El legado de una crisis desigual
La concentraci¨®n de deuda y paro en unos pocos sectores necesita una respuesta urgente y calibrada
La proximidad de una campa?a de vacunaci¨®n junto con los resultados registrados por los sectores que menos dependen del contacto humano, como la industria y los servicios profesionales, han despertado una cierta esperanza. La Bolsa lo ha celebrado con el mejor mes de noviembre de su historia. Asimismo, el incremento del n¨²mero de afiliados a la Seguridad Social ha dado alas a la tesis de una recuperaci¨®n que seguir¨ªa en marcha, pese a las restricciones de la segunda ola. Y la OCDE, en sus ¨²ltimas previsiones, confirma que la econom¨ªa global se recuperar¨¢ en el nuevo a?o. La econom¨ªa espa?ola ser¨ªa una de las que rebotan con m¨¢s fuerza, tras un devastador -11,6% en 2020, el peor resultado despu¨¦s de Argentina.
Pero esas expectativas podr¨ªan verse frustradas si no se extraen conclusiones de una de las principales caracter¨ªsticas de la actual crisis, que es su car¨¢cter desigual. Es un hecho constatable en todos los pa¨ªses que padecen la pandemia que los sectores de la hosteler¨ªa, la restauraci¨®n y la cultura han sido duramente perjudicados. Seg¨²n los datos de noviembre, estos sectores concentran cerca del 60% de todos los ERTE y buena parte de los aut¨®nomos que perciben una prestaci¨®n por cese de actividad. Tambi¨¦n acaparan m¨¢s de la mitad de los avales al cr¨¦dito. El ¨ªndice PMI, uno de los principales indicadores de coyuntura, apunta a un desplome acusado de los servicios en noviembre, mientras que la industria aguanta.
Una de las consecuencias de la desigualdad es la elevada concentraci¨®n de los costes de la crisis en unos pocos sectores, en vez de repartirse por el conjunto del tejido productivo como en algunas de las anteriores recesiones. Esto entra?a el riesgo de una acumulaci¨®n insostenible de deuda y de quiebra de empresas viables. En su informe de estabilidad financiera, el BCE ha alertado precisamente de ese riesgo, y de su efecto en cascada sobre las entidades financieras.
Otra implicaci¨®n es una demanda debilitada, ya que los hogares no reasignan todo el gasto embalsado de hosteler¨ªa y restauraci¨®n hacia otros bienes y servicios. Este sobre-ahorro se superpone al que proviene de la incertidumbre (ahorro precautorio). Todo ello redunda en un debilitamiento del consumo de las familias que no se puede contrarrestar con transferencias p¨²blicas. Estas solo generar¨ªan m¨¢s ahorro improductivo en vez de estimular el gasto ¡ªsalvo en el caso de las ayudas a los m¨¢s desfavorecidos, como el ingreso m¨ªnimo vital, por su elevada propensi¨®n a consumir¡ª.
Sin duda la extensi¨®n de la vacuna reducir¨¢ la incertidumbre y el miedo a desplazarse, alentando el turismo. Sin embargo, el da?o que representa el cierre de negocios que se producir¨¢ hasta la llegada del antivirus es irreversible, sobre todo si, como parece previsible, nos enfrentamos a otras fases de apertura y cierre de la econom¨ªa. Tampoco disminuye el riesgo financiero asociado al impago de la deuda de las empresas insolventes.
Por tanto, una pronta acci¨®n es necesaria para salvar empresas viables en los sectores m¨¢s afectados, como ayudas al pago de alquiler o compensaciones a los negocios por p¨¦rdida de ingresos por razones de covid. Pa¨ªses de nuestro entorno como Alemania, Francia e Italia ya han respondido a la segunda ola con programas de ayudas directas a las empresas de entre 8.000 y 10.000 millones de euros, focalizadas en los sectores en dificultad.
Finalmente, ante la perspectiva de un cambio estructural en la demanda, tambi¨¦n conviene facilitar la reasignaci¨®n de recursos hacia nuevas empresas y sectores con potencial de crecimiento. Este es el momento de un gran esfuerzo de reciclaje y movilidad, tanto de trabajadores en ERTE como de parados de larga duraci¨®n y aut¨®nomos cuyo negocio se extingue. El presupuesto p¨²blico, como principal ariete, debe jugar un potente papel dinamizador de la inversi¨®n. La clave est¨¢ en una expansi¨®n fiscal pronta y mejor calibrada de lo que aparece en los PGE, para superar una crisis desigual.
Afiliaci¨®n
El n¨²mero de trabajadores en situaci¨®n de ERTE se ha incrementado en casi 82.000, por primera vez desde el inicio de la segunda ola. Al mismo tiempo, el n¨²mero de aut¨®nomos que reciben alguna prestaci¨®n extraordinaria por cese de actividad se situ¨® en 346.000, lo que supone un incremento de 134.000 sobre el mes anterior tras una subida de 65.000 en octubre. En total, 1,095 millones de afiliados est¨¢n en un ERTE o en cese de actividad, lo que representa un aumento en 240.000 durante los dos ¨²ltimos meses.
Raymond Torres es director de coyuntura en Funcas. En Twitter: @RaymondTorres_
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