Biden, inflaci¨®n y coches de segunda mano
El repunte de los precios se debe en buena medida a que los ciudadanos vuelven a viajar y compran veh¨ªculos usados
?Deber¨ªa el presidente Biden dar carpetazo a su programa porque los estadounidenses se est¨¢n apresurando a comprar coches de segunda mano? Vale, estoy siendo un poco sarc¨¢stico, pero solo un poco. Eso es m¨¢s o menos lo que dicen los economistas que intentan sacar grandes conclusiones del informe sobre la inflaci¨®n publicado el mi¨¦rcoles por la Oficina de Estad¨ªstica Laboral.
Es cierto que, si bien la mayor¨ªa se esperaba una subida de los precios al consumo, el actual repunte est¨¢ siendo mayor de lo previsto. La tasa de inflaci¨®n interanual ha superado el 4%, por encima del anterior pico...
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?Deber¨ªa el presidente Biden dar carpetazo a su programa porque los estadounidenses se est¨¢n apresurando a comprar coches de segunda mano? Vale, estoy siendo un poco sarc¨¢stico, pero solo un poco. Eso es m¨¢s o menos lo que dicen los economistas que intentan sacar grandes conclusiones del informe sobre la inflaci¨®n publicado el mi¨¦rcoles por la Oficina de Estad¨ªstica Laboral.
Es cierto que, si bien la mayor¨ªa se esperaba una subida de los precios al consumo, el actual repunte est¨¢ siendo mayor de lo previsto. La tasa de inflaci¨®n interanual ha superado el 4%, por encima del anterior pico, en 2011. No es absurdo preguntarse si una inflaci¨®n inesperadamente elevada significa que la econom¨ªa tiene menos margen para avanzar de lo que el Gobierno de Biden y la Reserva Federal hab¨ªan supuesto; podr¨ªa ser cierto, y en tal caso, tal vez los planes de gasto de Biden resulten excesivos y la Reserva Federal tenga que plantearse pronto una subida de los tipos de inter¨¦s.
Pero ni los detalles del informe ni la historia reciente respaldan esas preocupaciones; por el contrario, indican que los pol¨ªticos deber¨ªan mantener la calma. Esto no parece en absoluto una reproducci¨®n de la estanflaci¨®n vivida en la d¨¦cada de 1970; da la impresi¨®n de ser una incidencia pasajera, que refleja turbulencias transitorias mientras la econom¨ªa se esfuerza por recobrarse de las perturbaciones de la pandemia. Y la historia nos dice que es muy mala idea que a los pol¨ªticos les entre el p¨¢nico ante estos repuntes. Para entender por qu¨¦, recordemos lo ocurrido en 2011, la ¨²ltima vez que observamos este tipo de desv¨ªo inflacionario. Entre finales de 2010 y comienzos de 2011 se produjo una fuerte subida de los precios al consumo, impulsada por el aumento de los precios del petr¨®leo y de otras materias primas, en un momento en el que el mundo se estaba recuperando de la crisis financiera de 2008. La inflaci¨®n de los precios al consumo alcanz¨® el 3,8%, un poquito por debajo de este ¨²ltimo ¨ªndice.
Y los halcones de la inflaci¨®n se pusieron como locos. El representante Paul Ryan (?se acuerdan de ¨¦l?) frio a preguntas a Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, acerca de sus pol¨ªticas monetarias expansivas, con la cantinela de que ¡°lo m¨¢s da?ino que un pa¨ªs puede hacerles a sus ciudadanos es devaluar la moneda¡±. Sin embargo, Bernanke no se dej¨® intimidar. La Reserva Federal se centr¨® en la inflaci¨®n ¡°b¨¢sica¡±, una medida que excluye los precios vol¨¢tiles de los alimentos y la energ¨ªa, y que (correctamente) considera que da una idea m¨¢s precisa de la inflaci¨®n subyacente que la inflaci¨®n general. Y la cabeza fr¨ªa de la Reserva Federal se vio justificada: la inflaci¨®n baj¨® enseguida y el d¨®lar no se devalu¨®.
