El fiasco del gigante digital que Alemania no quiso ver
La ca¨ªda de la empresa de pagos electr¨®nicos Wirecard tras destaparse un agujero de 1.900 millones desata un debate sobre el cuestionable papel los supervisores y reguladores nacionales
¡°Un completo desastre¡±. Las palabras elegidas por el supervisor financiero alem¨¢n pod¨ªan hacer pensar en una cat¨¢strofe sobrevenida, impredecible y repentina. Pero el megaesc¨¢ndalo de Wirecard, la admirada empresa de pagos digitales que se ha derrumbado esta semana tras admitir un agujero contable de 1.900 millones de euros, ha sido una hecatombe financiera muy anunciada. Para quien quisiera o¨ªr.
Wirecard se declar¨® el jueves en suspensi¨®n de pagos y Markus Braun, su consejero delegado durante el esc¨¢ndalo, se entreg¨® tres d¨ªas antes en M¨²nich. La Fiscal¨ªa acusa a la firma de pagos electr¨®nicos de falsear el balance con el objetivo de hacer la empresa m¨¢s atractiva a ojos de los inversores y clientes. El dinero, supuestamente alojado en entidades filipinas, se evapor¨®.
Los sistemas de alarma, encabezados por BaFin, el supervisor alem¨¢n, han fallado consistentemente. Las insistentes revelaciones de denunciantes an¨®nimos y la exposici¨®n del fraude en la prensa desde hace m¨¢s de un a?o no dieron paso en Alemania a la acci¨®n en contra de la estrella del capitalismo digital. Miles de accionistas, acreedores y empleados se ven ahora afectados por la debacle financiera, pero el caso Wirecard trasciende con creces a la compa?¨ªa y reverbera por todo el gran sistema financiero continental, en el que llueve sobre empapado. El enga?o masivo de Volkswagen con el dieselgate y los esc¨¢ndalos encadenados del Deutsche Bank, dos estandartes del tejido empresarial y financiero alem¨¢n y ahora Wirecard, sumen a la econom¨ªa alemana, pese a su fortaleza, en una cierta crisis de identidad.
En este contexto de autoestima alica¨ªda aterrizaron las acusaciones contra Wirecard, que hab¨ªa despuntado como un producto de ¨¦xito made in Germany. No era adem¨¢s una empresa cualquiera. Era una compa?¨ªa de pagos online, ligada a la econom¨ªa digital y por lo tanto prometedora frente a la vieja econom¨ªa industrial alemana, pendiente de reestructuraci¨®n en sectores cruciales como el autom¨®vil o la anquilosada banca tradicional. Permitir pagos seguros online a todo tipo de empresas, desde el ordenador, el tel¨¦fono, el reloj o el iris, si hac¨ªa falta, era su misi¨®n. El glamour de la start-up b¨¢vara, crecida al calor del boom del comercio electr¨®nico, pero sobre todo la complejidad de sus actividades dentro y fuera de la Uni¨®n Europea contribuyeron a nublar la vista de los supervisores, seg¨²n coinciden diversos analistas.
El ministro de Finanzas, Olaf Scholz, considera el caso Wirecard ¡°un esc¨¢ndalo sin precedentes¡±, que debe ejercer de ¡°se?al de alarma, que demuestre que necesitamos m¨¢s controles¡±, tambi¨¦n para ¡°estructuras empresariales internacionales complejas como Wirecard¡±. El ministro socialdem¨®crata defendi¨® al supervisor financiero alem¨¢n, que estos d¨ªas est¨¢ en el ojo del hurac¨¢n, por considerar que ¡°trabajaron duro e hicieron su trabajo¡±, pero a la vez adelant¨® que la ca¨ªda en desgracia de Wirecard tendr¨¢ consecuencias de largo alcance. ¡°Tenemos que repensar nuestras estructuras de supervisi¨®n¡±, dijo Scholz. El propio Felix Hufeld, al frente de BaFin reconoci¨® los errores el lunes. ¡°Un completo desastre¡±, dijo. ¡°No hemos sido lo suficientemente efectivos para prevenir que algo as¨ª pasase¡±.
¡°Es un absoluto desastre para la Alemania empresarial. No recuerdo nada similar en los ¨²ltimos 40 a?os. El impacto va a ser enorme¡±, vaticina Bernd Ziesemer, exdirector del diario econ¨®mico alem¨¢n Handelsblatt y prestigioso analista. ¡°Las autoridades que ten¨ªan que supervisar fallaron¡±, a?ade. La complejidad de la estructura empresarial y del modelo de negocio hizo que para muchos de los que ten¨ªan que tratar con Wirecard fuera muy dif¨ªcil comprender de qu¨¦ se trataba. ¡°Tal vez decidieron confiar en Wirecard, porque sent¨ªan que era demasiado grande como para caer¡±, interpreta Ziesemer.
¡°El supervisor se preocup¨® m¨¢s por la estabilidad del sistema financiero que por los inversores. Cund¨ªa la sensaci¨®n de que todo era una conspiraci¨®n de los brit¨¢nicos para derribar una empresa exitosa, pero fue un error alinearse con la empresa y no investigar a fondo las acusaciones¡±, sostiene Jan Krahnen, director del Instituto Leibniz de investigaci¨®n financiera (SAFE) de Fr¨¢ncfort. ¡°Esta empresa es un nuevo tipo de animal, complejo. La cuesti¨®n es si hay voluntad para aprender y desentra?ar esta nueva realidad¡±, a?ade.
