Am¨¦rica Latina y el Caribe: cooperaci¨®n regional ante la crisis del coronavirus

La factura econ¨®mica

Detener la interacci¨®n social ha implicado alt¨ªsimos costos para millones de latinoamericanos. En la regi¨®n, el 53% de la actividad econ¨®mica es informal. Es decir, son unos 140 millones de personas, que ya adolec¨ªan de deficientes o nulas garant¨ªas materiales de acceso a seguridad social y salud, las que se vieron sumamente afectadas con las calles desiertas. Con la pandemia, ingresos, producci¨®n y comercio se ralentizaron mientras el desempleo, formal e informal, comenz¨® a crecer r¨¢pidamente. El recorte de gastos no esenciales y m¨¢s endeudamiento son mecanismos considerados por los gobiernos para financiar acciones contra el Covid-19. Pero toda la regi¨®n, que depende notablemente de sus exportaciones de bienes primarios, resiente la ca¨ªda de ingresos originada en la disminuci¨®n de la actividad econ¨®mica en sus socios externos. El derrumbe del turismo ha afectado particularmente al Caribe, donde el sector se contraer¨¢ un 25%.[1] Mientras, el desplome de los salarios de los migrantes disminuye la renta de millones de hogares dependientes de los env¨ªos de sus familiares en el extranjero.

De los 96,000 millones de d¨®lares por remesas recibidos en 2019, este a?o llegar¨¢n un 19,3% menos a la regi¨®n.[2] Argentina, que entr¨® en default selectivo, es paradigma de debilidad financiera. Pero no es el ¨²nico con dificultades fiscales. Deudas p¨²blicas por encima del 50% de su PIB tienen Colombia, Rep¨²blica Dominicana, M¨¦xico, Costa Rica, Bolivia, Uruguay, El Salvador y Brasil. La mayor¨ªa de estas deudas son en d¨®lares y, en consecuencia, dependen de los vaivenes de esta moneda.

La Cepal ha proyectado que, por los costos econ¨®micos de la pandemia, este a?o el PIB regional caer¨¢ 5,3%, y los pobres de la regi¨®n ser¨¢n 30 millones m¨¢s.[3] As¨ª, a la contenci¨®n de la crisis sanitaria se ha sumado el amortiguamiento de una inevitable y profunda crisis econ¨®mica.

Los costos pol¨ªticos

Ante la peste y su expansi¨®n, las autoridades han ido adoptando medidas de contenci¨®n bajo declaraciones de estados de emergencia, cat¨¢strofe o excepci¨®n. Para salvar vidas se han establecido oportunas medidas que, no obstante, restringen libertades individuales. Aunque la pol¨ªtica contin¨²a su cauce, se han aplazado elecciones municipales (Paraguay, Uruguay), presidenciales (Rep¨²blica Dominicana, Bolivia) y de juntas comunitarias (Colombia). Chile pospuso el plebiscito constitucional y en Venezuela sigue la duda sobre la realizaci¨®n de elecciones legislativas. En Per¨², el segundo pa¨ªs despu¨¦s de Brasil con m¨¢s contagios, en plena pandemia el gobierno promulg¨® una ley que exime de responsabilidad penal a los uniformados que causen lesiones o muerte a ciudadanos.

En Bolivia fue promulgado un decreto para evitar contener la pandemia que tambi¨¦n permite procesar penalmente a quienes critiquen las pol¨ªticas p¨²blicas. En El Salvador se estableci¨® una legislaci¨®n que suspende temporalmente la garant¨ªa de derechos fundamentales. Y en Colombia fue suscrito, con dinero destinados para la paz, un contrato por 863.978 d¨®lares para posicionar la imagen del presidente[4], y se gastaron 2.512.695 d¨®lares en camionetas destinadas a ¡°la protecci¨®n presidencial¡±[5]. Entretanto, Brasil, con un fundamentalista evang¨¦lico que niega los efectos letales del virus, es un epicentro mundial de la pandemia y de preocupaciones de sus diez vecinos fronterizos.

