Un Presupuesto abierto
El Gobierno podr¨ªa ofrecer, como sustituto de esa amplia concertaci¨®n transversal, un espacio para urdir adecuaciones y correcciones, al comp¨¢s de c¨®mo evolucione la crisis
Hoy se validar¨¢ el Presupuesto en el Congreso. Gran noticia econ¨®mica, agrio aderezo pol¨ªtico. Ante esta recesi¨®n, un futuro inminente incierto y una situaci¨®n de emergencia nacional, corresponder¨ªa un Gobierno de concentraci¨®n. Como hoy es impracticable, la alternativa era una amplia concertaci¨®n. Algunos han triunfado haci¨¦ndola fracasar con el s¨ªndrome de los vetos cruzados: habr¨¢ que resetearla.
?C¨®mo? Enarbolando el concepto de un Presupuesto abierto, flexible, adaptable; y el rechazo del contrario, cerrado, r¨ªgido, inm¨®vil. Las virtudes de este ser¨ªan vicios: unas cuentas para un a?o que se perpetuasen para cubrir todo un mandato; una legislatura no s¨®lida, inamovible; unos aliados ag¨®nicos; algunas partidas petrificadas por compromiso, a veces corporativista.
Peor, ser¨ªa impregnar el Presupuesto de ultraactividad, esa pr¨®rroga de la vigencia de un pacto por incapacidad de sus firmantes de actualizarlo. Tenemos precedentes insanos. El de Crist¨®bal Montoro se erigi¨®, sin ¨¦l quererlo, en ultraactivo durante tres ejercicios. ?Es ese enquistamiento lo que pretenden algunos? Con la agravante de que hoy, la velocidad de lo nuevo ¡ªmalo o bueno¡ª, no solo es mayor. Es trepidante.
La aprobaci¨®n gen¨¦rica del plan presupuestario por Bruselas o la sinton¨ªa del aumento del gasto con las exigencias sociales y con las recomendaciones del FMI, OCDE y dem¨¢s organismos no deben ser coartadas para estanqueizar lo logrado. Sino para abordar una mayor¨ªa m¨¢s s¨®lida y una estabilidad con menos sustos. Atravesaremos a?os de crisis o de sus secuelas y un quinquenio de impresionantes fondos europeos. Y un plazo largo requerido para aplicar reformas y sembrar proyectos de inversi¨®n¡ Enmarcados en bastante volatilidad, interna e internacional.
Nada excluye que, a punto de amarrarse hoy el Presupuesto por mayor¨ªa del bloque de investidura, pueda intentarse ampliarlo ma?ana. ?C¨®mo? 1) Enmarc¨¢ndolo en un plan a largo plazo de consolidaci¨®n fiscal, como piden la AIReF, el Banco de Espa?a y todos los organismos solventes. Y a medida que se aproxime el fin de la excepcionalidad pand¨¦mica, esa presi¨®n ser¨¢ mayor; y m¨¢s dif¨ªcil sortearla. 2) Engarz¨¢ndolo con reformas no previstas. Si el radicalismo logra a empujones pactos bilaterales extrapresupuestarios con el PSOE, sobre topes de alquileres o desahucios, ?est¨¢ escrito que otros no puedan compensarlos por similar m¨¦todo, en m¨¢s cort¨¦s? Para controlar ciertos gastos corrientes y duplicidades burocr¨¢ticas, crear la mochila austriaca, aplanar el crecimiento exponencial del coste de las pensiones m¨¢s altas, fortalecer la sensibilidad sobre aut¨®nomos y emprendedores... Y 3) Incorporando otras sensibilidades que mejoren el actual equilibrio inestable por escorado hacia la izquierda, pues solo el PNV y alg¨²n regionalismo contribuyen con acentos distintos. Y necesarios.
El Gobierno podr¨ªa ofrecer como sustituto de esa amplia concertaci¨®n transversal, que ha sido incapaz de fraguar, un acuerdo sobre el control peri¨®dico del ritmo de la ejecuci¨®n del Presupuesto; un espacio para urdir adecuaciones y correcciones, al comp¨¢s de c¨®mo evolucione la crisis (sin esperar a los ¡ªantes habituales¡ª tajos de oto?o a la inversi¨®n, para dome?ar el alza del d¨¦ficit en el ¨²ltimo cuatrimestre); e incluso apuntar m¨¢s lejos, a una geometr¨ªa m¨¢s variable. Todo, menos un cors¨¦.
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