As¨ª ser¨¢ el mundo tras la Gran Reclusi¨®n
Hace semanas que las sociedades tiemblan por una crisis que ha hundido la actividad como nunca en la historia reciente. Pasada la alerta sanitaria, lo m¨¢s complicado ser¨¢ decidir cu¨¢ndo y c¨®mo retirar las ayudas p¨²blicas
Una pel¨ªcula ser¨¢ todo lo buena que sea el villano que la protagoniza: Hitchcock nunca falla. ¡°La codicia es buena¡±, dec¨ªa a finales de los ochenta Gordon Gekko, esa especie de Norman Bates de Wall Street. La exuberancia irracional de los mercados protagonizada por los Gekko del capitalismo canalla hinch¨® durante d¨¦cadas una superburbuja que explot¨® con Lehman Brothers. Gekko y sus correlatos pol¨ªticos, encabezados por la revoluci¨®n neocon de Reagan y Thatcher, estaban destinados a ser l...
Una pel¨ªcula ser¨¢ todo lo buena que sea el villano que la protagoniza: Hitchcock nunca falla. ¡°La codicia es buena¡±, dec¨ªa a finales de los ochenta Gordon Gekko, esa especie de Norman Bates de Wall Street. La exuberancia irracional de los mercados protagonizada por los Gekko del capitalismo canalla hinch¨® durante d¨¦cadas una superburbuja que explot¨® con Lehman Brothers. Gekko y sus correlatos pol¨ªticos, encabezados por la revoluci¨®n neocon de Reagan y Thatcher, estaban destinados a ser los villanos de nuestras vidas: las cicatrices de la Gran Recesi¨®n ¡ªuna crisis en un siglo, nos dec¨ªan los historiadores; un pelicul¨®n¡ª siguen ah¨ª. Los pesimistas pensaban que las r¨¦plicas de ese terremoto llegar¨ªan en forma de crisis financieras (m¨¢s Gekkos), pol¨ªticas (m¨¢s Trumps) o clim¨¢ticas, en forma de terrible venganza de la naturaleza. Pero no. Un virus procedente de China se ha erigido como nuevo supervillano. En unos meses ha contagiado a casi cuatro millones de personas y ha matado a 300.000, algo solo imaginable en ficciones postapocal¨ªpticas, en 190 pa¨ªses. Ha colapsado los sistemas de salud y ha obligado a adoptar medidas extremas de distanciamiento social que han metido a la econom¨ªa global en hibernaci¨®n; en un coma inducido del que no sabemos c¨®mo vamos a despertar.
Escribir sobre el coronavirus es como respirar aire viciado. Como mascar cristales. M¨¢s all¨¢ de los datos, las sociedades llevan semanas temblando de miedo por una crisis que tiene car¨¢cter circular y estructura de pesadilla. La demanda global se hunde. Las grandes econom¨ªas caen a tasas de dos d¨ªgitos. El confinamiento ha destrozado los canales de producci¨®n, ha obligado a cerrar fronteras, ha provocado un repunte del proteccionismo. Ha llevado a la quiebra a miles de empresas y ha desatado una hecatombe en los mercados de trabajo; solo en EE UU ha destruido 33 millones de empleos desde marzo. El colapso de los mercados de materias primas es de dimensiones b¨ªblicas. Este ¨²ltimo trimestre del diablo es ya la recesi¨®n m¨¢s fulminante y profunda de la historia: la destrucci¨®n de riqueza y empleo en cuatro meses es equivalente a cuatro a?os de Gran Depresi¨®n.
Pero el virus ha provocado tambi¨¦n una respuesta pol¨ªtica sin precedentes: China empieza a recuperarse y las curvas de contagios ya no dibujan una hip¨¦rbole alocada como la del cuchillo de Bates en la ducha de Psicosis. La cr¨®nica que sigue a continuaci¨®n es un acopio de hechos y conjeturas sobre lo que viene, apoyada en el an¨¢lisis de una decena de expertos de talla mundial. ?Un resumen corto? Estamos apenas al final del comienzo de la crisis. Y vamos a ciegas: el fil¨®sofo Slavoj Zizek afirma que ¡°no habr¨¢ ning¨²n regreso a la normalidad¡±, pero el novelista Michel Houellebecq, por el contrario, dice que el mundo ser¨¢ ¡°exactamente igual¡±.