En este escenario ¡ªdonde los gobiernos pueden concentrar poder, reformar calendarios electorales y tener acceso expedito a recursos p¨²blicos¡ª, legisladores, jueces y sociedad civil no tienen el mismo protagonismo ni la misma capacidad de acci¨®n. Despu¨¦s de la crisis sanitaria del coronavirus la democracia podr¨ªa entrar en cuidados intensivos.

La dependencia externa

Con excepci¨®n de Cuba, Costa Rica y Uruguay, modelos exitosos de control de la peste, en la regi¨®n es muy deficiente la inversi¨®n en salud. La mayor¨ªa de pa¨ªses no alcanza el nivel de dos m¨¦dicos por mil habitantes. Nicaragua, Surinam y Guatemala tienen uno, y Bolivia, Guyana, Honduras y Haiti no tienen ni uno por cada mil. En Venezuela, el sistema sanitario estaba colapsado antes del coronavirus. All¨ª, adem¨¢s, al igual que en Cuba, Donald Trump contin¨²a ejerciendo la vocaci¨®n imperial de Estados Unidos.

Toda la regi¨®n es vulnerable a la necesidad de personal de salud especializado y respiradores mec¨¢nicos ¡ªpara proporcionar oxigeno a los pacientes de Covid-19 que no pueden respirar por s¨ª mismos¡ª. Los gobiernos que han actuado oportunamente se han esforzado por reasignar presupuestos para cubrir los d¨¦ficits en infraestructuras. Y la resiliencia y el ingenio han permitido sortear la escasez de mascarillas, batas y guantes para el poco personal m¨¦dico especializado. No obstante, mientras la producci¨®n de las pruebas tan fundamentales para diagnosticar el Covid-19 tienen sello anglo-estadounidense, coreano, franc¨¦s, alem¨¢n, japon¨¦s o chino, los gobiernos latinoamericanos y caribe?os deben comprar los respiradores artificiales en el exterior, en medio de una feroz competencia y altos costos. Las multinacionales fabricantes, ubicadas en Suiza, Alemania, Francia y Estados Unidos, han aumentado su precio de 15 mil a 70 mil d¨®lares por unidad en medio de la multiplicaci¨®n por tres de su demanda. Su adquisici¨®n en el mercado internacional exige de la alta pol¨ªtica, pues se han convertido en un bien escaso y disputado.

La indispensable cooperaci¨®n regional

A medida que avanza la curva del virus mortal hacia su pico m¨¢s alto, se acerca el momento determinante para calibrar la efectividad de las medidas adoptadas. Y el panorama no parece halag¨¹e?o. Algunas ciudades ya est¨¢n colapsando en su prestaci¨®n de servicios m¨¦dicos. No ser¨ªa extra?o que pa¨ªses enteros entren en situaciones similares. Por ello, se necesita robustecer la cooperaci¨®n regional.

A pesar de ser tan f¨¢cilmente vilipendiada y, sobre todo, tan poco conocida en su materialidad, la cooperaci¨®n regional es un activo singular de las relaciones internacionales en Am¨¦rica Latina y el Caribe. La regi¨®n dispone de experiencia en colaboraci¨®n intergubernamental en salud y han surgido acciones conjuntas contra el coronavirus. Por una parte, desde 1971, la Comunidad Andina (CAN) cuenta con el Organismo Andino de Salud-Convenio Hip¨®lito Unanue (OAS-CHU), que ha realizado 32 reuniones anuales de los ministerios de salud de sus pa¨ªses miembros. Este a?o, el OAS-CHU ha organizado cuatro reuniones a nivel ministerial y con funcionarios especializados en gesti¨®n del Covid-19 de los pa¨ªses miembros: los cuatro integrantes de la CAN m¨¢s Venezuela y Chile. Entre 2008 y 2019, el Consejo de Salud Sudamericano de la Unasur fue espacio de discusi¨®n y concertaci¨®n de pol¨ªticas p¨²blicas de acceso a medicamentos, tratamiento de epidemias de dengue, prevenci¨®n ante el arrivo del ¨¦bola y eliminaci¨®n de la hepatitis C.

