La revoluci¨®n del vino espa?ol: los ¡®vi?ateros¡¯ seducen a Londres
M¨¢s de 70 productores presentan sus 'obras maestras' en el Reino Unido
No hay nada m¨¢s revolucionario que recuperar el pasado y mejorarlo. Y el lugar escogido para que los nuevos vi?ateros espa?oles presentaran a Londres sus propuestas era toda una met¨¢fora. Lindley Hall, el edificio del barrio de Pimlico con m¨¢s de un siglo de historia, donde comenz¨® sus exposiciones la Real Sociedad de Horticultura, se llen¨® este martes de botellas, copas y escupideras. Restauradores, hoteleros, importadores y cr¨ªticos recorr¨ªan de una a otra las mesas de exposici¨®n. Ol¨ªan, aspiraban, paladeaban y escup¨ªan cada ensayo. El trago final quedaba para los muy curtidos o para los irrecuperables. La profesionalidad exige mesura. Y preguntaban. Preguntaban constantemente a los m¨¢s de 70 productores que fueron elegidos para representar en la capital que mueve el negocio del vino en el mundo por la vanguardia llegada desde Espa?a.
Un evento para abrir mercados y a la vez una reuni¨®n casi sagrada de aut¨¦nticos devotos y apasionados. La uni¨®n de dos generaciones que se aliaron para romper la barrera de las denominaciones de origen. La del hombre que abri¨® nuevos caminos, Telmo Rodr¨ªguez, y la de los socios de Comando-G (de garnacha, de granito, de Gredos). "Yo pertenezco a una generaci¨®n que vio c¨®mo se pasaba de una Espa?a muy aburrida a otra muy excitada. Nosotros hemos sido la bisagra de las dos. Recuerdo que ven¨ªa hace 20 a?os a Londres y la Feria del Vino Espa?ol era algo muy comercial y antiguo. Nosotros hemos comenzado a hablar de lugares diferentes de Espa?a, probablemente el pa¨ªs m¨¢s complejo de toda Europa, pero que no se conoce", dice Rodr¨ªguez. Y sirve otra copa de su vino Las Beatas. 100 puntos en la escala de Robert Parker, el critico estadounidense que levanta y hunde mercados. Cuando se llega a la cumbre, se baja para volver a subir. "Hace unos d¨ªas le¨ª en una publicaci¨®n que a m¨ª me interesa mucho que Espa?a se va a convertir en los pr¨®ximos diez a?os en el pa¨ªs m¨¢s interesante. Los grandes vinos franceses son hoy imposibles de comprar por los aficionados. Hablamos de miles de euros por botella. A cambio, Espa?a est¨¢ preparada para ofrecer una nueva vibraci¨®n. Tenemos la historia, las variedades de uva, y ahora, por fin, la gente dispuesta a luchar".
Bien lo sabe Norrel Robertson, el "escoc¨¦s volante". Hace veinte a?os se enamor¨® de Calatayud, en Arag¨®n, y de su uva garnacha. "Soy el scottish ma?o", se r¨ªe, "y mi acento es como el de Michael Robinson en el mundo del f¨²tbol (...) A veces me siento m¨¢s latino, m¨¢s bilbilitano, m¨¢s espa?ol que escoc¨¦s. Es mi tierra. Mi empresa est¨¢ en Espa?a". Fue la casualidad la que le llev¨® a noventa kil¨®metros de Zaragoza. Y all¨ª descubri¨® que cada terru?o esconde un tesoro. "Comenc¨¦ a visitar esos vi?edos maravillosos y flip¨¦. Me di cuenta de que hab¨ªa vinos que no estaban llegando al mercado. A partir de 2004, mi mujer y yo comenzamos a comprar parcelas de vi?as viejas en Calatayud. Nuestro trabajo, realmente, ha sido defender el patrimonio. En el a?o 55, en mi comarca, pod¨ªa haber 45.000 hect¨¢reas de vi?edo. Hoy d¨ªa apenas hay 3.500. Hemos arrancado casi el 90% de nuestro patrimonio. Mi trabajo es guardar lo que queda, lo que hay en Calatayud".
A las nuevas generaciones, dice este escoc¨¦s loco, se llegar¨¢ por el amor al terru?o y por propuestas de mercado gamberras. Sus vinos se llaman Manda Huevos, Dos dedos de frente o Es lo que hay. "Es una expresi¨®n muy com¨²n en Espa?a que a m¨ª me encanta. Y es lo que quiero transmitir con el vino. Esto es lo que hay, esto es lo que queda. Esto es lo que tenemos en la tierra. La uva garnacha", explica.
El terru?o enamora a los m¨¢s j¨®venes. Ver¨®nica Ortega (C¨¢diz, 41 a?os) no ven¨ªa de familia de vi?ateros. Le gustaba el mundo del jerez y estudi¨® Enolog¨ªa. "Pens¨¦ que era un mundo mucho m¨¢s t¨¦cnico que el que luego descubr¨ª. Me fui a hacer una vendimia al Priorat y ca¨ª enamorada. Ya no volv¨ª a C¨¢diz.(...) Termin¨¦ en El Bierzo. Me gustaban mucho sus vinos. Me sent¨ªa muy identificada y no lo dud¨¦". Su bodega, peque?a, pero capaz de producir 40.000 botellas por a?ada que se venden solas, est¨¢ en Valtuille de Abajo (Le¨®n). Y produce vinos como Kinki, tan de la calle y a la vez tan atractivo como su nombre indica. "Este mundo es tan complicado como cualquier otro trabajo al que la mujer se ha incorporado tarde. Y adem¨¢s la vida rural es dura. No es f¨¢cil, pero como ocurre en cualquier otro sector", dice.
