El oro et¨ªope pasa por manos espa?olas

Pablo Arti?ano y Marta Luisa Ortiz se conocieron cursando un posgrado en el IE en 2013. Por esa ¨¦poca Arti?ano a¨²n trabajaba como abogado y un cliente le pidi¨® que viajara a Ad¨ªs Abeba para cerrar la venta de una f¨¢brica. ¡°Me resist¨ª. En mi imaginaci¨®n Etiop¨ªa me suger¨ªa hambre, mosquitos y violencia. Al final fui y me encant¨®¡±. Al regresar a Madrid coment¨® entre sus compa?eros de m¨¢ster que el pa¨ªs ofrec¨ªa mucho potencial para hacer negocios. En 2015 ambos socios aterrizaron en el cuerno de ?frica y montaron una peque?a oficina dedicada a la consultor¨ªa industrial. No funcion¨®, cambiaron de estrategia y decidieron apostar por la inversi¨®n directa en proyectos. Ah¨ª naci¨® CRAU Group. El primer negocio se centr¨® en el desarrollo de un forraje de alto rendimiento, pero pronto descubrieron, de la mano de un grupo de ge¨®logos, un fil¨®n en el segmento de la miner¨ªa. ¡°Somos una plataforma para promover proyectos e inversiones en Etiop¨ªa. Nuestra meta es desarrollar uno al a?o¡±, comenta Ortiz.

A finales del pasado mes de octubre, CRAU y unos socios australianos sacaron a Bolsa en S¨ªdney Megado Gold Limited en una operaci¨®n en la que captaron seis millones de d¨®lares australianos (unos 3,7 millones de euros). Esta compa?¨ªa, que tras los primeros d¨ªas de cotizaci¨®n tiene una capitalizaci¨®n de 14,3 millones de d¨®lares australianos, se dedica a la exploraci¨®n de posibles yacimientos aur¨ªferos en seis concesiones mineras ¡ªtres las aporta CRAU¡ª en el sur y en el oeste de Etiop¨ªa, con una extensi¨®n pr¨®xima a los 800 kil¨®metros cuadrados. Con el dinero recaudado tratar¨¢n de demostrar, mediante el uso de sat¨¦lites, la excavaci¨®n de agujeros y pruebas anal¨ªticas de laboratorio, que en el subsuelo de uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo se esconde un tesoro millonario.

¡°La miner¨ªa en Etiop¨ªa tiene un gran potencial. Al ser un pa¨ªs que no fue colonizado no se produjo la transferencia de tecnolog¨ªa que s¨ª hubo, por ejemplo, en Sud¨¢frica. Adem¨¢s, durante el r¨¦gimen comunista de los a?os ochenta se desarrollaron poco las infraestructuras. Otro factor que hace de este pa¨ªs un destino minero apetecible es que durante los ¨²ltimos 27 a?os goza de una relativa paz¡±, se?ala Arti?ano, quien pasa 15 d¨ªas al mes en ?frica tras colgar la toga para dedicarse de pleno a esta aventura.

Aunque en las ¨²ltimas semanas las energ¨ªas de estos emprendedores han estado centradas en la operaci¨®n de Megado, la joya de la corona de CRAU Group se llama Dedecha. Es una concesi¨®n donde ya se ha probado la existencia de oro y su localizaci¨®n ¡ªun m¨ªnimo de 850.000 onzas, seg¨²n una auditor¨ªa de Deloitte¡ª y para la que buscan viabilidad financiera. ¡°Estudiamos diferentes opciones, desde repetir la salida a Bolsa a la entrada de nuevos socios¡±, se?ala Ortiz. Este proyecto es 100% de CRAU Group (no tienen participaci¨®n sus aliados australianos de Megado) y han contratado los servicios de la consultora Auren para que cierre un cuaderno de venta. Calculan que, una vez encontrados los compa?eros de viaje, se podr¨ªa estar extrayendo el metal precioso en unos ocho meses ¡ªel tiempo que se tarda en instalar el campamento minero y desarrollar la obra civil necesaria¡ª.

Un gran margen

Arti?ano destaca que el oro et¨ªope tiene uno de los m¨¢rgenes m¨¢s altos del mundo. En esta industria, el beneficio depende sobre todo del coste de extracci¨®n y en el caso de la concesi¨®n de Dedecha el oro est¨¢ a tan solo siete metros de profundidad. ¡°Nuestro coste de extracci¨®n es de 650 euros por onza. Si tenemos en cuenta la cotizaci¨®n actual [el oro vale 1.800 d¨®lares por onza, aunque hace unos meses super¨® los 2.000 d¨®lares], estamos hablando de un beneficio bruto de casi 1.000 millones para las reservas probadas de Dedecha¡±, aventura.

En Etiop¨ªa, las concesiones mineras de exploraci¨®n duran 10 a?os y se ampl¨ªan a 20 en el caso de los proyectos de explotaci¨®n. El acuerdo al que ha llegado CRAU Group incluye la entrega del 7% del oro que encuentren a las autoridades locales. La inestabilidad pol¨ªtica y jur¨ªdica del cuerno de ?frica podr¨ªa suponer un riesgo para un proyecto basado en concesiones, pero Arti?ano conf¨ªa en que no habr¨¢ sobresaltos: ¡°El pa¨ªs est¨¢ dirigido por el Nobel de la Paz [Abiy Ahmed, primer ministro, logr¨® el galard¨®n en 2019]. Adem¨¢s, no pueden pegarse un tiro en el pie, saben que su miner¨ªa tiene gran potencial, pero necesitan el capital extranjero para desarrollarla. Por otro lado, andan cortos de divisas y esta industria puede suponer un complemento al caf¨¦, su gran baza exportadora¡±.

La historia de las incursiones occidentales en suelo africano para explotar sus recursos naturales no est¨¢ exenta de abusos y malas pr¨¢cticas. En CRAU Group aseguran que para ellos la responsabilidad social corporativa (RSC) es un aspecto fundamental. ¡°Para hacer l¨ªquido el valor que estamos construyendo necesitamos a los mercados de capitales. Los epicentros financieros de la miner¨ªa son Australia y Canad¨¢, y all¨ª los temas de RSC los llevan a rajatabla¡±, subraya Ortiz, que compagina a¨²n la aventura africana con su trabajo en una entidad financiera.

En el proyecto de Dedecha, CRAU Group trabaja con 365 socios locales, a los que distribuir¨¢n el 20% de los dividendos futuros que se consigan. Adem¨¢s, destinar¨¢n el 0,7% del beneficio a proyectos sociales en estas comunidades. ¡°Tener un comportamiento ¨¦tico en Etiop¨ªa para nosotros es vital. No solo porque es la forma en la que hay que hacer las cosas, sino tambi¨¦n por pura supervivencia. Estamos en medio de la nada y si no cuidamos de los lugare?os ellos no van a cuidar de nosotros¡±, dice Arti?ano.

Otro punto conflictivo de todo proyecto minero es su coste medioambiental. Los integrantes de CRAU dicen que el hecho de que el oro et¨ªope est¨¦ a poca profundidad reduce el impacto. Adem¨¢s, tienen previsto usar un circuito cerrado de cianuraci¨®n del mineral, t¨¦cnica que es menos peligrosa que las balsas al aire libre. ¡°El oro tiene el suficiente margen para hacernos ricos y repartir mucho dinero. Si queremos hacer un proyecto sostenible, o cuidamos los aspectos sociales y medioambientales o no tendremos nada¡±, concluye Arti?ano.