A cada cual, lo suyo
Pedro Luis Uriarte, vicepresidente y consejero delegado de BBV y BBVA entre 1994 a 2001 repasa la gesti¨®n, los problemas y las traiciones que sufri¨® Emilio Ybarra
"El Banco, la Patria y mi familia. Esas son las tres referencias de mi vida". Esas fueron las palabras con las que Emilio de Ybarra se dirigi¨® al Consejo de BBV, en la sesi¨®n en la que fue nombrado Presidente, a finales de enero de 1990, tras el laudo que tuvo que dictar el Gobernador del Banco de Espa?a, Mariano Rubio, para cerrar la grave crisis que se hab¨ªa producido en aquel banco, nacido quince meses antes, por la fusi¨®n del Banco Bilbao (BB) y el Banco Vizcaya (BV), para crear el l¨ªder bancario espa?ol.
Unos meses despu¨¦s de ser nombrado Presidente, Emilio se tuvo que enfrentar a una sorprendente situaci¨®n: un consejero de origen BV le revel¨® que exist¨ªan en Jersey fondos de ese banco, a nombre de personas interpuestas, que no hab¨ªan sido comunicados a Jos¨¦ ?ngel S¨¢nchez Asia¨ªn, el m¨ªtico Presidente del BB, por parte de Pedro Toledo, Presidente BV, en el momento de la fusi¨®n. Emilio, en lugar de aprovecharse de aquella intolerable ocultaci¨®n para denunciar a todos los consejeros de origen BV y que BBV quedara en manos de los de su propio origen, pens¨® precisamente en ese "Banco" que para ¨¦l era la referencia, evit¨® un grav¨ªsimo esc¨¢ndalo y una nueva crisis en el Consejo, regulariz¨® la situaci¨®n y control¨® aquellos recursos, ahora ya puestos a nombre de BBV y situados en su patrimonio, como lo que era, un buen administrador y gestor. Y as¨ª lo hizo, hasta el a?o 2000.
Poco despu¨¦s de aquella ins¨®lita y compleja situaci¨®n lleg¨® la dura crisis de 1992. Tuvo un impacto brutal sobre los resultados de BBV, que cuatro a?os despu¨¦s de la fusi¨®n que le dio origen segu¨ªa sin remontar. Como consecuencia, en diciembre de 1993, un destacado diario nacional dedic¨® a Emilio un punzante art¨ªculo, titulado "Un perdedor", que por si hab¨ªa alguna duda iba adornado con su foto.
Todo ello y la marcha posterior de algunos significados altos directivos a distintos bancos competidores, le hizo reaccionar y, en septiembre de 1994, propuso al Consejo mi nombramiento como Consejero Delegado ¨²nico de BBV, para crear as¨ª lo que un important¨ªsimo banquero peruano calificaba hace un par de d¨ªas como "una fant¨¢stica dupla".
Tras esta decisi¨®n trascendental, aquel "perdedor" se convirti¨® en "triunfador", porque el Banco que encabezaba y que era su pasi¨®n se transform¨® radicalmente. Y como las palabras se las lleva el viento, y es cierto aquello de que "por sus obras, le conocer¨¦is", vamos con los datos. Uno de la m¨¢xima significaci¨®n, el valor de BBV en Bolsa ascendi¨® como un cohete, desde los 4.200 millones de euros que val¨ªa en aquella fecha, hasta los m¨¢s de 40.000 solo cinco a?os despu¨¦s. Sus empleados pasaron de m¨¢s de 22.000 a m¨¢s de 90.000 y el beneficio se multiplic¨® por m¨¢s de cinco veces. Como corolario de todo ello, en el a?o 2000 la revista Forbes de Estados Unidos le declar¨® "el mejor banco del mundo". Y realmente lo fue, tanto para su magn¨ªfico equipo, como espec¨ªficamente para sus accionistas, porque fue la mejor inversi¨®n mundial en el sector bancario durante cinco a?os consecutivos.
Con todo lo anterior he pretendido resumir la rica ejecutoria de Emilio de Ybarra como Presidente. Una trayectoria que, como titulaba ayer un importante diario, permite calificarlo como "el ¨²ltimo gran banquero". Realmente lo fue, pero no he visto reflejada esa justa valoraci¨®n en algunas otras de las notas necrol¨®gicas que se han publicado, lo cual representa una tremenda injusticia.
