Sorpresas de la econom¨ªa espa?ola

Uno de los aspectos m¨¢s comentados de las cifras revisadas de la contabilidad nacional ha sido el descubrimiento de que el consumo de los hogares estaba perdiendo dinamismo a una velocidad superior a lo que cre¨ªamos. As¨ª, en 2018 su crecimiento fue del 1,8%, el lugar del 2,3% que apuntaban los c¨¢lculos iniciales, mientras que la tasa de ahorro se elev¨® hasta el 5,9%, en lugar de descender hasta el 4,9%. En los dos primeros trimestres de este a?o el crecimiento del gasto de las familias tambi¨¦n fue inferior a lo indicado por las primeras estimaciones, y su tasa de ahorro continu¨® ascendiendo hasta el nivel m¨¢s elevado desde mediados de 2016.

Este debilitamiento comenz¨® a producirse a principios del a?o pasado, cuando el empleo aumentaba a un ritmo muy firme y el clima era a¨²n de optimismo. Por eso no encaja la interpretaci¨®n tan extendida de que los hogares han restringido el gasto ante una incertidumbre y un temor a la crisis que solo se ha manifestado a partir del verano. Lo cual no quiere decir que este efecto no pueda pesar en las decisiones de gasto a partir de ahora.

El lado positivo es que el d¨¦ficit financiero que, seg¨²n las cifras iniciales, ya comenzaban a presentar los hogares, y que podr¨ªa ser considerado como la fase inicial de la generaci¨®n de un nuevo desequilibrio, no es tal. Estos han mantenido un super¨¢vit financiero (aunque muy reducido). Es decir, el crecimiento econ¨®mico ha sido m¨¢s moderado de lo que cre¨ªamos, pero tambi¨¦n m¨¢s sano.

Hay otros dos elementos positivos a destacar en el comportamiento de la econom¨ªa espa?ola que han pasado m¨¢s desapercibidos, a pesar de que suponen ¡°rarezas¡± dif¨ªciles de explicar. El primero de ellos es la ca¨ªda de las importaciones. En los tres ¨²ltimos trimestres han registrado tasas de crecimiento interanuales negativas pese a que la demanda final ha seguido ascendiendo a un ritmo moderado. A lo largo de toda la serie hist¨®rica esto solo hab¨ªa sucedido en una ocasi¨®n, y adem¨¢s de forma puntual, no durante tres trimestres consecutivos. Como resultado, la aportaci¨®n del sector exterior al crecimiento ser¨¢ previsiblemente de 0,6 puntos porcentuales este a?o, tras dos a?os de aportaciones negativas.

No es probable que ello signifique que se ha producido un cambio repentino en la orientaci¨®n de la demanda nacional hacia bienes y servicios de producci¨®n espa?ola. Es posible que este cambio se haya producido a lo largo de los ¨²ltimos a?os, e incluso que se siga produciendo, atendiendo a la reducci¨®n de la elasticidad de las importaciones en el periodo postcrisis. Pero una transformaci¨®n estructural de estas caracter¨ªsticas no sucede de una forma tan abrupta, de un trimestre para otro, por lo que cabe suponer que tiene un importante componente transitorio, de naturaleza dif¨ªcil de determinar.

El otro comportamiento ins¨®lito es que el empleo equivalente a tiempo completo ha estado creciendo durante cinco trimestres consecutivos por encima del PIB ¡ªseis, si se repite en el tercer trimestre ¡ª. Nunca antes hab¨ªa sucedido durante un periodo de tiempo tan largo ni con un diferencial tan grande. Por supuesto, esto tambi¨¦n significa que la productividad est¨¢ decreciendo. Asimismo, en el tercer trimestre se ha seguido creando empleo a pesar de que todo apunta a que el ritmo de crecimiento del PIB ha sido inferior al 2%, lo cual no hab¨ªa ocurrido nunca. As¨ª, la afiliaci¨®n a la Seguridad Social creci¨® un 0,4%. Incluso el sector industrial cre¨® empleo pese a encontrarse en recesi¨®n. Seg¨²n la EPA, el aumento de la ocupaci¨®n fue mucho m¨¢s d¨¦bil de lo que indica la afiliaci¨®n, un 0,1%, pero si excluimos el sector agr¨ªcola, que sufri¨® una fuerte destrucci¨®n de empleo, as¨ª como el sector p¨²blico, tenemos que el empleo privado no agr¨ªcola creci¨® un 0,3% intertrimestral.

Esta resistencia del empleo en un contexto de debilidad econ¨®mica se ha convertido, por otra parte, en un rasgo muy generalizado de la evoluci¨®n econ¨®mica reciente en gran n¨²mero de pa¨ªses desarrollados. Su explicaci¨®n podr¨ªa encontrarse en factores diversos, como los cambios en la normativa laboral o la extensi¨®n de la gig-economy.

Mar¨ªa Jes¨²s Fern¨¢ndez es economista s¨¦nior de Funcas