Las pujas bien lo valen
La teor¨ªa de contratos relativa a subastas que ha servido para premiar los Nobel se ha desarrollado enormemente en los ¨²ltimos 40 a?os
El de Econom¨ªa es uno de los premios Nobel donde las quinielas casi siempre parecen fallar. El de este a?o tambi¨¦n en buena medida, a pesar de las enormes contribuciones de los galardonados, que lo merec¨ªan sin duda. Eso s¨ª, cada vez es m¨¢s frecuente que aparezcan dos elementos en las decisiones de la Real Academia de las Ciencias de Suecia: un poder instrumental pr¨¢ctico y una honda incidencia social.
Si a la mayor¨ªa de los ciudadanos se les habla de subastas pensar¨¢n r¨¢pidamente en obras de arte o, como mucho, en pescado, aceite, fruta o viviendas adjudicadas por impagos. Pero representa mucho m¨¢s para la ciencia econ¨®mica y sus avances m¨¢s recientes. La teor¨ªa de contratos relativa a subastas se ha desarrollado enormemente en los ¨²ltimos 40 a?os porque son ubicuas. M¨¢s a¨²n en la era de Internet, donde muchos usuarios est¨¢n acostumbrados a lanzar ofertas durante un tiempo marcado con la esperanza de adquirir un producto. Sucede tambi¨¦n cuando se quieren conceder nuevas licencias de radio o televisi¨®n, para decidir los derechos de emisi¨®n de CO2 los precios de la electricidad, el valor de muchos contratos de activos financieros o la liquidez que han concedido tradicionalmente los bancos centrales y que hoy es sost¨¦n de la econom¨ªa poscrisis financiera y ahora pand¨¦mica.
Los ganadores, Paul R. Milgrom y Robert B. Wilson, engrosan la lista de premiados de la Universidad de Stanford, que junto a las tambi¨¦n estadounidenses Harvard, Chicago, MIT y Berkeley copan el top 5 hist¨®rico de estos prestigiosos premios de econom¨ªa.
En el anuncio se dejaba claro que no solo era un reconocimiento por la ¡°contribuci¨®n a la teor¨ªa¡± sino tambi¨¦n por ¡°inventar nuevos formatos de subastas¡±. En cuestiones tan esenciales (energ¨ªa, alimentaci¨®n, valores financieros) es preciso que el precio final sea eficiente para compradores, vendedores y el conjunto de la sociedad. Por ejemplo, es deseable que la liquidez disponible en la econom¨ªa sea la adecuada. O que las cuotas pesqueras permitan un equilibrio entre el desarrollo de ese sector de actividad y la sostenibilidad de los mares. Del mismo modo, parece conveniente que los precios de la electricidad sean adecuados y no est¨¦n sujetos a movimientos especulativos. En una econom¨ªa abierta y con m¨²ltiples participantes esto es solo posible con contratos complejos.
Tal vez el m¨¢s c¨¦lebre y aplicado en la pr¨¢ctica de los que Milgrom y Wilson propusieron es el de rondas m¨²ltiples simult¨¢neas (SMR, por sus siglas en ingl¨¦s). Se hizo popular en 1994, cuando demostraron que en las concesiones de licencias de radio y de m¨®viles, en las que las pujas se hac¨ªan en sobre cerrado, el resultado no era bueno ni para los subastadores ni para los pujadores. Teniendo en cuenta la disponibilidad de medios electr¨®nicos para pujas simult¨¢neas y m¨¢s transparentes (Internet, tel¨¦fonos m¨®viles) el sistema SMR result¨® ser notablemente m¨¢s eficiente.
Con este premio Nobel se reconoce el refinamiento en beneficio social de uno de los principios b¨¢sicos de la econom¨ªa: c¨®mo se reparten los recursos y a qu¨¦ precio. Eso son las subastas y hoy est¨¢n por todas partes.
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