Y es que, sobre sus m¨¦ritos, sobre los del Consejo que presidi¨® y sobre los del fant¨¢stico equipo que consigui¨® aquel ¨¦xito irrepetible, se ha corrido una interesada cortina de humo que ha pretendido ocultar todo ello, a lo que se ha a?adido la apropiaci¨®n de la suculenta herencia recibida y de la autor¨ªa de grandes operaciones estrat¨¦gicas realizadas. Esas acciones de prestidigitaci¨®n han permitido ocultar las consecuencias para las cuentas de resultados posteriores de los notorios errores estrat¨¦gicos y t¨¢cticos cometidos, tras la salida de aquella dupla del banco, en diciembre de 2001, y posteriormente de todos los consejeros de origen BBV y de otros altos directivos, en circunstancias que no son las que se han explicado oficialmente, pero en las que no me voy a detener. Valga un nuevo dato como referencia: m¨¢s del 55% de los beneficios actuales de BBVA provienen de decisiones estrat¨¦gicas, de expansi¨®n y de gesti¨®n, desarrolladas antes de aquella fecha.
Banco, Patria, familia. Vamos a hablar ahora de la Patria o, mejor dicho, del se?uelo que ocultaba. Porque, con todo respeto para su figura, Emilio cometi¨® en su etapa presidencial tres errores de percepci¨®n y de valoraci¨®n. El primero no saber que el viento en la cumbre sopla muy fuerte y que, por ello, se necesita conseguir "anclajes" y no los tuvo. El segundo, que hay una realidad que est¨¢ al otro lado del espejo y que desde luego no es la que refleja Alicia en El Pa¨ªs de las Maravillas, sino el caudaloso, y a veces pestilente, r¨ªo de las ambiciones, los intereses, y, en definitiva, del poder. Y el tercero y m¨¢s grave, el de confiar en un farisaico colega que no solo le traicion¨®, no respet¨® la palabra dada, ni los pactos firmados, sino que, adem¨¢s, no contento con todo ello, hizo todos los esfuerzos del mundo en a?os posteriores, para meter a Emilio en la c¨¢rcel y acabar con todo y todos los que le hab¨ªan rodeado. Sin piedad.
Porque a Emilio, el reconocimiento en forma de Gran Cruz del M¨¦rito Civil que recibi¨® en los primeros meses de 2002, por sus relevantes servicios a la econom¨ªa patria, se le transform¨® pocas semanas despu¨¦s en las siguientes acusaciones criminales, a cual m¨¢s delirante y calumniosa: pagos a ETA, financiaci¨®n de exportaci¨®n de armas a Cuba (!), soborno a presidentes latinoamericanos, blanqueo de dinero de origen criminal, falseamiento contable, administraci¨®n desleal, apropiaci¨®n indebida, delito fiscal, y creo que me olvido de alguna de aquella delirante ristra de malintencionadas acusaciones que, para mi desgracia, compart¨ª con ¨¦l, junto con otros miembros del Consejo de origen BBV. En otras palabras, aquel exitoso banquero, salvo atracar al Banco de Inglaterra, hizo (hicimos) de todo. Incre¨ªble, ?verdad?
?Pero cu¨¢l fue el prop¨®sito ¨²ltimo de todo ello? Porque, adem¨¢s de acabar con el honor y reputaci¨®n de su persona, y de la de muchos que compartimos profesi¨®n con ¨¦l, hab¨ªa un objetivo "patrio", uno de caza mayor. Para confirmarlo, basta darse un paseo por el Bilbao de hoy, la ciudad donde naci¨®, en 1857, el banco que llevaba su nombre. En ese recorrido de menos de mil metros se puede ver que el edificio de dieciocho plantas donde estaba la sede operativa principal de BBV, y donde se encontraba el despacho del Presidente y el del Consejero Delegado en 2001 y que ha sido vendido para abrir un almac¨¦n de ropa barata y dedicar el resto de las plantas a actividades p¨²blicas. El edificio emblem¨¢tico de Gran V¨ªa 12, donde estaba la sede del Banco Bilbao desde 1957, es propiedad de una inmobiliaria.
