Es posible y necesaria una recuperaci¨®n verde de Am¨¦rica Latina y el Caribe
Los programas que prioricen la productividad, la inclusi¨®n y la resiliencia conducir¨¢n a una mayor competitividad y a reconstruir la confianza en los Gobiernos y las instituciones
La crisis clim¨¢tica en Am¨¦rica Latina y el Caribe no desaparecer¨¢. Como la pandemia de la covid-19, el clima afecta en mayor medida a los m¨¢s vulnerables en la regi¨®n. Solo en t¨¦rminos de migraciones, podr¨ªan ser 17 millones los refugiados clim¨¢ticos en nuestros pa¨ªses hacia 2050, en ¨¢reas donde los sistemas de vida se ven cada vez m¨¢s comprometidos por el cambio clim¨¢tico. Ambas crisis, la clim¨¢tica y la pandemia, est¨¢n exacerbando las desigualdades subyacentes y los bajos rendimientos econ¨®micos. A medida que avanzamos en la recuperaci¨®n del coronavirus debemos tambi¨¦n reconstruir mejor y prepararnos para la crisis clim¨¢tica que se avecina.
Hoy, la mayor¨ªa de las econom¨ªas de la regi¨®n enfrentan dos desaf¨ªos centrales: recuperarse de una recesi¨®n econ¨®mica severa mientras encaran las transformaciones estructurales necesarias para un crecimiento inclusivo y un desarrollo sustentable que ofrezca a todos v¨ªas para salir de la pobreza. Los programas de recuperaci¨®n de la covid-19 que prioricen la productividad, la inclusi¨®n y la resiliencia conducir¨¢n a una mayor competitividad e innovaci¨®n, y a reconstruir la confianza en el Gobierno y las instituciones. Esto preparar¨¢ a Am¨¦rica Latina y el Caribe para combatir el coronavirus y el cambio clim¨¢tico y ayudar¨¢ a reconstruir el contrato social tan importante para acelerar el alivio de la pobreza y la prosperidad compartida.
La energ¨ªa y el transporte limpios son sectores clave en la agenda regional para una mejor reconstrucci¨®n. Aunque Am¨¦rica Latina ya extrae la mayor parte de su electricidad de fuentes renovables, la m¨¢s importante, la generaci¨®n hidroel¨¦ctrica, es cada vez m¨¢s vulnerable a las variaciones provocadas por el cambio clim¨¢tico. Ser¨¢ cada vez m¨¢s dif¨ªcil expandir esa capacidad para responder a la demanda esperada una vez que pase la crisis actual.
Las energ¨ªas renovables no tradicionales, e¨®lica y solar en particular, pueden hoy ser competitivas en t¨¦rminos de sus costos en muchos pa¨ªses si se superan las barreras regulatorias y contractuales para su integraci¨®n en la matriz energ¨¦tica. Las inversiones en eficiencia energ¨¦tica en edificios podr¨ªan reducir la huella de carbono y generar muchos empleos de baja calificaci¨®n para la renovaci¨®n edilicia. En materia vial, un nuevo enfoque para el transporte p¨²blico deber¨ªa ser una alta prioridad. El dise?o de ciudades para evitar su expansi¨®n y fomentar el desarrollo urbano alrededor de distribuidores de tr¨¢nsito como paradas de metro y autob¨²s ayudar¨¢ a reducir la demanda de transporte motorizado y deber¨ªa ir de la mano con sistemas de transporte r¨¢pido y subterr¨¢neo accesibles, que incorporen cada vez m¨¢s veh¨ªculos el¨¦ctricos.
Bien hechos, la adaptaci¨®n y el desarrollo de la resistencia al cambio clim¨¢tico pueden generar enormes beneficios econ¨®micos, sociales y ambientales, estimulando el crecimiento y el empleo al tiempo que se crea capital natural. Por ejemplo, la inversi¨®n en infraestructura de adaptaci¨®n, como carreteras y viviendas resistentes al clima, puede tener efectos positivos en el empleo en el sector de la construcci¨®n y mejorar la situaci¨®n de m¨¢s largo plazo en los hogares. Por cada mill¨®n de d¨®lares invertido en la construcci¨®n, se espera que se creen cerca de 200 puestos de trabajo en Bolivia, 130 en Nicaragua y 120 en Honduras. De acuerdo con un estudio reciente del World Resources Institute y New Climate Economy, pasar a una econom¨ªa sostenible y de bajas emisiones podr¨ªa sumar 535.000 millones de d¨®lares adicionales al PIB de Brasil para 2030.
Las alternativas bajas en carbono no tienen por qu¨¦ comprometer los resultados del desarrollo, la estabilidad macroecon¨®mica o la sostenibilidad de la deuda. Si bien la dif¨ªcil situaci¨®n fiscal en la regi¨®n podr¨ªa representar un desaf¨ªo para las iniciativas clim¨¢ticas, tambi¨¦n podr¨ªa ser un incentivo para reorientar programas que apoyan el uso no sostenible de recursos naturales o modelos intensivos en carbono que encierran a los pa¨ªses en la baja productividad y reducen su competitividad. Redireccionar el estimado de 240 mil millones de d¨®lares en subsidios anuales a los combustibles a nivel regional permitir¨ªa hacer inversiones en energ¨ªa y transporte limpios para llevar a la regi¨®n a un futuro de bajas emisiones de carbono.
Por esta raz¨®n, varios pa¨ªses de la regi¨®n han puesto el cambio clim¨¢tico y el desarrollo inclusivo y resistente en el centro de sus planes de recuperaci¨®n de la pandemia. Colombia incluy¨® el crecimiento limpio (¡°Producir conservando y conservar produciendo¡±) y el apoyo a la bioeconom¨ªa. Chile anunci¨® ya que el 30% de los recursos adicionales para la inversi¨®n p¨²blica en el marco de su plan de recuperaci¨®n (Paso a Paso, Chile se Recupera) se utilizar¨¢ para proyectos verdes y sostenibles.
El Banco Mundial es un socio en este esfuerzo. Aprobamos 6,6 millones de d¨®lares para financiar la respuesta de emergencia de Dominica, dirigida a mejorar la capacidad del sistema de salud y fortalecer la seguridad alimentaria, tanto para la resistencia al clima como para la recuperaci¨®n econ¨®mica inmediata. Apoyamos a Uruguay con fondos por 400 millones de d¨®lares para mitigar el impacto econ¨®mico y social del brote de la covid-19, al tiempo que se sientan las bases para una recuperaci¨®n econ¨®mica s¨®lida y resistente. Esta fue una respuesta crucial a la pandemia, que golpe¨® a Uruguay en momentos en que una sequ¨ªa severa afectaba la producci¨®n agr¨ªcola. En toda nuestra cartera regional hemos unido la inversi¨®n para la respuesta y recuperaci¨®n del coronavirus con el financiamiento que prioriza el desarrollo inclusivo y la resistencia de largo plazo.
Como la pandemia, el cambio clim¨¢tico ha socavado la seguridad p¨²blica y la prosperidad en toda la regi¨®n. Combatir a ambos al mismo tiempo es la clave para reconstruir mejor.
*Carlos Felipe Jaramillo es vicepresidente del Banco Mundial para Am¨¦rica Latina y el Caribe
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