encontramos el efecto de las expectativas en las elecciones catalanas con Esquerra Republicana y Ciudadanos, cuando se precipit¨® un desenlace amargo para los primeros y euf¨®rico para los segundos. Por no hablar del desplome con final feliz del PP y la victoria devastadora del PSOE en la ¨²ltima cita con las urnas en Andaluc¨ªa. No hay duda de que, en todos estos ejemplos, las expectativas no solo se tuvieron en cuenta, si no que en gran medida determinaban el relato final de lo que supon¨ªan los resultados.
PSOE y Vox podr¨ªan salir muy perjudicados en t¨¦rminos de interpretaci¨®n de los resultados si se produce un vuelco electoral
Teniendo en cuenta los escasos m¨¢rgenes que parece que van a determinar la formaci¨®n de mayor¨ªas en las pr¨®ximas elecciones, probablemente se vuelva a producir la evaluaci¨®n de resultados en base a las expectativas previas. Los resultados no podemos saberlos, pero vamos conociendo la otra parte de la ecuaci¨®n. Los consensos a los que empiezan a llegar las diferentes encuestas van enfocando una imagen cada vez m¨¢s n¨ªtida. Nadie niega ya que Vox vaya a irrumpir con fuerza en el Congreso, y pocos son los que no conf¨ªan en una victoria de los socialistas o en un retroceso importante de Unidos Podemos.
Ser¨¢ muy dif¨ªcil para estos partidos hacer un balance del resultado la noche del 28-A sin tener en cuenta lo que se esperaba de ellos. Esto tiene sus ventajas y sus inconvenientes, dependiendo de la expectativa a la que se tenga que rendir cuentas. Habr¨¢ que ver si se cumplen los pron¨®sticos o m¨¢s bien en qu¨¦ medida no se cumplen.
El PSOE y Vox podr¨ªan salir muy perjudicados en t¨¦rminos de interpretaci¨®n de los resultados si se produce un vuelco electoral. Ambas formaciones no paran de crecer en los sondeos y, si esto no se traduce en un desenlace electoral favorable, podr¨ªan tener problemas. Un 27% del voto para el PSOE y un 5% para Vox seguramente ser¨ªa interpretado como un resultado poco celebrable para ambos.
Sin embargo, estar¨ªan cinco puntos por encima de lo que obtuvieron en 2016. El efecto contrario podr¨ªa producirse en Podemos. Los de Iglesias lo tienen relativamente f¨¢cil para salvar los muebles si al final no se produce un descenso tan sangrante como el que le auguran las encuestas.
Seguramente las expectativas generadas constituyan el efecto m¨¢s involuntario y colateral que produzcan los sondeos. No parece tampoco que los partidos las tengan demasiado en cuenta de cara a la narrativa postelectoral. Sin embargo, en estos tiempos l¨ªquidos tambi¨¦n en lo pol¨ªtico, los efectos como este consiguen permear en la impredecible competici¨®n electoral. El 28 de abril nos dispondremos de nuevo a mirar a los resultados con la miop¨ªa de las expectativas m¨¢s recientemente formadas.
* Gonzalo Velasco Monasterio es analista pol¨ªtico de la Fundaci¨®n Alternativas
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