Y para completar el cuadro, en la plaza de San Nicol¨¢s languidece el peque?o palacete decimon¨®nico donde est¨¢ situada la sede social del poderoso banco internacional BBVA, mientras se ha invertido una millonada para crear una gigantesca sede operativa, adivine usted d¨®nde.
Hace unas pocas semanas, estuve por ¨²ltima vez con Emilio de Ybarra, compartiendo mesa y mantel en el acto de proclamaci¨®n de nuevos "C¨®nsules" por la C¨¢mara de Comercio de Bilbao. Recordando el calvario que padecimos durante m¨¢s de seis a?os, junto con otros muchos inocentes, valoramos que no solo nadie nos hab¨ªa pedido perd¨®n por aquella aut¨¦ntica tropel¨ªa difamatoria, sino que no hab¨ªa habido una rectificaci¨®n, ni por supuesto se nos hab¨ªa dado una simple justificaci¨®n.
A?os y m¨¢s a?os e investigaci¨®n judicial, miles y miles de p¨¢ginas en distintos medios dedicadas al tenebroso "caso de las cuentas secretas de BBV", al final, qued¨® resumido, ocho a?os despu¨¦s, en que todos los dem¨¦ritos de Emilio de Ybarra, derivados de aquellas tremebundas acusaciones quedaron reducidos a una multa de unos pocos miles de euros, por parte del Banco de Espa?a, por no haber cumplido con alguna formalidad contable.
Pero en esa misma y ¨²ltima conversaci¨®n con quien hab¨ªa sido mi jefe, tambi¨¦n nos dimos cuenta de que quiz¨¢ la mano implacable del dios Destino est¨¢ colocando a cada uno de los actores de aquel aquelarre al que se nos someti¨®, r¨ªase usted de Juego de Tronos?o de House of Cards, en el sitio que en justicia les corresponde.
Porque el partido pol¨ªtico que estuvo detr¨¢s de aquella operaci¨®n de toma de control de un banco por medios torticeros hoy est¨¢ minimizado y vilipendiado. El ambicioso estratega que, desde la sombra, urdi¨® aquella operaci¨®n, fracasado. El juez estrella que tanto fabul¨®, estrellado. El brillante periodista que tanta le?a ech¨® a la hoguera, desplazado...
As¨ª podr¨ªa citar a otros peones m¨¢s que han ca¨ªdo, uno tras otro, a alg¨²n alfil y a una elevada torre. Faltan otros, y algunos de los colaboradores necesarios todav¨ªa disfrutando de c¨®modas poltronas y de relevantes retribuciones, pero en especial ah¨ª sigue la pieza m¨¢s importante. Hoy se la ve ya tambaleante, tras los primeros jaques, por lo que cabe deducir que por aplicaci¨®n del axioma de que "quien a hierro mata, a hierro muere", pronto caer¨¢. Es una verdadera pena, pero Emilio no podr¨¢ verlo, porque, en cierto modo, hubiera equivalido a esa necesaria reparaci¨®n que nunca ha llegado.
En el balance de la vida de Emilio de Ybarra ha habido de todo, como en la de todos nosotros. Pero desde la perspectiva de las m¨¢s de dos d¨¦cadas que compart¨ª destino profesional con ¨¦l, y con absoluta objetividad, puedo decir que pesa mucho m¨¢s lo positivo que lo negativo, los aciertos que los errores, los triunfos que los fracasos. Adem¨¢s, me parece merecido otro de los titulares publicados hoy: "Adi¨®s a Emilio Ybarra, el banquero que, adem¨¢s, era una excelente persona"
Por eso creo que Emilio, al abrir la puerta que cierran sus 82 a?os de existencia, para entrar en otra dimensi¨®n, habr¨¢ podido decir, con toda justicia, ?misi¨®n cumplida!
All¨¢ donde est¨¦s, Emilio, espero que en lo m¨¢s alto, descansa en paz. Te lo mereces.
Pedro Luis Uriarte fue vicepresidente y consejero delegado del BBV y del BBVA entre 1994 y 2001
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