Lagarde encuentra oposici¨®n a su propuesta de que el BCE luche contra el cambio clim¨¢tico
La revisi¨®n estrat¨¦gica anunciada por la nueva presidenta incluir¨¢ la redefinici¨®n del objetivo de inflaci¨®n
Por primera vez en la historia del BCE, una mujer encabezar¨¢ el jueves la reuni¨®n del Consejo de Gobierno. Christine Lagarde toma las riendas del organismo cuando la pol¨ªtica monetaria roza sus l¨ªmites, dejando un escas¨ªsimo margen de maniobra para adoptar nuevas medidas. En este contexto, Lagarde ha anunciado una revisi¨®n de la estrategia. Dos grandes batallas aparecen en el horizonte: la muy controvertida idea de incorporar al BCE a la lucha contra el cambio clim¨¢tico y la redefinici¨®n del objetivo de inflaci¨®n, que pasar¨ªa de ¡°por debajo, pero cerca del 2%¡± a dejarlo ¨²nicamente en el 2%. Un cambio que parece irrelevante, pero que implica importantes consecuencias.
El desembarco de Lagarde en Fr¨¢ncfort se produce en un momento especialmente complicado para el Banco Central Europeo (BCE). Las ¨²ltimas medidas impulsadas por su predecesor, Mario Draghi, fueron muy controvertidas. Pese al profundo malestar que los tipos de inter¨¦s negativos generan en amplios sectores, nada apunta a que el nuevo Consejo vaya a apartarse de esta pol¨ªtica en un futuro pr¨®ximo.
Lagarde va a centrarse por ahora en una revisi¨®n que, seg¨²n fuentes del eurosistema, ya tiene muy avanzada la idea de fijar en el 2% el objetivo de inflaci¨®n. Mientras, la nueva presidenta ha dejado claro su intenci¨®n de incluir la lucha contra el calentamiento global como uno de los principios rectores de su actuaci¨®n, un campo tradicionalmente al margen de la actuaci¨®n de los bancos centrales.
"Es necesario que los modelos econ¨®micos de evaluaci¨®n de riesgos incorporen el riego de cambio clim¨¢tico", dijo el pasado lunes en su primera intervenci¨®n como presidenta del BCE en la comisi¨®n de Econom¨ªa del Parlamento Europeo. Parece una declaraci¨®n evidente en tiempos en los que la Euroc¨¢mara ha declarado la emergencia clim¨¢tica. Pero la mezcla de pol¨ªtica monetaria y medio ambiente ha despertado ya evidentes resistencias, y no solo entre los habituales halcones del norte de Europa, acostumbrados a decir no a las innovaciones que partieran antes de Draghi y ahora de Lagarde.
?C¨®mo puede el BCE luchar contra el calentamiento global? Los defensores de esta iniciativa, como el eurodiputado Ernest Urtasun, defienden que el BCE, como una instituci¨®n europea m¨¢s, est¨¢ obligada jur¨ªdicamente a cumplir con los objetivos del Tratado de Par¨ªs. "Este acuerdo vincula a todas las instituciones europeas, que tienen que contribuir al objetivo de que la temperatura no aumente m¨¢s que un grado y medio", asegura el parlamentario del grupo de los verdes europeos, al que Lagarde dirigi¨® una carta el mes pasado en la que le confirmaba que la revisi¨®n estrat¨¦gica del BCE supondr¨¢ "una oportunidad para abordar las consideraciones sobre la sostenibilidad".
Lagarde insiste, eso s¨ª, insiste en el principio de que el organismo debe mantener la "neutralidad del mercado", lo que dificulta la compra de bonos verdes. Algunos analistas interpretan el discurso medioambientalista de la presidenta como un intento de reinventar un cargo justo cuando la pol¨ªtica monetaria no da ya m¨¢s de s¨ª, y por lo tanto se queda sin m¨¢s conejos que sacarse de la chistera para reactivar la econom¨ªa europea. La exministra y exjefa del FMI debe buscar su proyecto para los pr¨®ximos ocho a?os, y parece haber encontrado ya uno.