La revoluci¨®n vi?atera no es clasista. Acepta a los reci¨¦n llegados, a los que deciden crear algo nuevo de las modestas ra¨ªces familiares, y a los que, asentados en un negocio y tradici¨®n en funcionamiento, quieren dar la vuelta a todo. Rafael Palacios es el hermano de otra leyenda, el vi?atero ?lvaro Palacios. Y a veces la sorpresa viene del hermano en la sombra. Rafael se alej¨® de La Rioja y eligi¨® la Comarca de Valdeorras (Orense) para producir dos godellos, Louro y As Sortes, que son objeto de reverencia internacional. "Somos el pa¨ªs productor de vinos con el mayor n¨²mero de variedades reconocidas y aut¨®ctonas. Hay que poner eso en valor. Y junto a eso, las zonas productoras y la inquietud de los nuevos vi?ateros que se han olvidado de las grandes producciones y han vuelto al origen, a respetar la tierra. A quererla mucho m¨¢s, a hacer un trabajo de recuperaci¨®n y regeneraci¨®n del suelo. A volver a una agricultura m¨¢s tradicional y ancestral", defiende Palacios.
Y en ocasiones, a apostar por lo imposible, aunque sea Cuenca. Rosal¨ªa Molina eligi¨® hace ya a?os, junto a su marido, el lugar m¨¢s alto que tuviera a su alcance para trepar a su sue?o. "Estamos a 1.100 metros, e intentamos hacer vinos que reflejen el sitio donde estamos. Una altitud que otorga frescura, en la que todo es ecol¨®gico porque el fr¨ªo permite una maduraci¨®n lenta. Son vinos sin mucha graduaci¨®n alcoh¨®lica", defiende Rosal¨ªa. Y a?ade que fue la crisis econ¨®mica la que le permiti¨® crecer, al exportar sus vinos. "Porque en Espa?a seguimos siendo cuadriculados, y nos atenemos a las denominaciones de Rioja, Ribera o Rueda. Aunque todo el mundo te diga que est¨¢ cambiando, no est¨¢ cambiando nada. Yo voy a vender el vino a Barcelona y el mayor problema que encuentran es que soy de Cuenca. Sin ni siquiera probar el vino. Luego me voy a Canad¨¢, y la persona que prueba el vino descubre su valor a?adido: que es ecol¨®gico, que tiene m¨ªnima intervenci¨®n, que es un vino fresco, con buena relaci¨®n calidad precio y buena imagen. Le gusta el proyecto y no tiene ni pu?etera idea de d¨®nde est¨¢ Cuenca. Le da igual".
"No dejes de visitar el puesto de los chicos de Comando-G". Es la consigna que se repite por todo el Lindley Hall. Daniel Landi y Fernando Garc¨ªa, los dos en la cuarentena, podr¨ªan pasar por dos adolescentes despistados que se han colado a probar los vinos. M¨¢s entusiasmados por el concierto en el que van a tocar esa noche en un pub de Londres que por los grandes pensamientos en¨®logos. Pero tiene la magia del talento que deriva de la pasi¨®n y el empe?o. Y sus vinos entusiasman a medio mundo. "Quer¨ªamos hacer los mejores vinos posibles. Los vinos de garnacha que hab¨ªamos bebido en Francia o en otros lugares, que nos hab¨ªan inspirado much¨ªsimo. Quer¨ªamos trabajar en el vi?edo y trabajar en el campo". Y empezaron cada uno por revivir la peque?a bodega familiar, mientras se juntaban los martes por la tarde para recorrer la Sierra de Gredos y descubrir vi?as abandonadas. "La garnacha nos encanta y era el vino de nuestra zona. Cuando empezamos era una variedad denostada, poco valorada. Se dec¨ªa que ten¨ªa una capacidad de oxidaci¨®n grande, que no val¨ªa para envejecer, que los vinos eran muy alcoh¨®licos. Pero el problema era la forma que se ten¨ªa de interpretarla. Y no la uva. Para nosotros es de las variedades con m¨¢s luz, m¨¢s elegantes. De la familia de la pinot noir, la brancellao, la cai?o, la nerello mascalese. Son variedades que hablan m¨¢s de la finura y de la elegancia que de la potencia o de la fruta. Y es una uva muy buena transmisora del paisaje", defiende Dani.
No han necesitado una ayuda extra del Gobierno espa?ol, aunque el Instituto Cervantes de Londres ha echado una mano en un evento que fue corriendo de boca en boca por todos los c¨ªrculos de entendidos y que no necesit¨® mucha publicidad para que las puertas se llenaran desde primera hora. La revoluci¨®n de los vi?ateros espa?oles ha llegado a o¨ªdos del mercado brit¨¢nico, mucho m¨¢s receptivo a la hora de reconocer la vanguardia de los negocios.
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