Reflexiones desde el confinamiento: tecnolog¨ªa, econom¨ªa e instituciones
A¨²n no sabemos si la crisis del Covid-19 afectar¨¢ por igual a los mercados de la zona euro, pero s¨®lo juntos podremos defender nuestra solvencia y capacidad de regeneraci¨®n cuando lo peor haya pasado
He querido esperar a que pasaran casi tres semanas de confinamiento para ponerme a escribir estas reflexiones. Un tiempo en el que hemos vivido momentos de incertidumbre, m¨¢s sosegada al principio, antes de que se produjera la terrible escalada de contagios y muertes, de reflexi¨®n y de an¨¢lisis a partir de los medios e informaci¨®n disponible sobre lo que est¨¢ sucediendo, de contribuci¨®n a la b¨²squeda de soluciones colectivas y compartidas por todos, e incluso de descubrimiento de una vida de clausura plagada de matices y sensaciones.
Mi primera reflexi¨®n tiene que ver con el uso de la tecnolog¨ªa. Si todav¨ªa no ¨¦ramos del todo conscientes de la profundidad de la transformaci¨®n que hemos vivido en la ¨²ltima d¨¦cada impulsada por la digitalizaci¨®n y la revoluci¨®n tecnol¨®gica, ahora lo sabemos bien. El teletrabajo, la educaci¨®n on line, el entretenimiento y la cultura, los suministros b¨¢sicos e incluso la gesti¨®n de los sentimientos en las redes sociales y el contacto virtual con los seres queridos, todo es digital al menos para una inmensa mayor¨ªa de poblaci¨®n encerrada en sus casas, muchos adem¨¢s solos.
Las redes sociales est¨¢n desempe?ando un papel parad¨®jico, previsible, pero no por ello menos digno de menci¨®n. Por un lado, nunca nos quisimos tanto en todo tipo de chats, foros y calls, pero por el otro han exacerbado su habitual caudal de odio y mal humor, convirti¨¦ndose en la principal herramienta de promoci¨®n de la polarizaci¨®n, la desuni¨®n y los bulos. ?Qu¨¦ ya lo eran? S¨ª, pero ahora hay m¨¢s gente que nunca inmersa en ellas durante horas, y se ha notado.
Desde una perspectiva econ¨®mica, como economista, hay varias cuestiones que quiero destacar, preocupantes y que al mismo tiempo exigen ser analizadas con rigor para intentar reducir al m¨¢ximo las graves consecuencias de la crisis que estamos viviendo y que est¨¢n todav¨ªa por venir. En primer lugar, un par¨®n como el actual exige medidas sin l¨ªmite destinadas a preservar la capacidad de oferta de nuestro sistema econ¨®mico, ayudas para que el empleo pueda resistir congelado sin coste salarial ni de otro tipo como las cotizaciones para los empleadores, liquidez para aplazar y refinanciar obligaciones de pago de todo tipo -proveedores, alquileres, cr¨¦ditos-, condonaciones y retrasos de obligaciones fiscales, agilidad administrativa, y capacidad r¨¢pida de aprendizaje y adaptaci¨®n de las medidas a la casu¨ªstica y realidad de nuestro tejido econ¨®mico.
Habr¨¢ impagos, morosidad quiebras y quitas, y tenemos que estar preparados para hacerles frente y no dejar a nadie atr¨¢s en la quiebra o en la indigencia. Al mismo tiempo es necesario preservar la estabilidad macroecon¨®mica en su conjunto, lo cual es imposible de hacer sin adoptar medidas de dimensi¨®n europea, o al menos para la zona euro, con el fin de evitar compartimentar las respuestas, reventar los presupuestos nacionales y repetir los errores de la crisis de 2008. A¨²n no sabemos si esta crisis afectar¨¢ de manera m¨¢s o menos sim¨¦trica a las econom¨ªas de la zona euro, lo que s¨ª sabemos es que s¨®lo juntas podr¨¢n defender su solvencia y capacidad de regeneraci¨®n cuando lo peor haya pasado, como sin duda har¨¢n las econom¨ªas estadounidense y china.
Debemos reflexionar sobre el tiempo y energ¨ªa invertidos en peleas culturales e identitarias que s¨®lo han servido para debilitar nuestro marco democr¨¢tico
Nosotros solos no podremos hacer frente a la que puede ser la recesi¨®n m¨¢s profunda en Espa?a y el resto de Europa desde la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. Pero es que tampoco podr¨¢n el resto de pa¨ªses europeos. Esa es la principal raz¨®n de ser de la Uni¨®n Europea, ser m¨¢s fuertes juntos, y este es quiz¨¢s el escenario m¨¢s terrible que pod¨ªamos imaginar hecho realidad. Es necesario aunar esfuerzos y hacerlo no s¨®lo mutualizando deuda y esfuerzos fiscales para mantener vivo nuestro sistema productivo, y garantizar recursos de subsistencia a la poblaci¨®n sin generar una crisis social de dimensiones inimaginables, sino construyendo una estrategia com¨²n industrial, cient¨ªfica, tecnol¨®gica y, por supuesto, sanitaria y de log¨ªstica para combatir la crisis del Covid-19, ser capaces de garantizar nuestra propia seguridad y salir reforzados.
Finalmente, considero necesario destacar cu¨¢nto hemos avanzado y progresado: la sociedad espa?ola es una sociedad madura y cohesionada, capaz de confinarse y mantener un nivel de vida y prestaciones b¨¢sicas elevad¨ªsimo a pesar de la gravedad de las crisis que estamos padeciendo y de los errores que se hayan podido cometer. Tambi¨¦n, debemos reflexionar sobre el tiempo y energ¨ªas invertidos en peleas culturales e identitarias que s¨®lo han servido para debilitar nuestro marco democr¨¢tico y dar alas a los populismos que quieren acabar con ¨¦l para traer consigo miseria, autoritarismo y pobreza intelectual.
Conocer esos errores y poderlos criticar con transparencia es tambi¨¦n un importante activo que demuestra la solidez de los principios democr¨¢ticos que sustentan nuestro modelo de vida y, tambi¨¦n, el acierto pasado de los que defendieron, con frecuencia contra viento y marea, y convencieron a una mayor¨ªa para construir instituciones s¨®lidas como la sanidad universal, y otras muchas de nuestro Estado social y democr¨¢tico de Derecho, sin las que hoy no podr¨ªamos sobrevivir individual ni colectivamente. Nuestras instituciones funcionan y el compromiso y conciencia c¨ªvica de una inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n con el bien com¨²n es m¨¢s que encomiable. Suerte y mucho ¨¢nimo estos d¨ªas.
* Juan Moscoso del Prado es economista y patrono de la Fundaci¨®n Alternativas
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