La covid-19 favorece un nuevo contrato social
La pol¨ªtica de austeridad posterior a la crisis de 2008 acentu¨® los peores rasgos del capitalismo
Ser¨ªa bonito creer que la doble crisis humanitaria y econ¨®mica provocada por la covid-19 puede hacernos mejores personas y traer una sociedad m¨¢s justa. Pero no necesariamente ha de ser as¨ª. Puede ocurrir que actuemos de acuerdo con la teor¨ªa de los ¡°sesgos de confirmaci¨®n¡±, seg¨²n la cual, m¨¢s que hacernos cambiar, estos eventos pueden confirmarnos en nuestros sesgos previos, acentuando as¨ª los peores rasgos de la vieja sociedad. Conviene saber de qu¨¦ depende que sea de una u otra forma.
Las grandes crisis econ¨®micas pueden actuar como bisagras de una puerta que nos permite pasar de una etapa a otra de la historia de nuestras sociedades. Pero no deber¨ªamos pensar que estos cambios traen mec¨¢nicamente progreso social y pol¨ªtico. Puede ocurrir que la nueva fase sea peor que la anterior. Tenemos ejemplos de ambos casos.
La Gran Depresi¨®n de los treinta, junto con la Segunda Guerra Mundial, actuaron como bisagras de la historia. Fueron sucesos traum¨¢ticos que crearon una experiencia colectiva de vulnerabilidad como seres humanos y de fragilidad del orden econ¨®mico, social y pol¨ªtico. Ese doble sentimiento favoreci¨® la aparici¨®n de un nuevo contrato social progresista dentro de los Estados naci¨®n. Por un lado, los progresistas aceptaron que el capitalismo competitivo de matriz keynesiana pod¨ªa ser un buen sistema econ¨®mico para crear riqueza; por su parte, los conservadores apoyaron la creaci¨®n de un nuevo Estado Social. Todo funcion¨® bien durante los ¡°Treinta gloriosos¡± a?os siguientes: la econom¨ªa creci¨®, la productividad mejor¨®, la prosperidad fue compartida, aparecieron las clases medias y la democracia se fortaleci¨® y expandi¨®.
La gran crisis energ¨¦tica y econ¨®mica de los setenta, con su inesperada mezcla de estancamiento econ¨®mico y elevada inflaci¨®n, tambi¨¦n actu¨® como una bisagra. Pero, en este caso, el contrato social neoliberal, con su ingenua creencia en los efectos ben¨¦ficos autom¨¢ticos de los mercados desregulados, no trajo prosperidad para todos. Al contrario, provoc¨® el retroceso de la desigualdad a los niveles previos a la Primera Guerra Mundial. La pol¨ªtica de austeridad que sigui¨® a la crisis financiera y la Gran Recesi¨®n de 2008 acentu¨® los peores rasgos del capitalismo desregulado de esta fase de la historia.
?C¨®mo explicar los efectos asim¨¦tricos de esas grandes crisis econ¨®micas? Como teoriz¨® el fil¨®sofo liberal Johan Rawls, el fundamento del contrato social es el principio de reciprocidad. La experiencia colectiva de vulnerabilidad favorece la aparici¨®n de un ¡°velo de ignorancia¡± (incertidumbre radical ante el futuro) que hace que todos actuemos de forma racional y estemos dispuestos a apoyar un compromiso de reciprocidad de derechos y deberes. Rawls se?al¨® que, cuando los Gobiernos no se comprometen con ese principio, lo que viene a continuaci¨®n es la quiebra de las democracias. El triunfo de Donald Trump no es sino el cumplimiento de la predicci¨®n de Rawls.
?Traer¨¢ la covid-19 un nuevo contrato social progresista o acentuar¨¢ los peores rasgos del contrato neoliberal? El sentimiento colectivo de vulnerabilidad favorece un nuevo contrato social progresista. Cuando escribo esto, el Congreso acaba de aprobar el Ingreso M¨ªnimo Vital (IMV). Hoy somos un pa¨ªs m¨¢s decente.
Derecho al trabajo
El siguiente paso debe ser hacer efectivo el derecho al trabajo: a toda persona que quiera trabajar se le debe ofrecer un empleo. El compromiso p¨²blico con el empleo existente que han significado los ERTE debe extenderse a todas las personas que lo han perdido o que, como muchos j¨®venes, no han podido a¨²n encontrar ninguno. La creaci¨®n de un fondo estatal para el empleo podr¨ªa ser el instrumento para garantizar ese derecho. El green new deal europeo y el programa de recuperaci¨®n facilitan tanto su financiaci¨®n como el fomento del empleo en los territorios.
El IMV y el fondo estatal para el empleo, junto con un nuevo contrato social de la empresa que deje de ver a los empleados como ¡°recursos¡± humanos para contemplarlos como otro tipo de ¡°accionistas¡±, son los tres pilares b¨¢sicos de un nuevo contrato social progresista.
El fortalecimiento del contrato social nacional no es incompatible ni con la UE ni con la globalizaci¨®n. Al contrario, cuanto m¨¢s abierta sea la econom¨ªa de un pa¨ªs, m¨¢s intenso y amplio tiene que ser su contrato social nacional. El caso de los pa¨ªses n¨®rdicos es paradigm¨¢tico.
En determinados momentos de su historia, las sociedades acostumbran a pararse a reconsiderar el pasado y pensar el futuro. Esos momentos coinciden con las grandes crisis econ¨®micas. La crisis de la covid-19 crea uno de esos momentos de cambio. Deber¨ªamos saber aprovecharlo para construir un nuevo contrato social progresista.
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