La econom¨ªa se desploma y a Wall Street le da igual
Dopada por los est¨ªmulos y cada vez m¨¢s distante de la calle, la Bolsa estadounidense cierra su mejor trimestre desde 1998. Mientras, el pa¨ªs sufre la mayor crisis desde la Gran Depresi¨®n
¡°El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos¡±. Lo que ha pasado en los ¨²ltimos meses entre Estados Unidos y sus poderosos mercados financieros recuerda a lo que Ilsa Lund le dijo a Rick Blaine en Casablanca, cuando en plena guerra, con ella ya casada con otro y la Gestapo pis¨¢ndoles los talones, les daba por enredarse. La diferencia es que, esta vez, en este trozo de Am¨¦rica, no es a pesar de la calamidad, sino espoleada por ella, cuando la Bolsa de Nueva York ha decidido enamorarse. El ¨ªndice S&P, que recoge los vaivenes de las 500 mayores compa?¨ªas cotizadas, ha cerrado el segundo trimestre con la mayor ganancia desde 1998, de hasta un 20%. Para el Dow Jones, selectivo de 30 grandes, que ha subido un 18%, ha sido el mejor periodo desde 1987. Y las tecnol¨®gicas de Nasdaq se han disparado el 31%, el m¨¢ximo en casi dos d¨¦cadas.
En paralelo, Estados Unidos ha entrado en recesi¨®n, despidiendo su mayor periodo de crecimiento en la historia, y la destrucci¨®n de empleo ha alcanzado cotas no vistas desde la Gran Depresi¨®n. Pese a los atisbos de recuperaci¨®n, fruto de las primeras fases de reapertura, se han perdido cerca de 20 millones de puestos de trabajo desde febrero y se est¨¢n declarando bancarrotas al mayor ritmo en siete a?os, con v¨ªctimas tan variopintas como la compa?¨ªa de alquiler de coches Hertz, los grandes almacenes J. C. Penney o la pionera del fracking Chesapeake. Como guinda, la epidemia de coronavirus se ha descontrolado de nuevo, han repuntado los contagios en buena parte del pa¨ªs y al menos 16 Estados est¨¢n frenando la reactivaci¨®n. El Fondo Monetario Internacional calcula que el PIB se contraer¨¢ un 8% este a?o. ?A qu¨¦ vienen esas alegr¨ªas en Wall Street?
Hay una respuesta r¨¢pida para este comportamiento tan contraintuitivo de los mercados. El manguerazo sin precedentes de la Reserva Federal, de unos dos billones de d¨®lares, ha llenado los bolsillos de unos inversores que, pese a la incertidumbre, no sab¨ªan muy bien d¨®nde colocar el dinero, salvo en acciones. Los tipos de inter¨¦s del bono estadounidense a 10 a?os, uno de esos refugios cl¨¢sicos en tiempos de crisis, se sit¨²an en el 0,6%, frente al 2% de hace un a?o y el 3% de finales de 2018. Estos est¨ªmulos, unidos al plan de rescate econ¨®mico aprobado por el Congreso, han contenido la hemorragia econ¨®mica. Y seg¨²n Sam Stovall, director de inversi¨®n de la firma CFRA, ¡°el nuevo aumento de los casos de covid-19 no hace temer que la recuperaci¨®n descarrile, los inversores no esperan un nuevo cierre a nivel nacional, sino retrocesos puntuales¡±.
La respuesta larga, sin embargo, apunta a una tendencia de a?os. El divorcio entre la Bolsa y la llamada econom¨ªa real -la de las empresas que invierten, contratan y producen; y las personas que consumen- es cada vez mayor. Los cinco mayores valores del parqu¨¦ son Apple, Alphabet, Microsoft, Amazon y Facebook, unos colosos que representan alrededor del 20% del valor de todo el S&P, la mayor proporci¨®n en 30 a?os, y adem¨¢s se han visto favorecidos en este mundo confinado, que ha desplazado a la esfera virtual buena parte de traj¨ªn diario, ya sea el profesional, el de consumo o el de ocio. En abril, primer mes completo de confinamiento, sus acciones sub¨ªan un 10%, mientras las otras 495 bajaban un 13%, seg¨²n los datos de Goldman Sachs.
Cuando a una econom¨ªa se la califica de real puede uno inferir que la otra tiene algo de ficticia, como si Apple o Amazon no existiesen, no tuvieran sedes monumentales, productos l¨ªderes y d¨®lares contantes y sonantes entrando a espuertas. Los tienen, pero la contribuci¨®n de los gigantes tecnol¨®gicos a la riqueza en la calle es menor a la que generaban los l¨ªderes burs¨¢tiles del pasado, cuando la c¨²spide se repart¨ªa entre la banca, la energ¨ªa y los servicios.
Un estudio de la Brookings Institution, uno de los think tanks m¨¢s prestigiosos de Washington, compara la creaci¨®n de empleo y el mercado de capitales de los siglos XX y XXI y arroja datos esclarecedores: en 1962, las dos mayores empresas cotizadas de Estados Unidos eran la telef¨®nica AT&T y la automovil¨ªstica General Motors, con 564.000 y 605.000 empleados, respectivamente. Es decir, casi 1,2 millones en conjunto. En 2002, Microsoft se hab¨ªa colocado primera (51.000 empleados), seguida de General Electric (315.000). Menos de la mitad que en 1962. El a?o pasado, las dos primeras del ¨ªndice S&P, Microsoft y Apple, contaban en total con unos 297.000 trabajadores.
El cambio de tercio en Wall Street a lo largo de este a?o ha sido radical, el m¨¢s dr¨¢stico en ocho d¨¦cadas. El primer choque del confinamiento, cuando la crisis sanitaria ya se revel¨® global y may¨²scula, se produjo a mediados de marzo y se tradujo en una ca¨ªda del 20% en el S&P en el primer trimestre del a?o. Ahora, la reci¨¦n culminada carrera del segundo ha permitido recuperar casi todo el terreno perdido. El panorama hasta finales de a?o, sin embargo, resulta m¨¢s que incierto. Adem¨¢s de dopados por los est¨ªmulos, los inversores tambi¨¦n han jugado en la Bolsa, en cierta medida, a ciegas. Seg¨²n Factset, una plataforma de informaci¨®n financiera, 200 de las 500 compa?¨ªas del selectivo han retirado sus previsiones para el a?o, pero calculan que los beneficios de las grandes empresas consolidadas y por tanto m¨¢s resistentes (las blue chip, en la jerga burs¨¢til) han encogido un 44% en el citado segundo trimestre.
El rally burs¨¢til se ha suavizado en las ¨²ltimas semanas, en parte debido a las tensiones sociales desatadas en el pa¨ªs, a ra¨ªz de las movilizaciones contra el racismo por la muerte del hombre negro George Floyd, y tambi¨¦n por una correcci¨®n propia del mercado. Los est¨ªmulos fiscales del Congreso se est¨¢n agotando y republicanos y dem¨®cratas tendr¨¢n que acordar otro programa. Nadie sabe cu¨¢nto durar¨¢ el derrumbe, mucho menos el enamoramiento. A Donald Trump, que busca la reelecci¨®n en noviembre, le convienen los datos positivos. Los analistas tambi¨¦n alertan de la incertidumbre que generan esos comicios en cuanto a la pol¨ªtica econ¨®mica. El mundo se derrumba y Estados Unidos, aparte de todo, celebra elecciones.
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