Europa ultima un plan para dar la batalla en el negocio de los datos
El objetivo es impedir que las grandes firmas estadounidenses monopolicen el acceso y manejo de la informaci¨®n de las empresas
Los datos, el intangible por excelencia del siglo XXI, se han convertido en una de las materias primas m¨¢s disputadas a escala global y, ahora, en una de las m¨¢s reivindicadas por la Uni¨®n Europea, consciente de haberse quedado por detr¨¢s de EE UU y China en un ¨¢mbito con potencial para decantar la balanza del poder econ¨®mico global. Tras haber perdido varios trenes en la llamada cuarta revoluci¨®n industrial, Alemania y Francia quieren liderar la batalla europea por los datos. Las dos mayores potencias del continente apelan a la ¡°soberan¨ªa digital¡± para tratar de no quedarse de nuevo en el and¨¦n.
El momento de ponerse manos a la obra no podr¨ªa ser m¨¢s propicio: en pleno cambio pol¨ªtico en Bruselas, con la llegada de Ursula von der Leyen ¡ªdurante a?os delf¨ªn de Angela Merkel y figura muy cercana a la canciller alemana¡ª a la c¨²spide del Ejecutivo comunitario. La Comisi¨®n Europea prepara un plan de ataque tecnol¨®gico para el arranque del mandato. El objetivo es impedir que los monopolios en el acceso y manejo de los datos se conviertan en una barrera que impida crecer a sus empresas y depender de un socio como EE UU que, con Donald Trump en la presidencia, se ha demostrado mucho menos leal de lo que cabr¨ªa esperar en un inquilino de la Casa Blanca.
A diferencia de hace a?os, cuando la cuesti¨®n de la econom¨ªa de los datos ¡ªun ¨¢mbito en el que las firmas especializadas ingresaron 59.000 millones de euros en 2017 solo en suelo europeo¡ª flotaba en el ambiente comunitario como una tarea m¨¢s en la larga lista de pendientes, ahora la prioridad es clara. La responsabilidad de ejecutarla recaer¨¢ sobre Margrethe Vestager: 100 d¨ªas tendr¨¢ la danesa, una de las comisarias m¨¢s combativas durante los cinco a?os de Jean-Claude Juncker y futura titular de una de las tres vicepresidencias de la nueva Comisi¨®n, para trazar una estrategia para el desarrollo de la inteligencia artificial, que tambi¨¦n deber¨¢ prever el uso del big data en innovaciones.
¡°Los datos y la inteligencia artificial son los ingredientes para la innovaci¨®n que pueden ayudarnos a encontrar soluciones a los desaf¨ªos sociales, desde la salud hasta la agricultura, pasando por la seguridad o la fabricaci¨®n¡±, reza el programa de legislatura que present¨® Von der Leyen al Parlamento Europeo.
Tri¨¢ngulo de decisi¨®n
Berl¨ªn y Par¨ªs, que forman con Bruselas el tri¨¢ngulo de decisi¨®n comunitario, tambi¨¦n han alzado la voz, a?adiendo a¨²n m¨¢s presi¨®n a Von der Leyen y a Vestager. El presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, ha puesto el grito en el cielo sobre el peligro de la dependencia de firmas radicadas en terceros pa¨ªses y de la ausencia de empresas europeas con el tama?o suficiente para competir en un sector altamente concentrado y con m¨ªnimos resquicios para la entrada de nuevos jugadores. Un mensaje compartido por Alemania.
¡°Muchas compa?¨ªas ha subcontratado [la gesti¨®n, el almacenamiento y el procesamiento de] sus datos a empresas estadounidenses¡±, alert¨® la canciller Merkel esta semana ante decenas de empresarios en referencia directa a la dependencia de Amazon, Google o Microsoft. ¡°No digo que sea malo, solo quiero decir que los productos de valor a?adido que proceden de ah¨ª, con la ayuda de la inteligencia artificial, crear¨¢n dependencias que no estoy segura de que sean buenas¡±.
A escala nacional y con una potencia de tiro notablemente menor, se han sucedido los movimientos. La anterior Administraci¨®n francesa intent¨® poner en marcha una nube p¨²blica y desde el El¨ªseo se intenta ahora lanzar, junto a Alemania, un proyecto bautizado como Gaia-X, y respaldado por algunas de las mayores corporaciones europeas, para evitar que los datos queden en manos de EE UU o China.
Ante el dominio de esos dos bloques, Europa quiere subirse a tiempo al tren del desarrollo del negocio tecnol¨®gico entre empresas, un ¨¢mbito en el que en Bruselas conf¨ªan en que Europa est¨¦ mejor posicionada. No obstante, la UE quiere acelerar ese proceso con un plan focalizado en inteligencia artificial dotado con 20.000 millones anuales, en cuyos mimbres ya se est¨¢ trabajando. Es el segundo eslab¨®n de una cadena a la que Europa debe engancharse pronto.
