Cuentas en el alambre

Luckin Coffee, la cadena de cafeter¨ªas que hab¨ªa protagonizado una de las historias de crecimiento m¨¢s brillantes de China, fue expulsada del Nasdaq en mayo despu¨¦s de que no supiese explicar una buena parte de la contabilidad relativa a sus ventas. Muchas otras empresas prometedoras se han visto en serios aprietos contables tras la explosi¨®n de la crisis sanitaria. Y, al margen de pr¨¢cticas tramposas, muchas otras podr¨ªan ser arrastradas durante este a?o si no est¨¢n atentas a lo que pasa en sus balances. Por ahora, las medidas tomadas por los Gobiernos se han dirigido a apoyar a las empresas durante su cierre, ayudando a reducir costes laborales para amortiguar el impacto del bloqueo y preservar la capacidad productiva. Pero hay enormes dudas que asaltan a los departamentos administrativos estos d¨ªas. Porque, como recuerda el profesor del CEF-Udima Jos¨¦ Alberto Toribio, ¡°la contabilidad, contrariamente a lo que la gente cree, son n¨²meros, pero no matem¨¢ticas. En ella van impl¨ªcitos una serie de juicios que se realizan en condiciones de incertidumbre. Para muchos administradores este es el tiempo m¨¢s incierto que han conocido en sus vidas. Y eso conducir¨¢ muy probablemente a una gran diversidad de pr¨¢cticas en la aplicaci¨®n de las normas de contabilidad¡±.

EY calcula en un informe que habr¨¢ cinco temas prioritarios: si la empresa contin¨²a en funcionamiento o no; la evaluaci¨®n de los deterioros; las modificaciones de los contratos; la medici¨®n del valor razonable de algunos activos y pasivos y las ayudas e impuestos. Toribio menciona varios riesgos, como los que surgen de contratos de servicio a largo plazo ¡ªpor ejemplo en una constructora con un acuerdo a medio cumplir con un promotor¡ª el riesgo de los cr¨¦ditos de clientes ya existentes, el de los cr¨¦ditos por facturas ya emitidas, y una ¨²ltima ¨¢rea que afecta en especial a grandes entidades: el deterioro del fondo de comercio, que valora los flujos de caja a largo plazo.

Aunque la primera cuesti¨®n que ha asaltado a los expertos es si las cuentas de 2019 se tienen que ver afectadas. Leandro Ca?ibano, presidente de la AECA, la asociaci¨®n espa?ola de contabilidad, asegura que no, porque la incidencia del virus en diciembre fue pr¨¢cticamente nula m¨¢s all¨¢ de que, en la memoria, se incluya una referencia a la covid-19 en el apartado de ¡°hechos posteriores al cierre¡± contable. ¡°Pero llegamos al 2020 y se plantea una duda mayor: todas las normas contables est¨¢n bajo el paraguas de una hip¨®tesis, la de empresa en funcionamiento, pero si se piensa que la actividad no va a continuar hay que aplicar unos criterios de liquidaci¨®n, y eso es mucho m¨¢s duro¡±. Tan duro como responder a la pregunta de si una empresa tendr¨¢ dinero suficiente para sobrevivir los pr¨®ximos seis meses. Iberinform calcula que el coronavirus ha impactado en la probabilidad de impagos en 760.000 empresas. De acuerdo con su an¨¢lisis, al menos el 18% del tejido empresarial en Espa?a se encuentra en m¨¢ximo o elevado riesgo de impago y un 21% adicional est¨¢ en riesgo moderado.

En estas circunstancias, ¡°la administraci¨®n tendr¨¢ que considerar los efectos actuales y previstos del brote de coronavirus en las actividades¡±, dicen en EY. ?Habr¨¢ rebote en oto?o? ?C¨®mo afectar¨¢ a mis ventas? Si la opci¨®n es la liquidaci¨®n, el plan contable tiene normas precisas para confeccionar los balances. Pero l¨®gicamente la mayor¨ªa de las sociedades luchar¨¢n hasta el final para sobrevivir. Ca?ibano advierte que las que tengan perspectivas de continuidad, sin embargo, ¡°no podr¨¢n evitar tener que reconocer provisiones importantes por posibles deterioros de activos, existencias, inmovilizados, por contingencias por riesgos no suficientemente cubiertos, por seguros¡­ Va a ser un impacto muy importante¡±.

Gemma Solig¨®, socia de auditor¨ªa de Grant Thornton y vocal del Instituto de Censores Jurados de Cuentas, habla de la enorme casu¨ªstica fruto de estos meses, con empresas que congelaron sus ventas, otras que las incrementaron, unas que aumentaron el gasto de alquileres porque tuvieron que almacenar existencias ante la imposibilidad de venderlas o las que tiraron el precio de sus productos ante la ca¨ªda de la demanda. ¡°Las normas contables son las que son. Los cierres contables, tambi¨¦n los intermedios, tendr¨¢n que reflejar esos deterioros. La morosidad de los clientes aumentar¨¢, y eso conllevar¨¢ que aumenten las p¨¦rdidas futuras esperadas¡±, dice. Tambi¨¦n crecer¨¢n las provisiones por los posibles despidos que se vayan a producir. Y en cuanto a los ERTE, lo comido por lo servido: la exoneraci¨®n de las cuotas a la Seguridad Social se entender¨¢ como una subvenci¨®n que compense los gastos por cotizaciones sociales.

Superar el bache, en todo caso, depender¨¢ mucho de la situaci¨®n previa, como apunta Solig¨®, o de si se puede recurrir a nueva financiaci¨®n, o al apoyo de los accionistas. ¡°Muchas sociedades ya est¨¢n renegociando vencimientos de deuda¡±, recuerda. En suma, como define la directora de contabilidad de una gran consultora, ¡°ha ca¨ªdo una niebla que desdibuja el camino, y dependiendo del sector, puede afectar a un ¨¢rea u otra del balance¡±.

Un buen entrenamiento

Pero no todo son incertidumbres. La crisis de 2008 ha sido un buen entrenamiento para afrontar los baches y la gesti¨®n de la tesorer¨ªa de un negocio. Herramientas como el factoring (ceder las facturas no cobradas a una entidad a cambio de una comisi¨®n), confirming (un servicio para pagar a los proveedores minimizando las tensiones de tesorer¨ªa); utilizar las l¨ªneas de cr¨¦dito no dispuestas y asumir que aumentar¨¢n los gastos financieros est¨¢ a la orden del d¨ªa. Las compa?¨ªas m¨¢s aplicadas buscar¨¢n reestructurar sus planes de negocio para adaptarse a la nueva situaci¨®n. Y muchas se ver¨¢n beneficiadas de la dilataci¨®n de los plazos de presentaci¨®n de la informaci¨®n decretados. Organismos como el ICAC, dependiente del ministerio de Asuntos Econ¨®micos, est¨¢n resolviendo y publicando las dudas de los administradores.

Ante todo, han de pensar que no tiene sentido intentar cubrirse las espaldas con trampas. Se trata de salvar el negocio, no de maquillarlo.

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