La temporada de esqu¨ª abre una nueva batalla entre los socios de la UE
Alemania, Francia e Italia pugnan por mantener las pistas cerradas, pero Austria se resiste a renunciar a esos ingresos pese a sus elevadas cifras de contagios
La UE vive una nueva batalla en las alturas. La temporada de esqu¨ª ha enfrentado a los socios transalpinos, divididos sobre si deben permitir la apertura de las estaciones. Alemania, Francia e Italia han decidido que la pandemia impone el cierre de los negocios, pero Austria se resiste a renunciar a los ingresos que supone la pujante industria de invierno pese a tener el segundo peor registro de contagios de la UE. Bruselas, que vuelve asistir con impotencia a una nueva batalla entre pa¨ªses en plena pandemia, advirti¨® del ¡°elevado riesgo¡± que puede suponer levantar las restricciones de forma abrupta.
La mayor¨ªa de las capitales, en especial Berl¨ªn, no quieren que se repita el episodio de contagios del pasado marzo, cuando la estaci¨®n austriaca de Ischgl se convirti¨® en uno de los principales focos de contagio de Europa. A pesar de que la alarma salt¨® a principios de ese mes con varios turistas islandeses, la elitista estaci¨®n se mantuvo abierta hasta el d¨ªa 14. Una localidad de poco m¨¢s de 1.600 habitantes propag¨® el virus hacia cuatro continentes a trav¨¦s de viajeros que usaban el aeropuerto de M¨²nich.
El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, abri¨® el debate al exponer las restricciones que se impondr¨¢n a los italianos para Navidad. Las estaciones de esqu¨ª generan unos ingresos anuales de unos 11.000 millones de euros en ese pa¨ªs. Aun as¨ª, Conte llam¨® a los italianos a no dedicar sus vacaciones al esqu¨ª. ¡°No nos lo podemos permitir¡±, advirti¨®. El primer ministro consider¨®, no obstante, que el asunto requer¨ªa un acuerdo europeo, puesto que los italianos pod¨ªan ir a los Alpes franceses o austriacos y exponerse all¨ª al virus. Y revel¨® que manten¨ªa conversaciones con la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, para hallar una soluci¨®n conjunta.
Merkel lo confirm¨® en la ma?ana del jueves. ¡°Trataremos de conseguir que se apruebe a nivel de la Uni¨®n Europea el cierre del esqu¨ª¡±, dijo ante el Bundestag a pesar de que no hay consenso en Alemania. Una parte del empresariado opina que deber¨ªa poder autorizarse una actividad al aire libre, pero el primer ministro de Baviera, el conservador Markus S?der, ha alertado del peligro de otro Ischgl. Tambi¨¦n Francia anunci¨® este jueves que las estaciones no se abrir¨¢n hasta Navidad. Y cuando vuelvan a la actividad, lo har¨¢n sin remontadores ni equipamientos colectivos, ni tampoco bares ni restaurantes. Toda una invitaci¨®n a ir a la monta?a, pero dejando los esqu¨ªs en casa.
Compensaci¨®n por el cierre
Los vecinos austriacos, sin embargo, no se dan por aludidos. Ni siquiera despu¨¦s de que hace apenas tres semanas la prensa alemana publicara fotograf¨ªas de largas colas en las zonas de esqu¨ª, en las que los ciudadanos no respetaban ninguna distancia de seguridad. La propia Merkel admiti¨® que el acuerdo europeo se antojaba complicado si Viena no segu¨ªa sus pasos. El ministro de Finanzas austriaco, Gernot Bl¨¹mel, ya avanz¨® que si la UE pretend¨ªa que cerraran las pistas pedir¨ªa una compensaci¨®n, e incluso puso n¨²meros al estimar que las p¨¦rdidas del monte austriaco, considerado la Ibiza de invierno, rondar¨ªan los 2.400 millones de euros. El Gobierno austriaco se resiste, pues, a renunciar a esa pujante industria. M¨¢xime cuando la vecina Suiza ha reabierto pistas de esqu¨ª, aunque con medidas de distanciamiento.
Austria es, adem¨¢s, el segundo pa¨ªs de la UE con peores registros. Seg¨²n el Centro Europeo de Prevenci¨®n y control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en ingl¨¦s), solo Luxemburgo tiene peores n¨²meros. Austria tiene hoy una media de 988,3 casos por cada 100.000 habitantes, frente a los 749 casos de Italia, los 454 de Francia o los 308 de Alemania. Bruselas admite que es cuesti¨®n de los pa¨ªses decidir si abren o no las pistas. Y ante la imposibilidad de intervenir directamente, reclama un ¡°alto nivel de cooperaci¨®n y coordinaci¨®n¡± entre pa¨ªses y advierte de los riesgos de retirar a destiempo las medidas de contenci¨®n adoptadas.
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