Por otra parte, este a?o, Prosur emiti¨® una declaraci¨®n pol¨ªtica para intercambio de informaci¨®n y contacto permanente contra la pandemia. Los pa¨ªses miembros del Sistema de Integraci¨®n Centroamericano suscribieron un plan regional contra el coronavirus, Caricom ha reiterado sus llamados a la cooperaci¨®n contra el Covid-19 y los ministros de relaciones exteriores de la CAN han reconocido la necesidad de actuar conjuntamente contra la propagaci¨®n del virus. Mercosur aprob¨® 16 millones de d¨®lares para un programa de investigaci¨®n, educaci¨®n y biotecnolog¨ªas aplicadas a la salud. La Cepal cre¨® un Observatorio Covid-19 y los dos bancos de desarrollo de Am¨¦rica Latina y el Caribe, la Corporaci¨®n Andina de Fomento y el Banco Interamericano de Desarrollo, han reaccionado oportunamente a las demandas gubernamentales.

Mientras, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribe?os (Celac) estableci¨® el 8 de enero de 2020 el objetivo prioritario de cooperaci¨®n para analizar y monitorear virus y bacterias. Desde entonces, la Celac ha reunido en tres ocasiones epidemi¨®logos y vir¨®logos de la regi¨®n, quienes han establecido, mediante redes sociales, el intercambio de estad¨ªsticas e informaci¨®n cient¨ªfica. Adem¨¢s, el 26 de marzo la reuni¨®n ministerial en materia de Covid-19 de la Celac, con representaciones de 30 pa¨ªses y la participaci¨®n de seis organizaciones regionales y el ministerio de salud chino, discuti¨® la adopci¨®n de medidas de contenci¨®n de la pandemia y sus impactos regionales.

La cooperaci¨®n regional es un mecanismo pol¨ªtico ¨²til e indispensable para ampliar la capacidad de negociaci¨®n y compra conjunta de insumos estrat¨¦gicos hospilarios, velar porque la pandemia no debilite la democracia y prever la coordinaci¨®n de acciones de posicionamiento de la regi¨®n ante la recesi¨®n ec¨®nomica global, el desplome de las finanzas internacionales y el desmoronamiento del multilateralismo post-segunda guerra mundial, que ya han comenzado.

* Giovanni Molano Cruz es profesor del Instituto de Estudios Pol¨ªticos y Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional de Colombia

[1] Cepal, Informe Especial Covid-19, abril 3 de 2020, p 5, https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45337/4/S2000264_es.pdf

[2] Banco Mundial, Banco Mundial prev¨¦ la mayor ca¨ªda de remesas de la historia reciente, Comunicado de prensa Banco Mundial, abril 22 de 2020, https://www.bancomundial.org/es/news/press-release/2020/04/22/world-bank-predicts-sharpest-decline-of-remittances-in-recent-history

[3] Cepal, Dimensionar los efectos del covid-19 para pensar la reactivaci¨®n, Informe Especial, abril 21 de 2020, https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45445/1/S2000286_es.pdf

[4] ¡°Con dinero de la paz, Duque contrata firma que financi¨® el No en el plebiscito¡±, El Espectador, mayo 4 de 2020, https://www.elespectador.com/colombia2020/pais/con-dineros-de-la-paz-duque-contrata-firma-que-financio-el-no-en-el-plebiscito-articulo-917830

[5] ¡°Polic¨ªa gast¨® m¨¢s de $9 mil millones en 23 camionetas blindadas¡±, Semana, abril 27 de 2020, https://www.semana.com/semana-tv/semana-noticias/articulo/coronavirus-policia-gasto-mas-de-9-mil-millones-en-23-camionetas-blindadas/666516