El riesgo de no hacerlo es m¨¢ximo. La UE es el tercer mayor mercado mundial, tras China e India. Pero, a diferencia de ambas potencias asi¨¢ticas, sus 500 millones de ciudadanos gozan de un nivel de vida y una renta disponible mucho mayores, lo que aumenta el inter¨¦s corporativo por sus datos. Las grandes empresas tienen las coordenadas de millones de ellos, ya sea por el rastro que dejan en sus navegaciones por Internet o en las cada vez m¨¢s habituales redes sociales o, directamente, porque las contratan para que almacenen su informaci¨®n.
Bruselas est¨¢ preocupada porque, seg¨²n fuentes comunitarias, quien dispone de esos datos tiene una gran ventaja competitiva que, sin control, puede barrer al resto del mercado. Seg¨²n un estudio del think tank CEPS, el 92% de los datos generados en el mundo occidental est¨¢n custodiados por empresas norteamericanas ¡ªlas grand¨ªsimas ganadoras de este sector¡ª frente a un ¨ªnfimo 4% que est¨¢ en Europa. Para tratar de dar un impulso, a finales de este mes, la presidencia de turno de la Uni¨®n ¡ªque recae este semestre en Finlandia¡ª organizar¨¢ en Helsinki una conferencia de alto nivel que reunir¨¢ a m¨¢s de 400 expertos. El objetivo: que Europa pueda tener su trozo de la tarta en el ya no tan nuevo man¨¢ de los datos digitales.
Datos, dinero y metas
¡°Los chinos tienen los datos; los estadounidenses, el dinero. Nosotros tenemos una meta¡±, afirmaba Vestager recientemente a EL PA?S. La comisaria es consciente de que las empresas a la otra orilla del Atl¨¢ntico llevan la delantera al poder crecer en un mercado enorme y ¡ªa diferencia de la ultrafragmentada UE, con hasta 24 idiomas oficiales¡ª sin ninguna clase de barreras ling¨¹¨ªsticas. A medida que ganaban tama?o en su mercado interno, el salto natural fue cruzar el oc¨¦ano: buscadores de Internet como Google; redes sociales como Facebook ¡ªcontrola tambi¨¦n Instagram y WhatsApp¡ª o Twitter; proveedores de servicios digitales que tienen traslaci¨®n en el mundo de lo f¨ªsico, como Uber o Airbnb; o firmas de comercio electr¨®nico como Amazon pusieron sus miras en Europa y, en tiempo r¨¦cord, se hicieron con una cuota de mercado que en otros sectores habr¨ªa costado a?os. Esa posici¨®n, hoy claramente dominante, ha llevado a Bruselas a fijar la proa sobre los gigantes de Silicon Valley, algo que no gusta nada en Washington.
Las fuerzas digitales se apoderan del mercado
Los calificativos se quedan cortos para referirse al tama?o del mercado global de datos. Seg¨²n los c¨¢lculos del Ejecutivo comunitario, el valor de la econom¨ªa de los datos el a?o que viene ascender¨¢ a 739.000 millones de euros, casi el triple que un lustro antes y el equivalente a un nada despreciable 4% del PIB. Pese a no ser, ni mucho menos, un nicho intensivo en mano de obra, los c¨¢lculos comunitarios apuntan a que en 2020 ser¨¢n unos 10 millones de empleos, entre directos e indirectos, los que dependan de este sector.
Si en el siglo XX las empresas europeas se disputaban con sus pares estadounidenses los lugares de privilegio en los sectores que dominaban la econom¨ªa de lo tangible, hoy el desequilibrio de fuerzas en el ¨¢mbito digital es abrumador: 25 de las mayores firmas tecnol¨®gicas, en su mayor¨ªa de datos, sumaban en 2016 una capitalizaci¨®n total de seis billones de d¨®lares (5,4 billones de euros). Las cinco mayores cotizadas del planeta son tecnol¨®gicas estadounidenses ¡ªApple, Amazon, Facebook, Google y Microsoft¡ª y, aunque no viven ¨²nicamente de los datos, estos s¨ª son una importante materia prima en su negocio. Hace poco m¨¢s de una d¨¦cada, en 2008, solo una de las cinco mayores cotizadas del mundo era una firma de datos.
Ese crecimiento se ha producido con muy poco factor trabajo, como constataba recientemente Naciones Unidas. ¡°La alta valoraci¨®n de estas firmas de datos representa una transferencia de poder adquisitivo y de capacidad de inversi¨®n de los hogares y peque?as empresas (¡) Y el efecto neto en la econom¨ªa puede ser negativo, deprimiendo el empleo general, la inversi¨®n y la demanda agregada¡±. Todo un aviso a navegantes, del que Bruselas parece haber tomado nota.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.