Dos sindicatos y 1.200 irreductibles que han puesto patas arriba todo Portugal
600 enfermeros y 600 camioneros de transportistas de combustible han obligado al Gobierno a intervenir dos veces en dos meses para evitar el colapso de servicios b¨¢sicos
Hace dos a?os no exist¨ªan. Los portugueses desayunaban en paz con la programaci¨®n de huelgas en la mano. Un d¨ªa no funcionaba el metro, el otro el ni?o no iba a la escuela y otro cerraban los juzgados. A veces coincid¨ªan todas, pero ni los ciudadanos ni los gobernantes se alteraban. Sin embargo, en lo que va de 2019, por dos veces el Ejecutivo ha tenido que recurrir a una ley excepcional para evitar el colapso. En febrero, los causantes fueron 600 enfermeros de quir¨®fano. Este mes de abril, 600 camioneros de combustibles, que pusieron el pa¨ªs patas arriba hasta este jueves, cuando se desconvoc¨® la huelga.
La noche del mi¨¦rcoles al jueves era dantesca. Los portugueses se preparaban para irse de vacaciones y sus coches no ten¨ªan gasolina. ¡°Cambio apartamento en la playa por bid¨®n de gasolina¡±, escrib¨ªa con sorna un usuario de las redes sociales. El humor negro es muy portugu¨¦s y muy real: el lunes, los aeropuertos se quedaron sin reservas de combustible; el martes, un millar de gasolineras cerraron; el mi¨¦rcoles, se racion¨® el combustible a 15 litros por coche. Portugal se enter¨® de que la responsabilidad es de 600 camioneros de mercanc¨ªas peligrosas de un sindicato que hasta noviembre ni siquiera exist¨ªa.?
¡°Una huelga de lun¨¢ticos¡±, dijo un portavoz de ANTRAM, la patronal de las empresas de transporte. ¡°Si no negocian con nosotros el caos va a continuar¡±, respondi¨® Pedro Henriques, vicepresidente de esos irreductibles, el sindicato SNMMP, junto a una muralla humana que cortaba el acceso al centro de distribuci¨®n de combustibles de Aveiras.
De los 800 camioneros autorizados en Portugal para transportar materias peligrosas, 600 pertenecen al min¨²sculo sindicato SNMMP. ¡°Hemos sido ignorados porque nos dec¨ªan que ¨¦ramos muy peque?os, pero como se ve marcamos la diferencia en el pa¨ªs¡±, explicaba Henriques.
¡°En tres d¨ªas el pa¨ªs se paraliz¨®, entr¨® en estado de calamidad. No era nuestra intenci¨®n¡±
Su reivindicaci¨®n es la creaci¨®n de una categor¨ªa profesional especial y una mejora salarial, de al menos, el doble del salario m¨ªnimo. Seg¨²n el sindicato, sus camioneros cobran 630 euros y el salario m¨ªnimo actual es de 600. Seg¨²n la patronal son 1.294 euros brutos, aunque incluyen horas extra. Si se cuentan ayudas de comidas y cenas en 22 d¨ªas de trabajo, el sueldo son 1.416 euros. Las dos partes acordaron este jueves seguir negociando hasta el fin de a?o y mantener la paz social.
El caos en la distribuci¨®n de combustibles continu¨® el martes y se extendi¨® por todo el pa¨ªs. Aunque era un conflicto entre particulares, seg¨²n el primer ministro Ant¨®nio Costa, el Gobierno, en reuni¨®n de Consejo de Ministros, puso en ¡°alerta energ¨¦tica¡± el pa¨ªs y ech¨® mano de la legislaci¨®n excepcional para acabar con los efectos de la huelga y as¨ª asegurar los servicios m¨ªnimos. Bomberos y fuerzas de seguridad conduc¨ªan camiones requisados y los militares de la Guardia Republicana abr¨ªan camino para llevar el combustible a hospitales, aeropuertos y otras instalaciones esenciales.
Por segunda vez en dos meses, el Gobierno ech¨® mano de un recurso extremo para abortar los efectos de una huelga; en febrero los enfermeros y, ahora, los camioneros. En ambos casos, sindicatos inexistentes antes de 2018; en ambos casos, con unos efectos alarmantes en servicios esenciales. ¡°En tres d¨ªas el pa¨ªs se paraliz¨®, entr¨® en estado de calamidad¡±, cuenta Henriques una vez firmada la paz. ¡°No era esa nuestra intenci¨®n, nos manifestamos pac¨ªficamente¡±.
Caos en cadena en los quir¨®fanos
Rebelo de Sousa: ¡°No basta negociar la garant¨ªa de servicios m¨ªnimos, es preciso comenzar a negociar la cuesti¨®n de fondo"
Luc¨ªa Leite, que a final de 2017 fund¨® el sindicato de enfermer¨ªa ASPE, tampoco quer¨ªa el colapso. Pero sus 600 afiliados, de un colectivo de 42.000 profesionales, lograron atrasar unas 10.000 operaciones con una cadena de huelgas planificada al mil¨ªmetro. Si los camioneros eligieron la Semana Santa, los enfermeros buscaron causar ¡°el mayor perjuicio institucional y el menor del paciente¡±.
Por primera vez en 43 a?os, el Gobierno recurri¨® a la ¡°requisici¨®n civil¡± en una huelga del sector con el argumento de que no se hab¨ªan respetado los servicios m¨ªnimos. Tambi¨¦n la original caja de resistencia del ASPE (financiaci¨®n colaborativa an¨®nima y crowdfunding) fue prohibida por las autoridades (aunque s¨ª se permite a los partidos pol¨ªticos).
Dos intervenciones extremas del Consejo de Ministros para evitar el colapso del pa¨ªs han abierto el debate de los l¨ªmites de los derechos de huelga en un pa¨ªs donde es sagrado, y donde, por lo general, no se programan huelgas con servicios m¨ªnimos. Tan sensible cuesti¨®n la ha abierto el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa: ¡°No basta negociar la garant¨ªa de servicios m¨ªnimos, es preciso comenzar a negociar la cuesti¨®n de fondo. Los servicios m¨ªnimos no resuelven los problemas del ciudadano com¨²n¡±.
Pero a la izquierda le repugna abrir ese debate. En la ma?ana del jueves, el ministro de Infraestructuras Pedro Nuno Santos, del ala izquierda del PSP, anunci¨® el fin de la huelga de los combustibles elogiando a los 600 camioneros y su min¨²sculo sindicato SNMMP: ¡°Tuvieron un comportamiento correcto estos d¨ªas, y tambi¨¦n una importante victoria¡±.
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