Los avisos de que algo ol¨ªa muy mal en la empresa de las afueras de M¨²nich han sido sonoros a lo largo de los meses. Fue hace m¨¢s de un a?o cuando BaFin recibi¨® el chivatazo de un informante de que algo no iba bien en las fiduciarias asi¨¢ticas de Wirecard. En enero de 2019, el Financial Times public¨® el esc¨¢ndalo del fraude contable en la rama del negocio en Asia, despu¨¦s de ser contactado por un informante an¨®nimo provocando la incredulidad del establishment germano.
Wirecard neg¨® las acusaciones en todo momento y acus¨® a los brit¨¢nicos de connivencia con movimientos especulativos en los mercados que se agitaron tras la publicaci¨®n de las acusaciones. BaFin comenz¨® a investigar, pero tambi¨¦n se hizo eco de las alegaciones de la empresa y acus¨® al diario brit¨¢nico de manipular los mercados. Es entonces cuando impone una prohibici¨®n de dos meses para ventas en corto, en teor¨ªa para garantizar la integridad del mercado y frenar los movimientos especulativos contra los que alertaba Wirecard. 18 meses despu¨¦s, los auditores se negaron a firmar el balance de 2019 y la propia Wirecard se ve¨ªa obligada a dar la raz¨®n a los brit¨¢nicos y admit¨ªa la madrugada del lunes en un comunicado que los pagos ¡°probablemente no existen en la gran mayor¨ªa de los casos¡±.
¡°BaFin ha fallado completamente con Wirecard, pero no me sorprende. Sucede despu¨¦s de una serie de esc¨¢ndalos en los que BaFin actu¨® mal y tarde, de manera muy formalista fij¨¢ndose en asuntos menores, pero sin ser capaz de ver lo que ocurr¨ªa. Wirecard ha crecido enormemente y BaFin lo ha analizado principalmente desde el prisma bancario. Han fracasado a la hora de entender la importancia de la empresa como un conglomerado global¡±, sostiene el economista Gerhard Schick, exdiputado de los Verdes y ahora al frente de Finance Watch Deutschland.
Schick explica que m¨¢s de la mitad de la actividad de Wirecard se desarrolla fuera la UE. ¡°Hay que comprender la importancia de las adquisiciones de terceros, su colaboraci¨®n con otros actores locales. Eso tambi¨¦n hay que controlarlo. Alguien tiene que ser capaz de comprender todo el sistema de negocio y BaFin no lo hizo¡±, a?ade. Tampoco en 2018, cuando Wirecard entr¨® por primera vez en el prestigioso DAX de Fr¨¢ncfort.
Este economista a?ade otro elemento. ¡°El gran cambio de los auditores que se supon¨ªa que se iba a acometer tras la crisis financiera en 2009 no se ha hecho. El modelo de negocio no ha cambiado¡±. EY, que desde hace a?o auditaba a la empresa, rechaz¨® finalmente certificar las cuentas de 2019 y denunci¨® ¡°indicios claros¡± de ¡°un fraude sofisticado que implica a varios actores por todo el mundo¡±, dijo en un comunicado.
Ziesemer habla de cambios pendientes. ¡°La estructura del BaFin y del Bundesbank est¨¢n atrasadas. Hay muchas autoridades, pero cada una es responsable de una parte, pero nadie es responsable de la empresa en su conjunto. BaFin se encarga de la parte bancaria, pero despu¨¦s hay instituciones burocr¨¢ticas regionales que son responsables de otras partes del negocio y que no comprend¨ªan qu¨¦ sucede de forma global¡±. Krahnen habla sin embargo tambi¨¦n de oportunidad. ¡°Es la ocasi¨®n de que discutamos abiertamente la integraci¨®n del mercado de capitales en la UE y de un supervisor ¨²nico europeo con poder ejecutivo y capacidad de garantizar la integridad del mercado¡±.
Un visionario digital
El austriaco Markus Braun dirig¨ªa desde hace 18 a?os la empresa creada en 1999 y que cuenta con 6.000 trabajadores. La ca¨ªda de Mr. Wirecard, como se le conoc¨ªa, ha sido estrepitosa. Cuando el visionario vien¨¦s, conocido por sus jerseys de cuello vuelto a lo Steve Jobs, aterriz¨® en la compa?¨ªa, esta se parec¨ªa poco al gigante actual. Era peque?a y proporcionaba medios de pago a p¨¢ginas de juego y de porno. En 2018 sin embargo, Wirecard entraba en el prestigioso Dax de las 30 grandes, desplazando al Commerzbank.
El rutilante empresario, mago de las finanzas digitales, se present¨® el lunes a la polic¨ªa en M¨²nich, despu¨¦s de que se hubiera emitido una orden de detenci¨®n en su contra. Horas despu¨¦s se decretaba la libertad bajo fianza de cinco millones de euros. La Fiscal¨ªa de M¨²nich consider¨® en un comunicado que el acusado infl¨® el balance de la empresa y el volumen de ventas de Wirecard, probablemente en cooperaci¨®n con otras personas. En definitiva, acusaban a Braun, el hombre que una vez dijo que aspiraba a ¡°hacer los pagos invisibles¡±, de cumplir su objetivo, seg¨²n recuerda ahora con iron¨ªa la prensa alemana.
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