Sin prosperidad inclusiva la Constituci¨®n seguir¨¢ siendo cuestionada
Si recuperamos las oportunidades econ¨®micas ser¨¢n m¨¢s f¨¢ciles los consensos para reformar la Carta Magna
El 42 aniversario de la Constituci¨®n se ha celebrado en un clima de fuerte divisi¨®n y enfrentamiento pol¨ªtico, en el que unos y otros han utilizado el texto constitucional como arma arrojadiza. Ha coincidido, adem¨¢s, con la intensificaci¨®n del debate sobre el ¡°efecto capitalidad¡±, provocado por la concentraci¨®n de todos los poderes del Estado y de los nuevos organismos reguladores de la econom¨ªa en Madrid. Este cuestionamiento produce desasosiego, especialmente al recordar que ninguna de las Constituciones habidas en la historia de Espa?a fue reformada, todas fueron derrocadas por ¡°pronunciamientos¡± militares. Necesitamos recuperar el clima de concordia y di¨¢logo que presidi¨® la Constituci¨®n de 1978. Pero ?c¨®mo? La idea que quiero sostener es que la Constituci¨®n seguir¨¢ siendo cuestionada mientras no recobremos la prosperidad inclusiva que hizo posible su aprobaci¨®n.
Junto con la voluntad de cicatrizar las heridas de la Guerra Civil, la prosperidad econ¨®mica de los a?os sesenta y setenta fue un factor determinante para el contrato constitucional de 1978. La industrializaci¨®n de esos a?os trajo por primera vez empleos estables para cientos de miles de trabajadores que en esos a?os emigraron del rural a las ciudades. El Estado a trav¨¦s de ayudas, empresas p¨²blicas y los ¡°Polos de Desarrollo¡± fue un poderoso instrumento para la prosperidad de muchas comunidades locales y el reequilibrio econ¨®mico territorial. Esa industrializaci¨®n trajo empleos con salarios que, si bien no eran para hacerse ricos, permitieron construir vidas de clase media. Si a principios de los sesenta el problema para las esas clases medias era llegar a tener un ¡°Seiscientos¡±, al final de la d¨¦cada era d¨®nde aparcarlo. Una sociedad que en s¨®lo diez a?os experimenta ese cambio material se muestra proclive a acuerdos y consensos sociales y pol¨ªticos.
Los llamados ¡°Pactos de la Moncloa¡± de 1977 fueron un contrato social, equivalente al que las naciones occidentales construyeron en la postguerra. Las izquierdas y los progresistas se comprometieron a apoyar el sistema de econom¨ªa de mercado y libre empresa; a cambio, los conservadores apoyaron un nuevo Estado social para repartir mejor la prosperidad mediante nuevos programas de gasto social e impuestos progresivos. Este contrato social sobre el sistema de econom¨ªa de mercado y el nuevo Estado de bienestar fue incorporado por los constituyentes que, adem¨¢s, a?adieron un contrato pol¨ªtico consistente en el reparto territorial del poder pol¨ªtico. Ese fue el origen del Estado de las Autonom¨ªas.
Ese contrato constitucional basado en la prosperidad inclusiva y la distribuci¨®n territorial del poder comenz¨® a debilitarse en los noventa. Hubo varias causas: la forma en c¨®mo se llev¨® a cabo la integraci¨®n en la UE y la deslocalizaci¨®n industrial provocada por la globalizaci¨®n provocaron desaparici¨®n de empresas, desempleo masivo y desigualdad. Pero tambi¨¦n el repliegue del Estado en los territorios, con la privatizaci¨®n de empresas p¨²blicas y la concentraci¨®n de sus sedes en Madrid, lo mismo que las de los nuevos organismos reguladores surgidos con la privatizaci¨®n y la liberalizaci¨®n.
Como ocurri¨® con el Brexit y Donald Trump, ese sentimiento de p¨¦rdida de prosperidad y de abandono pol¨ªtico, latente en esos a?os, explot¨® con la crisis financiera y econ¨®mica de 2008. La decisi¨®n de no rescatar a los m¨¢s pobres y los recortes de gasto social hizo quebrar el contrato social constitucional. No deber¨ªa ser dif¨ªcil comprender por qu¨¦ fue en esos a?os cuando se comenz¨® a cuestionar abiertamente ¡°el r¨¦gimen del 78¡±. Y tambi¨¦n cuando eclosion¨® el independentismo unilateralista catal¨¢n.
Si queremos renovar el contrato constitucional hay que fomentar la prosperidad inclusiva. Despu¨¦s del ¨¦xito en la aprobaci¨®n de los Presupuestos, este es el nuevo reto de Pedro S¨¢nchez. Ha demostrado olfato, coraje y cintura pol¨ªtica para ampliar el per¨ªmetro de apoyos. Y tiene instrumentos: 1) Los fondos europeos permiten financiar acciones como: un fondo municipal para la pandemia; un fondo nacional para un compromiso p¨²blico con el empleo; un Estado emprendedor en apoyo a las empresas, especialmente pymes; 2) La pandemia ha activado mecanismos constitucionales de cooperaci¨®n y coordinaci¨®n hasta ahora no utilizados: las Conferencias de Presidentes y las Sectoriales; 3) Reforma de la financiaci¨®n auton¨®mica; 4) Retorno del Estado al territorio, especialmente de los organismos reguladores de la econom¨ªa, que son el equivalente de lo que fueron las empresas p¨²blicas en el siglo pasado.
Si recuperamos la prosperidad inclusiva, ser¨¢n m¨¢s f¨¢ciles los consensos pol¨ªticos para reformar la Constituci¨®n en aquellos aspectos que lo requieran.
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