La integraci¨®n europea probablemente sea uno de los grandes temas que m¨¢s consenso han generado en Espa?a en los ¨²ltimos a?os. Un 72% de los espa?oles considera que nuestro pa¨ªs se beneficia de ser miembro de la Uni¨®n Europea, cuatro puntos por encima de la media europea (seg¨²n el Eurobar¨®metro de octubre de 2019). Este acuerdo tambi¨¦n se ha trasladado a la pol¨ªtica partidista: podemos afirmar que ninguna formaci¨®n relevante a nivel nacional se ha posicionado nunca en postulados euroesc¨¦pticos, salvo alguna t¨ªmida intentona en los peores a?os de la gran recesi¨®n.
Del mismo modo, ser¨ªa dif¨ªcil imaginarse, en tiempos del refer¨¦ndum sobre el Estatut catal¨¢n en 2006, que alg¨²n partido con altas aspiraciones electorales fuera a adoptar una defensa unilateral de la independencia. En aquel momento, el apoyo a la secesi¨®n tan solo rondaba el 14% en la ciudadan¨ªa catalana (seg¨²n el Centre d¡¯Estudis d¡¯Opini¨®). Roma no se hizo en un d¨ªa, pero, en este caso, tampoco necesit¨® un siglo. Concretamente fueron siete a?os los que transcurrieron para llevar a la mitad de los catalanes a posiciones independentistas (un 49% en 2013).
La distancia pol¨ªtica entre ambos temas (independencia y euroescepticismo) es considerable, la potencial hoja de ruta no tanto. Quiz¨¢ no haya un caso m¨¢s claro de fijaci¨®n de un tema en la agenda pol¨ªtica espa?ola que el ¡®proc¨¦s¡¯ catal¨¢n. No ser¨ªa descabellado que alguien con aspiraciones similares en t¨¦rminos de dominio de la agenda pol¨ªtica se fijase en el ejemplo m¨¢s exitoso en la historia reciente de la pol¨ªtica nacional. Tan arduo puede parecer ahora sentar las bases del euroescepticismo en esta ¡®eur¨®fila¡¯ sociedad espa?ola, como en 2006 pod¨ªa resultar la tarea de llevar a la mitad de la opini¨®n p¨²blica catalana al independentismo. Pero todo tiene un comienzo.
No son pocos quienes argumentan que el Tribunal Constitucional y la demanda del Partido Popular habr¨ªan brindado al independentismo un espaldarazo definitivo. Una l¨®gica aplicable a la ventana de oportunidad que trata de aprovechar Vox con hitos como el reciente fallo sobre los l¨ªderes independentistas del Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea. Teniendo en cuenta que quedan todav¨ªa muchos episodios del independentismo en Bruselas, probablemente vayamos a seguir viendo c¨®mo Vox usa estas fricciones para un roto y para un descosido. Es decir, para mantener uno de sus temas favoritos en agenda, pero tambi¨¦n para abrir la senda euroesc¨¦ptica, por si en alg¨²n momento tiene que transitar por ella.
La implantaci¨®n del discurso euroesc¨¦ptico pasa tambi¨¦n por crear unos marcos mentales en los que puedan germinar los argumentos contrarios a la integraci¨®n europea
En cualquier caso, la posici¨®n que se va construyendo Vox en su discurso sobre la Uni¨®n Europea ha sido ya explorada en otros Estados miembros. Sin hablar de momento de una salida de la UE, los de Abascal niegan la legitimidad supranacional de las instituciones europeas y sostienen una uni¨®n de Estados que puedan recuperar la soberan¨ªa cedida en cualquier decisi¨®n comunitaria, en una visi¨®n puramente intergubernamental del proyecto europeo.
Como en tantos ejemplos en el viejo continente, la deriva de Vox se apoya en una paradoja de la integraci¨®n europea. Cuanto m¨¢s consenso existe sobre la misma, y m¨¢s lejos han ido los partidos tradicionales en sus responsabilidades y compromisos para/con la Uni¨®n, m¨¢s f¨¢cil resulta para un partido nuevo utilizar esto para diferenciarse y destapar las contradicciones que se desprenden dicha experiencia pol¨ªtica
La implantaci¨®n del discurso euroesc¨¦ptico pasa tambi¨¦n por crear unos marcos mentales en los que puedan germinar los argumentos contrarios a la integraci¨®n europea. Haciendo alusi¨®n a aquel famoso eslogan de Jordi Pujol que fue ahondando en las trincheras independentistas, seg¨²n Vox, Europa todav¨ªa no nos roba, pero s¨ª ¡°nos humilla¡±. Los de Abascal ya utilizan expresiones militantes para referirse a la UE como: ¡°Instituciones extranjeras¡±, ¡°oscuros despachos de Bruselas¡± o ¡°monstruo prepotente al que nadie ha elegido¡±. Mientras, tratan de diferenciarse de los dem¨¢s partidos atribuy¨¦ndose ser el garante de la soberan¨ªa espa?ola en Bruselas, autodenomin¨¢ndose ¡°euro-exigentes¡± frente al resto del arco parlamentario ¡°euro-sumiso¡±, sustanciando esa paradoja en la que los partidos contra la integraci¨®n sacan provecho de los logros de la propia integraci¨®n.
En el momento en el que una fuerza con tanto respaldo electoral como Vox consiga romper el consenso pol¨ªtico sobre la UE que ahora existe en Espa?a, habr¨¢ conseguido homologarnos en un contencioso m¨¢s a nuestros vecinos europeos. En este sentido, veremos los exitosos frutos del ¡®proc¨¦s¡¯ particular de la derecha radical espa?ola cuando se consiga colocar el euroescepticismo en el dec¨¢logo excluyente del buen espa?ol.
* Gonzalo Velasco Monasterio es analista pol¨ªtico de la Fundaci¨®n Alternativas
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