Menos escopetas para un negocio millonario
La caza, un sector que mueve 5.000 millones en Espa?a, busca soluciones a la fuerte ca¨ªda de licencias de la ¨²ltima d¨¦cada
La actividad cineg¨¦tica mueve m¨¢s de 5.000 millones de euros al a?o en Espa?a, seg¨²n el ¨²ltimo estudio publicado en 2018 por la Fundaci¨®n Artemisan en colaboraci¨®n con Deloitte. Una cifra elevada a tenor de las licencias existentes, que rondan las 827.000, con datos del ¨²ltimo Anuario Forestal publicado por el Ministerio de Agricultura en 2017. Un dato que sit¨²a a Espa?a como uno de los pa¨ªses con m¨¢s licencias de Europa, tan solo por detr¨¢s de deportes como el f¨²tbol o el baloncesto. Aun as¨ª, la cantidad desciende a?o tras a?o, y en solo una d¨¦cada se han perdido m¨¢s de 200.000 licencias. Pero esta ca¨ªda se contrapone al aumento de las piezas capturadas: m¨¢s de 673.000 de caza mayor (sobre todo, ciervo y jabal¨ª) en 2017, frente a 593.000 en 2015. Y m¨¢s de 20,8 millones de caza menor (perdiz, conejo¡) en comparaci¨®n con 20,3 en los mismos a?os, como recoge el anuario.
Cifras que parecen parad¨®jicas pero que, seg¨²n Luis Fernando Villanueva, gerente de Artemisan, sociedad defensora de la caza que promueve la gesti¨®n y conservaci¨®n de la flora y la fauna, tienen razones que las justifican: ¡°El aumento de las piezas capturadas en caza mayor se debe a un crecimiento exponencial del n¨²mero de animales (fundamentalmente, jabal¨ª), y en caza menor, sobre todo en perdices, a la actividad comercial que se deriva de la suelta de este animal en los cotos¡±.
La caza es, probablemente, uno de los deportes (o industria) que m¨¢s sectores agrupa. El 87% del territorio espa?ol est¨¢ considerado como de aprovechamiento cineg¨¦tico. Son 43,8 millones de hect¨¢reas. El 19% se concentra en Castilla y Le¨®n, seguido por Castilla-La Mancha (16%) y Andaluc¨ªa (16%). El sector genera m¨¢s de 186.000 puestos de trabajo directos, indirectos e inducidos, seg¨²n el informe de Artemisan.
En el territorio de caza se extienden m¨¢s de 32.817 cotos privados (apenas un 2% son de titularidad p¨²blica). Divididos entre caza mayor (con especies como corzo, venado o jabal¨ª) y menor (perdiz, conejo o t¨®rtola), estos ¨²ltimos se nutren en un 95% de las piezas criadas en granjas cineg¨¦ticas. Un negocio que tiene en la cr¨ªa en cautividad, sobre todo de perdiz roja, uno de sus principales exponentes; animales que ¡°se venden al coto a unos cinco o seis euros la pieza¡±, apunta Villanueva. Granjas que han crecido al amparo de la caza y que se extienden fundamentalmente en zonas de tradici¨®n cineg¨¦tica, como Ciudad Real, donde hay m¨¢s de 60.
En general, un cazador se gasta m¨¢s de 9.000 euros de media al a?o en esta actividad, seg¨²n recoge el estudio. Un gasto que incluye, entre otras partidas, unos 2.000 euros por la ¡°compra¡± de la tarjeta del coto y la licencia, que ronda ¡°entre 20 y 42 euros, por ejemplo en Castilla-La Mancha, y unos 70 euros si hablamos de interauton¨®micas. Una modalidad que permite cazar hasta en siete comunidades distintas con la misma licencia¡±, se?ala el gerente.
Adquirir un arma es, sin duda, uno de los desembolsos m¨¢s elevados. ¡°Entre 1.000 euros para una escopeta y 2.000 para un rifle es el gasto medio¡±, se?alan en Armer¨ªa Ib¨¦rica. Una industria que, seg¨²n el citado estudio, genera unas ventas de 115 millones de euros, y donde las exportaciones rondan el 90% de la producci¨®n debido a la ca¨ªda de las ventas derivada de la bajada de licencias, indican fuentes del sector.