Batalla de ideas. La respuesta pol¨ªtica a una crisis de este calibre tiene tres fases. Una: whatever it takes, barra libre de gasto mientras dure el confinamiento para frenar los contagios y asegurarse de que seguir¨¢ habiendo algo parecido a una econom¨ªa cuando pase lo peor. Eso se traduce en m¨¢s deuda p¨²blica, en socializaci¨®n de p¨¦rdidas, pero para eso est¨¢ el Estado y para eso est¨¢n los bancos centrales, para cuando todo lo dem¨¢s se cae. La segunda fase est¨¢ a punto de llegar: se aprobar¨¢n est¨ªmulos millonarios para reanimar una econom¨ªa mortecina, pero m¨¢s afinados (sobre los sectores clave y los m¨¢s necesitados) para no hacer trizas la sostenibilidad de la deuda. Eso requiere un cierto gradualismo ¡ªir cerrando el grifo a medida que se estabiliza la situaci¨®n¡ª, y de buena mano con el bistur¨ª: hay que acabar con la hibernaci¨®n en el momento justo, para que no muera m¨¢s tejido empresarial del imprescindible; pero no conviene precipitarse porque eso provocar¨ªa un rebrote del virus. La ¨²ltima fase es la de las malas noticias: en alg¨²n momento, cuando haya algo parecido a la normalidad, los Gobiernos deber¨¢n dar se?ales de contenci¨®n; tendr¨¢n que ajustarse el cintur¨®n. Queda mucho para eso si no sucede nada raro.
Lo m¨¢s complicado es acertar con los tiempos. ¡°Para salir del confinamiento hay que hacer test masivos y rastrear los contagios: solo as¨ª se impide un rebrote fatal para la econom¨ªa. Pero lo fundamental es no precipitarse en la retirada de los est¨ªmulos. Europa meti¨® la pata una d¨¦cada atr¨¢s por el empacho de ideolog¨ªa y la falta de mecanismos de solidaridad. Repetir el error ser¨ªa catastr¨®fico¡±, dice Barry Eichengreen, de Berkeley. ¡°La UE va a tener que encontrar mecanismos de mutualizaci¨®n. Si no ha podido hacerlo con miles de muertos sobre la mesa, podemos estar ante otra d¨¦cada perdida o ante un incierto futuro del euro¡±, sostiene Ken Rogoff, de Harvard. El historiador Harold James apunta que lo que se haga con esa monta?a de deuda ¡°marcar¨¢ la vida de dos generaciones¡±. Y el exministro griego Yanis Varoufakis lo ve negro: ¡°Lo ¨²nico que hace Europa es dar cr¨¦ditos a los pa¨ªses m¨¢s estresados. Eso es no haber aprendido nada. Me aterra pensar que en cualquier momento de 2021 la reencarnaci¨®n de la troika volver¨¢ a Madrid o Roma imponiendo austeridad por mandato de Berl¨ªn¡±. La lucha por imponer la narrativa ha empezado: el reparto de las cargas de esta crisis depender¨¢ de esa batalla de ideas.
Optimismo (o no). Los m¨¢s esperanzados dicen que ya hemos visto lo peor. El confinamiento ha metido a la econom¨ªa en un coma inducido, ¡°pero si la dosis de anestesia [proteger rentas y tejido productivo] es adecuada el rebote ser¨¢ potente¡±, sostiene el economista Thomas Philippon. Las previsiones apuntan a ca¨ªdas del PIB del 9% este a?o en la UE y EE UU seguidas de recuperaciones del 6%. Lo m¨¢s probable es una trayectoria en W, con un rebote en el tercer trimestre seguido de una ligera reca¨ªda en el cuarto y m¨¢s impulso en 2021. Todo eso depende de que los pol¨ªticos no se asusten: del relato que se imponga. Y tambi¨¦n de que los bancos salgan de esta con todas las plumas. Cuando a una crisis econ¨®mica se le solapa una crisis financiera la capacidad destructiva se multiplica. Alemania da avales del 100% para que su banca siga dando cr¨¦ditos; Espa?a, del 80%; si las empresas quiebran, la banca alemana est¨¢ m¨¢s protegida. ¡°Esa es la diferencia entre tener m¨¢s o menos m¨²sculo fiscal¡±, explica Charles Wyplosz del Graduate Institute. Hay otras batallas parecidas: las Bolsas cayeron un tercio en febrero y marzo, pero con los manguerazos de los bancos centrales han recuperado la mitad. Un hurac¨¢n financiero ser¨ªa una hecatombe ahora, pero nada es gratis: la contrapartida es que la brecha entre los mercados y la econom¨ªa real se agranda. Las implicaciones pol¨ªticas de ese rescate encubierto son formidables.