Pero la iniciativa verde choca con la oposici¨®n de varios miembros del Consejo de Gobierno. Jens Weidmann, presidente del Bundesbank, alert¨® del riesgo de "sobrecargar" la pol¨ªtica monetaria si se fija objetivos medioambientales. El habitual antagonista de Draghi, que aspir¨® a presidir el BCE, considera que solo los pol¨ªticos democr¨¢ticamente elegidos tienen legitimidad para decidir c¨®mo las sociedades combaten el cambio clim¨¢tico.A Urtasun no le convencen estos argumentos. "El BCE lleva a?os inyectando miles de millones. El hecho de comprar activos vinculados al carb¨®n ya tiene una dimensi¨®n fiscal. Es evidente que la pol¨ªtica monetaria ha metido ya un pie en ¨¢mbitos que tradicionalmente no le correspond¨ªan", a?ade desde Bruselas.
Weidmann no est¨¢ solo en sus cr¨ªticas. Otros altos responsables de los bancos centrales europeos muestran su extra?eza por a?adir una nueva carga a los bancos centrales, cuando estos ya est¨¢n fallando en la principal, que es la de garantizar la estabilidad de precios. Y recuerdan adem¨¢s la dificultad de establecer baremos para discernir qu¨¦ bonos son verdes y cu¨¢les no. El consejero Benoit Cour¨¦ tambi¨¦n ha mostrado sus dudas sobre el papel del BCE en la lucha contra el cambio clim¨¢tico. El organismo "no debe liderar la lucha, aunque puede ayudar", dijo el franc¨¦s.
La segunda gran batalla parece m¨¢s decantada. La revisi¨®n estrat¨¦gica que, siguiendo el camino de la Reserva Federal de EE UU, planea el BCE incluir¨¢ una revisi¨®n del objetivo de inflaci¨®n por primera vez desde 2003. Quitar la coletilla de "cerca, pero por debajo" para dejarlo en tan solo el 2% reforzar¨ªa el mensaje de que el organismo no est¨¢ dispuesto a tolerar ninguna inflaci¨®n que quede por debajo de esa barrera, y restar¨ªa argumentos a los halcones que se dan por satisfecho con una situaci¨®n como la actual, en la que desde hace a?os no se llega a ese l¨ªmite.
"Costar¨¢ modificar el objetivo. Va a haber resistencias. Pero parece que se est¨¢ generando un consenso suficiente", aseguran las fuentes consultadas. Propuestas de gobernadores m¨¢s ortodoxos, como los de Austria y Holanda, de relajar el objetivo, admitiendo de facto que no se va alcanzar el 2% en un futuro pr¨®ximo parecen descartadas, seg¨²n las mismas fuentes.?
Populismo contra Fr¨¢ncfort
La economista alemana Isabel Schnabel, propuesta como nueva consejera del BCE en sustituci¨®n de la dimitida Sabine Lautenschl?ger, dijo esta semana en el Parlamento Europeo que una de sus prioridades en el organismo ser¨¢ luchar contra "las narrativas peligrosas" que se han instalado en los pa¨ªses del norte de Europa contra los bajos tipos de inter¨¦s, que muchos pol¨ªticos o medios de comunicaci¨®n presentan como expropiaci¨®n de los ahorros de los sufridos ciudadanos.
"Esta cuesti¨®n me preocupa desde hace tiempo. Estoy convencida de que tenemos que empezar a explicar lo que hace la pol¨ªtica monetaria para contrarrestar estas peligrosas narrativas", respondi¨® Schnabel al eurodiputado Luis Garicano, que hab¨ªa comparado los ataques contra el BCE con los que durante d¨¦cadas ha sufrido la UE en el Reino Unido. Unos ataques que desembocaron en el refer¨¦ndum del Brexit y la que est¨¢ a punto de ser la primera ruptura en la historia del club europeo.
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