Impuestos, pobreza y pol¨ªtica clim¨¢tica
Es fundamental introducir pol¨ªticas correctoras socialmente necesarias sin que sus impactos las hagan inviables
El cambio clim¨¢tico es, sobre todo, un gran desaf¨ªo ¨¦tico y de justicia social. Es un problema causado por los m¨¢s pudientes, pa¨ªses y personas, y sufrido en gran medida por los que menos capacidad econ¨®mica tienen para la adaptaci¨®n. Por si fuera poco, las pol¨ªticas clim¨¢ticas tambi¨¦n son soportadas de forma desproporcionada por los m¨¢s desfavorecidos porque las subidas de precios asociadas suponen, en general, una mayor merma de su renta disponible y estos no cuentan con medios para minimizar los impactos correctores mediante el cambio de veh¨ªculos o la rehabilitaci¨®n de sus viviendas.
Hemos observado en pa¨ªses pr¨®ximos y lejanos la fuerte oposici¨®n a pol¨ªticas restrictivas que afectan a sus necesidades energ¨¦ticas o de transporte. Es fundamental preguntarse c¨®mo introducir las pol¨ªticas correctoras socialmente necesarias sin que sus impactos las hagan inviables. Las compensaciones distributivas a los m¨¢s afectados tienen una importancia crucial. Y deber¨ªan definirse, en primer lugar, sin afectar a la efectividad de la pol¨ªtica correctora (no, por tanto, en forma de subsidios energ¨¦ticos), concentr¨¢ndose adem¨¢s de forma prioritaria en los grupos con menos capacidad econ¨®mica y materializ¨¢ndose no solo como transferencias compensatorias o cheques incondicionados, sino tambi¨¦n como subvenciones al cambio de stock (veh¨ªculos o calderas). Adem¨¢s, se deben integrar las pol¨ªticas clim¨¢ticas en una reforma fiscal m¨¢s amplia ante las dificultades, de nuevo observadas en la pr¨¢ctica, de desactivar minor¨ªas de bloqueo solo con compensaciones o incluso la reversi¨®n de las pol¨ªticas.
Espa?a es un laboratorio perfecto. No solo porque los medios con que contamos para avanzar en la descarbonizaci¨®n son particularmente d¨¦biles en algunos casos: el transporte, por ejemplo, principal fuente de gases de efecto invernadero, cuenta con unos niveles impositivos muy por debajo de los necesarios para la mitigaci¨®n de sus emisiones (que siguen subiendo) y muy alejados de la media europea. De hecho, a la necesaria intensificaci¨®n de nuestras pol¨ªticas clim¨¢ticas se une la creciente preocupaci¨®n por las disparidades distributivas, acentuadas por la gran recesi¨®n y recientemente evidenciadas en el demoledor informe sobre pobreza promovido por la ONU.
La igualaci¨®n fiscal de di¨¦sel y gasolina tiene especial inter¨¦s. Permitir¨ªa reducir moderadamente las emisiones y elevar sustancialmente la recaudaci¨®n, si bien distribuir¨ªa la carga de forma regresiva (pagar¨ªan m¨¢s proporcionalmente los que menos renta tienen). Una primera soluci¨®n ser¨ªa la devoluci¨®n ¨ªntegra de lo recaudado mediante transferencias per c¨¢pita a toda la poblaci¨®n. Otra alternativa ser¨ªa limitar la compensaci¨®n solo a la mitad de la poblaci¨®n con menos renta, dejando as¨ª un importante remanente de recursos para usar, por ejemplo, para subvencionar el cambio de veh¨ªculos hasta un determinado umbral de renta o para mejorar el transporte p¨²blico en zonas rurales.
Estas soluciones tendr¨ªan un impacto distributivo positivo, aunque podr¨ªan ser vistas como parches y por tanto ser¨ªan insuficientes para conseguir la aceptaci¨®n social de las regulaciones clim¨¢ticas. Pero existen opciones redistributivas m¨¢s potentes que podr¨ªan compensar los efectos regresivos de la subida fiscal con una pol¨ªtica de reducci¨®n de la elevada tasa de pobreza con transferencias directas. En este caso ser¨ªa posible reducir una d¨¦cima parte el n¨²mero de familias en situaci¨®n de pobreza usando menos de la mitad de la recaudaci¨®n obtenida por la subida fiscal de los carburantes. En suma, insertando la pol¨ªtica clim¨¢tica dentro de un paquete m¨¢s amplio de intervenci¨®n redistributiva podremos evitar retrasos en su aplicaci¨®n a la vez que abordamos otros acuciantes problemas sociales de la Espa?a post-recesi¨®n y beneficiamos a los principales damnificados del cambio clim¨¢tico.
Xavier Labandeira es catedr¨¢tico de Econom¨ªa, Universidade de Vigo, y director de Economics for Energy.
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