Lucha por el poder (y la pasta). Los primeros s¨ªntomas de nacionalismo econ¨®mico est¨¢n ah¨ª: proteccionismo en diversas formas. Las crisis son mecanismos de redistribuci¨®n de poder y riqueza brutales. La batalla por la hegemon¨ªa entre China y EE UU depende en parte de c¨®mo gestionen uno y otro este virus. Y en Europa sucede algo parecido: la crisis provocar¨¢ tambi¨¦n una formidable redistribuci¨®n. Ya pas¨® hace 10 a?os. Alemania vuelve a llegar mejor equipada y ha empezado a inyectar dinero en sus empresas: ¡°Sin una estrategia com¨²n europea, la crisis provocar¨¢ graves distorsiones del mercado ¨²nico y enormes divergencias entre los socios, que pueden desestabilizar el euro¡±, dice el analista Lorenzo Codogno.
Espa?a: triple golpe. La crisis ha golpeado donde m¨¢s duele. Espa?a es el segundo pa¨ªs del mundo con m¨¢s contagios: el sistema sanitario, una de las joyas de la corona, es menos s¨®lido de lo que parec¨ªa. Adem¨¢s, las condiciones de partida son peores: Rajoy, y S¨¢nchez en 2019, desaprovecharon un lustro de crecimiento y apenas hay colch¨®n fiscal. Y la crisis pega duro en sectores clave como el turismo (14% del PIB). ¡°Por eso deben ustedes presionar en Europa para no repetir errores: tan pronto como pase lo peor, los halcones volver¨¢n a exigir recortes. Hace 10 a?os el paro en Espa?a super¨® el 25%. Si la UE vuelve a equivocarse, esa cifra se superar¨¢ en varios pa¨ªses y podemos estar ante estallidos pol¨ªticos como no hemos visto en un siglo", cierra Mark Blyth desde Brown. El supervillano, en fin, es el virus. Pero su c¨®mplice son las ideas econ¨®micas (y pol¨ªticas) equivocadas.
B¨¢rbaros a las puertas
Hace unos meses hab¨ªa sonoras protestas desde Hong Kong a Santiago de Chile. El coronavirus las ha barrido. En el dilema entre libertad y seguridad, el mundo elige seguridad: el miedo ha permitido a los Gobiernos occidentales establecer medidas extremas que coartan las libertades sin que las sociedades levanten la voz. El 80% de los espa?oles ha apoyado uno de los confinamientos m¨¢s estrictos del mundo, seg¨²n los sondeos. Pero cuidado con los desarrollos pol¨ªticos: ¡°De la Gran Recesi¨®n salimos con los populismos desatados; de la Gran Reclusi¨®n es muy posible que salgamos con los populismos a¨²n m¨¢s fuertes. La gente est¨¢ atemorizada, desorientada. Si hay errores pol¨ªticos ese miedo se transformar¨¢ en angustia, en irritaci¨®n¡±, apunta Charles Kupchan, del Council on Foreign Relations, el laboratorio de ideas m¨¢s influyente del mundo.
El historiador de Columbia Adam Tooze vaticina que saldremos de esta ¡°m¨¢s pobres, m¨¢s endeudados, m¨¢s asustados¡±, ¡°y en condiciones de incertidumbre radical son m¨¢s probables los terremotos sociales y pol¨ªticos¡±. Es posible que emerjan populismos de izquierdas (al estilo Syriza), de derechas (al estilo Salvini) o soluciones '¨¤ la Macron' (centristas tecnocr¨¢ticos). Tambi¨¦n es posible que el centroizquierda y el centroderecha hayan aprendido algo de los desprop¨®sitos de los ¨²ltimos tiempos: esa es una de las grandes cajas negras de la covid-19. ¡°Las grandes crisis provocan crescendos populistas, pero no sabemos qu¨¦ provocan las pandemias, a pesar de la matraca de los pesimistas¡±, contrapone Thomas Philippon, de Stern.
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