Los l¨ªmites de la recuperaci¨®n estadounidense
El pa¨ªs est¨¢ inmerso en una crisis existencial que ser¨¢ a¨²n m¨¢s profunda tras las elecciones presidenciales
En Estados Unidos reside el 4% de la poblaci¨®n mundial, pero el pa¨ªs registra el 21% de las muertes confirmadas por covid-19. Representa el 25% de la poblaci¨®n del hemisferio norte, pero tiene el 50% de sus mortalidades en exceso (muertes por cualquier causa por encima de la tasa habitual) registradas durante la pandemia.
Asimismo, los casos acumulados por mill¨®n en Estados Unidos hoy en d¨ªa son casi cuatro veces m¨¢s altos que en la Uni¨®n Europea (aunque esta ¨²ltima parece estar experimentando una segunda ola). Mientras que Estados Unidos sigue perdiendo alrededor de 1.000 personas por coronavirus cada d¨ªa, la tasa de mortalidad diaria de la UE est¨¢ cerca de 300, y los pa¨ªses asi¨¢ticos pr¨¢cticamente no est¨¢n sufriendo p¨¦rdidas. Y no, este no es un problema norteamericano continental: Canad¨¢ pierde s¨®lo unas diez personas por d¨ªa a manos del virus.
Despu¨¦s de tantos meses de fracaso a la hora de enfrentar la pandemia, las tasas de mortalidad y de infecci¨®n m¨¢s altas a nivel global que registra Estados Unidos ya no son una sorpresa. El interrogante es qu¨¦ significa la trayectoria actual de la pandemia para la recuperaci¨®n econ¨®mica de Estados Unidos.
Lo primero a tener en cuenta es que una recuperaci¨®n de la depresi¨®n inicial inducida por la pandemia a comienzos de este a?o ya est¨¢ completa en aproximadamente el 60%. Despu¨¦s de caer del 80,5% en febrero al 69,7% en abril, la tasa de empleo para los trabajadores en edad de m¨¢ximo rendimiento (25-54 a?os) volvi¨® a subir al 75,3% en agosto. Al momento de escribir esta columna a fines de septiembre, probablemente ya haya aumentado alrededor del 76,5%. Pero, a t¨ªtulo comparativo, el empleo para los trabajadores en edad de m¨¢ximo rendimiento rondaba esa cifra en el punto m¨¢s bajo de la Gran Recesi¨®n de 2008-09.
Un segundo punto a observar es que la recuperaci¨®n experimentada hasta el momento puede representar todo lo que Estados Unidos conseguir¨¢ por ahora. El hecho de que la econom¨ªa se haya recuperado el 60% no significa que volver¨¢ al 100%. Despu¨¦s de todo, la recuperaci¨®n actual se est¨¢ desarrollando a la sombra de la recuperaci¨®n de la crisis financiera de 2008 y de la Gran Recesi¨®n, que tambi¨¦n fue un per¨ªodo de tasas de inter¨¦s de l¨ªmite inferior igual a cero.
Vale la pena recordar que esta recuperaci¨®n previa no represent¨® una recuperaci¨®n de la producci¨®n, que se mantuvo tan por debajo de su tendencia previa a la crisis como cuando la tasa de desempleo estaba en su pico. Mientras que el empleo se recuper¨® lentamente despu¨¦s de la Gran Recesi¨®n, la productividad sigui¨® rezagada mucho m¨¢s atr¨¢s. Pero, como hubo un retraso persistente en la producci¨®n tambi¨¦n, esta falta de crecimiento de la productividad permiti¨® que el empleo finalmente se recuperara.
Una lecci¨®n de la historia reciente, entonces, es que las econom¨ªas de mercado modernas despu¨¦s de una crisis parecen exigir no s¨®lo los aportes est¨¢ndar del capitalismo empresarial sino tambi¨¦n un impulso adicional de otro canal de gasto para hacer recuperar la producci¨®n hacia su tendencia previa. Pero cuando los tipos de inter¨¦s ya est¨¢n cerca de cero, ese impulso no puede provenir de un mayor alivio monetario ¡ªcosa que tampoco pas¨® despu¨¦s de la Gran Recesi¨®n¡ª. Peor a¨²n, se est¨¢ volviendo cada vez m¨¢s improbable que el est¨ªmulo en el futuro provenga de una pol¨ªtica fiscal expansiva ¡ªla alternativa obvia a los recortes en el precio del dinero¡ª debido a temores por la deuda y a una par¨¢lisis pol¨ªtica.
Otra causa de preocupaci¨®n es la prevalencia del virus en s¨ª misma. El promedio de 1.000 muertes diarias por covid-19 que se registra cada semana implica que hay 10.000 casos asintom¨¢ticos que aparecen todos los d¨ªas. Esto es suficiente para preocupar a cualquiera que se aventure fuera de su casa. Con un riesgo de contraer el virus tan persistentemente elevado, los consumidores de Estados Unidos seguir¨¢n siendo mucho m¨¢s cautelosos que sus pares en Jap¨®n, Canad¨¢ o Alemania a la hora de regresar a actividades econ¨®micas semi-normales como comer afuera o viajar en avi¨®n.
As¨ª las cosas, aun si Estados Unidos pudiera experimentar una recuperaci¨®n r¨¢pida y restablecer el empleo a sus niveles previos, los temores justificables de los consumidores estadounidenses plantear¨ªan un obst¨¢culo importante para un crecimiento sostenido, al igual que la ausencia llamativa de inversi¨®n empresarial en el clima econ¨®mico de hoy.
Eso deja al Gobierno en la posici¨®n de ¨²nico motor de la recuperaci¨®n. Pero el Gobierno de Estados Unidos actualmente est¨¢ conducido por el presidente Donald Trump, un l¨ªder que de manera consistente ha desaprobado cada examen planteado por la pandemia. Para colmo de males, sus asesores m¨¢s estrechos aparentemente consideran que el desempleo elevado y las olas de quiebras de peque?as empresas son desenlaces convenientes que fortalecer¨¢n la ¨¦tica de trabajo de los norteamericanos en el largo plazo.
En cuanto al candidato presidencial dem¨®crata, Joe Biden, todav¨ªa est¨¢ por verse si aceptar¨¢ el papel del Gobierno federal como empleador de ¨²ltimo recurso. Entretanto, mientras el resto del hemisferio norte est¨¢ bien encaminado hacia la recuperaci¨®n, Estados Unidos sigue empantanado en una acrimonia pol¨ªtica, un malestar econ¨®mico y, potencialmente, una crisis existencial que ser¨¢ a¨²n m¨¢s profunda despu¨¦s del 3 de noviembre, el d¨ªa en el que se celebran las elecciones.
J. Bradford DeLong, ex subsecretario adjunto del Tesoro de Estados Unidos, es profesor de Econom¨ªa en la Universidad de California en Berkeley y socio de investigaci¨®n en la Oficina Nacional de Investigaci¨®n Econ¨®mica. ? Project Syndicate 1995¨C2020
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