Aun as¨ª, es un negocio que est¨¢ dando sus primeros pasos hacia la sostenibilidad en el tipo de munici¨®n. Cada a?o se disparan 350 millones de cartuchos de pl¨¢stico y, aunque una parte se recoge, hay otra que se disemina en peque?os trozos por el campo. A partir de aqu¨ª surge la idea de la segoviana Bio Ammo. Tras ocho a?os de investigaci¨®n y ocho millones de euros de inversi¨®n ha empezado a fabricar cartuchos 100% biodegradables, realizados con material de origen vegetal, que se degradan por la acci¨®n bacteriana, integr¨¢ndose en la naturaleza tras un periodo de entre 6 y 18 meses, seg¨²n las condiciones clim¨¢ticas del h¨¢bitat.
La caza ya no es solo ir al coto. El turismo cineg¨¦tico se ha puesto de moda. M¨¢s de 100 empresas se congregan en este sector, cuya principal actividad es organizar todo tipo de cacer¨ªas (ojeos de perdiz, monter¨ªas¡), ¡°que suponen entre 12 y 20 en cada temporada, en las que se congregan entre 12 y 15 personas en cada una y que realizan desembolsos dispares, que van desde 100 hasta 1.000 euros o m¨¢s por sesi¨®n, dependiendo de las actividades¡±, concreta Manuel Cabezas, gerente de la empresa que lleva su nombre. Esta actividad cada vez atrae m¨¢s turismo europeo y norteamericano. ¡°Es una de las locomotoras principales de creaci¨®n de empleo en zonas rurales. Para cada cacer¨ªa se contratan entre 20 y 30 personas¡±, afirma Cabezas.
Mercados asociados
Tambi¨¦n la carne de caza ha empezado a buscar su espacio y se proyecta como una apuesta econ¨®mica de futuro para el sector. En 2009 naci¨® Asiccaza (Asociaci¨®n Interprofesional de la Carne de Caza), con el objetivo de representar a los productores e industriales de la carne silvestre. En la actualidad moviliza alrededor de 100 millones de euros anuales y comercializa 300.000 piezas de caza mayor (ciervo, corzo, jabal¨ª¡) y medio mill¨®n de caza menor (conejo y, sobre todo, perdiz).
Con un escaso consumo nacional, Espa?a exporta casi el 90% de la producci¨®n, tanto fresca como congelada, con Francia y Alemania como principales clientes. ¡°Las industrias espa?olas est¨¢n a la vanguardia de la tecnolog¨ªa en este campo. Ahora, con la venta online, parece que el consumo despega ligeramente. Tambi¨¦n nos encargamos de dar cursos y charlas en escuelas de cocina y hosteler¨ªa en Espa?a para que conozcan las ventajas y propiedades de este tipo de carne¡±, asegura Jaime Hurtado, gerente de la interprofesional, que re¨²ne 48 empresas y unos 1.000 trabajadores.
Defensores y detractores
Industria para unos y deporte para otros, la caza est¨¢ regulada por diversos organismos como el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentaci¨®n, la Secretar¨ªa de Deportes perteneciente al ministerio del ramo, y las comunidades aut¨®nomas. La actividad suscita controversias con defensores y opositores. Los primeros argumentan la importancia del arraigo de la poblaci¨®n rural a la actividad, su lucha ante la despoblaci¨®n en zonas vac¨ªas y su elevado volumen de negocio, adem¨¢s de ¡°una labor de conservaci¨®n silenciosa que realizan los cazadores, que gestionan la fauna silvestre y los ecosistemas por el impacto positivo que tiene en las especies cineg¨¦ticas y en las que no lo son¡±, expone Luis Fernando Villanueva. Sus opositores cuestionan estas afirmaciones ya que ¡°las tradiciones son eso, tradiciones, pero no por ello pueden servir de excusa para frenar los avances de la sociedad. El inter¨¦s econ¨®mico hay que verlo siempre con m¨¢s detalle, y m¨¢s en los tiempos que corren. Pero resulta obvio que la simple rentabilidad de una actividad no la justifica socialmente¡±, indica Theo Oberhuber, coordinador de campa?as de Ecologistas en Acci¨®n. Ante opiniones encontradas, el movimiento animalista, sobre todo a instancias de Pacma, consigui¨® el pasado abril la prohibici¨®n de la caza durante unos meses en Castilla y Le¨®n.
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