El refer¨¦ndum que antes de nacer ya agita el debate del alquiler en Berl¨ªn
Una campa?a a favor de la expropiaci¨®n de viviendas desata un intenso debate pol¨ªtico en Alemania
Rouzbeh Taheri llega tarde a la cita en el S¨¹dblock, uno de los lugares para ver y dejarse ver del mundillo alternativo berlin¨¦s. Viene de explicarle a unos pol¨ªticos llegados de la otra punta del pa¨ªs c¨®mo marcha la campa?a en contra de la subida de los alquileres y a favor de la expropiaci¨®n, que ha logrado poner patas arriba la pol¨ªtica alemana. ¡°No nos esper¨¢bamos que nuestra lucha en Berl¨ªn acabara convertida en un debate nacional¡±, reconoce Taheri, cabeza visible de la iniciativa.
Bajo el lema ¡°La locura de los alquileres¡±, una multitudinaria manifestaci¨®n marc¨® a principios de abril el pistoletazo de salida de la recogida de miles de firmas, con la que los activistas aspiran a conseguir que se organice un refer¨¦ndum en el que se vote su propuesta: que se expropien viviendas a empresas que posean m¨¢s de 3.000 pisos en Berl¨ªn. Desde entonces, uno por uno los partidos pol¨ªticos se han visto obligados a pronunciarse a favor o en contra del refer¨¦ndum y a debatir sobre los estragos de la especulaci¨®n.
Es evidente que la iniciativa ha tocado nervio porque hay un mar de fondo muy grueso. Berl¨ªn fue durante d¨¦cadas una ciudad asequible, pero ya no. La capital alemana, a tiro de vuelo de bajo coste, est¨¢ de moda y se ha llenado de turistas, desempleados del sur de Europa, refugiados y tambi¨¦n de inversores que compran al olor de un mercado inmobiliario que bulle, que intuyen que solo podr¨ªa experimentar un empuje hacia arriba. Una demanda desorbitada y una oferta incapaz de seguirle el paso ha hecho que Berl¨ªn se haya vuelto irreconocible, seg¨²n repiten los viejos del lugar. Lamentan que la capital pierda, a pasos agigantados, su identidad de ciudad ¡°pobre pero sexi¡±, en palabras de un conocido exalcalde.
Activistas y pol¨ªticos coinciden en que el reto ahora es frenar una escala de precios que parece no tener fin. Los precios se han duplicado en diez a?os, seg¨²n los c¨¢lculos de los especialistas. El precio de venta creci¨® en 2017 un 20,5% m¨¢s que en ninguna otra ciudad, seg¨²n los datos de Knight Frank. ¡°Queremos evitar que esto acabe siendo una ciudad como Londres, en la que una persona con un sueldo normal no pueda pagar un piso¡±, explicaba recientemente a este diario Matthias Kollatz-Ahnen, ministro regional de Finanzas de la ciudad-estado de Berl¨ªn y para quien la prioridad pasa por la construcci¨®n de viviendas sociales. El objetivo, dice, es contar con 10.000 nuevas unidades al a?o.
¡°El problema es que viene gente de todo el mundo, [unas 40.000 personas nuevas cada a?o]. La demanda es muy alta y muchos propietarios no respetan el freno del alquiler, que fija un tope, pero que no acaba de surtir efecto¡±, explica Reiner Wild, presidente de la poderosa Asociaci¨®n de Inquilinos de Berl¨ªn, con 170.000 socios en la ciudad. Wild calcula que desde principios de los a?os noventa, unos 200.000 pisos de propiedad p¨²blica han sido vendidos a entidades privadas.
El propio Taheri, que esta semana ha desfilado por los plat¨®s de mayor audiencia, tom¨® conciencia de la gravedad de la situaci¨®n hace siete a?os, cuando le subieron el alquiler de 500 a 590 euros debido a una ¡°modernizaci¨®n energ¨¦tica¡±. Es decir, una supuesta mejora y una de las v¨ªas utilizadas por los propietarios para subir el precio y sortear las normas con las que tratan de acotar la subida. ¡°Se trata de devolver las viviendas a la gente¡±, defiende.
La campa?a para pedir las expropiaciones tiene su soporte legal en el art¨ªculo 15 de la Constituci¨®n alemana que dice que ¡°con fines de socializaci¨®n, el suelo, los recursos naturales y los medios de producci¨®n pueden ser situados bajo un r¨¦gimen de propiedad colectiva (...) por una ley que fije el modo y el monto de la indemnizaci¨®n¡±.
La iniciativa ciudadana camina sola a estas alturas. Cada barrio tiene su estructura descentralizada y organiza eventos y recoge firmas en la calle, en panader¨ªas, asociaciones o en los grupos de WhatsApp de los padres del colegio.?
Tambi¨¦n el alquiler
Pero el problema no se limita a la capital. ¡°En toda Alemania hay mucha gente que tiene miedo a que le suban el alquiler y le acaben echando de su casa¡±, asegura Taheri. Junto a Berl¨ªn, M¨²nich, Hamburgo o D¨¹sseldorf son algunas de las ciudades m¨¢s afectadas por las subidas.
Frente a la ebullici¨®n ciudadana, los detractores de la revuelta argumentan que desincentivar¨ªa la inversi¨®n y que la soluci¨®n pasa por la construcci¨®n de nuevas viviendas. Creen adem¨¢s que el Gobierno de Berl¨ªn nunca podr¨ªa pagar los 36.000 millones de euros que se calcula que costar¨ªan las expropiaciones. ¡°Es evidente que hacen falta nuevos apartamentos, pero no creo que la expropiaci¨®n sea buena idea¡±, sostiene Harald Simons, de la Universidad de Leipzig y considerado el sabio inmobiliario de la capital. ¡°Las empresas de las que habla el refer¨¦ndum representan un 15% del mercado. No tienen el poder para fijar el precio de los alquileres¡±.
¡°?l piensa que la demanda ya ha empezado a bajar y que la oferta va subiendo lentamente. Explica tambi¨¦n que Berl¨ªn nunca podr¨¢ ser Londres, porque el modelo territorial es muy descentralizado y al contrario que en Reino Unido, en Alemania hay decenas de ciudades de tama?o grande y medianas que siguen siendo muy atractivas para vivir y trabajar¡±, se?ala.
Simons no cree que al final vaya a haber expropiaciones, pero s¨ª que la presi¨®n har¨¢ que se aprueben normas m¨¢s estrictas para frenar la subida de los alquileres. Pase lo que pase, ¡°el proceso acabar¨¢ en los tribunales, lo que podr¨ªa dilatar todo durante a?os¡±, vaticina este economista.
El debate ha irrumpido en la agenda pol¨ªtica nacional. La propia canciller, Angela Merkel, se ha pronunciado ante el Parlamento para advertir que ¡°expropiar no es el camino correcto¡±. Los socialdem¨®cratas, socios de los conservadores en la gran coalici¨®n de Gobierno, son tambi¨¦n contrarios a la expropiaci¨®n. Defienden la construcci¨®n de nuevas viviendas y congelar los alquileres. Se desmarc¨® de la oposici¨®n frontal a la expropiaci¨®n Robert Habeck, col¨ªder de Los Verdes, quien no cerr¨® la puerta en casos excepcionales, lo que despert¨® la ira de los conservadores, que dicen que es raz¨®n suficiente para descartar una posible alianza pol¨ªtica en el futuro. Die Linke, el partido de la izquierda, es el ¨²nico que apoya oficialmente una iniciativa que apenas ha echado a andar.
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