Los pol¨ªticos de otras partes no fueron tan racionales. Al igual que Estados Unidos, la zona euro experiment¨® un pico en el ¨ªndice de precios al consumo, pero no en la inflaci¨®n b¨¢sica. Sin embargo, al Banco Central Europeo le entr¨® el p¨¢nico. Subi¨® los tipos de inter¨¦s a pesar de un desempleo muy elevado, y al hacerlo empeor¨® la fuerte crisis de endeudamiento del continente.
La lecci¨®n de 2011 es doble. En primer lugar, no debemos reaccionar con excesivo nerviosismo ante las fluctuaciones a corto plazo de la inflaci¨®n. En segundo lugar, cuando se produce una fuerte subida de precios, fij¨¦monos en los detalles: ?parece un aumento de la inflaci¨®n subyacente, o parece un desv¨ªo provocado por factores temporales? Lo cual nos lleva a la subida de precios del mes pasado. ?Parece algo por lo que preocuparse? No, la verdad es que no. Es cierto que, si esta vez nos centramos en la definici¨®n habitual de inflaci¨®n b¨¢sica y excluimos los alimentos y la energ¨ªa, la historia no cambia mucho. A lo largo de los ¨²ltimos 12 meses, la inflaci¨®n b¨¢sica fue del 3%, no muy inferior a la inflaci¨®n total; y solo en abril, la inflaci¨®n b¨¢sica estuvo ligeramente por encima de la inflaci¨®n general.
Pero algunos economistas llevamos un tiempo sosteniendo que los cambios de los precios en el transcurso de los pr¨®ximos meses probablemente se ver¨¢n inflados por factores temporales que las mediciones convencionales de la inflaci¨®n b¨¢sica no tienen en cuenta. Hace un mes, advert¨ª de que ¡°¨ªbamos a tener una recuperaci¨®n extra?a¡±, con ¡°una serie inusual de cuellos de botella¡± que provocar¨¢n ¡°muchos repuntes pasajeros de otros precios aparte de los alimentos y la energ¨ªa¡±.
Y claro, los precios de abril se vieron impulsados en gran medida por factores peculiares relacionados obviamente con la reactivaci¨®n de la econom¨ªa. Cuando la gente habla de la inflaci¨®n subyacente, raramente tiene en mente el precio de los coches de segunda mano; y sin embargo, el 10% de incremento mensual en el precio de los coches usados ¡ªen parte porque los ciudadanos est¨¢n listos para volver a viajar, y en parte porque una escasez de chips inform¨¢ticos est¨¢ afectando a la producci¨®n de coches nuevos¡ª explica un tercio de la inflaci¨®n de abril. Tambi¨¦n se produjo una subida del 7,6% en el precio del ¡°alojamiento fuera del hogar¡±, porque se vuelve a viajar.
Y est¨¢n tambi¨¦n los ¡°efectos de base¡±: hace un a?o, muchos precios bajaron porque buena parte del pa¨ªs se encontraba confinada, de modo que la simple vuelta a la normalidad ten¨ªa que parecer un aumento temporal de la inflaci¨®n. Los c¨¢lculos de la Casa Blanca que corrigen estos efectos muestran una inflaci¨®n considerablemente m¨¢s contenida. Estos argumentos a favor de descontar las cifras de inflaci¨®n a corto plazo no son excusas a posteriori. Escrib¨ª sobre los cuellos de botella y los desv¨ªos temporales hace un mes; y aproximadamente por la misma ¨¦poca, los economistas de la Casa Blanca advirtieron de que se producir¨ªan efectos de base equ¨ªvocos. Lo que estamos viendo es lo que preve¨ªamos ver, solo que en una medida un poco mayor.
Esto no significa que todo el programa econ¨®mico de Biden salga bien. Puede que, efectivamente, acabe resultando excesivamente ambicioso. Pero las cifras m¨¢s recientes, tanto en lo referente a la inflaci¨®n como al empleo, no nos dicen nada de si eso es o no verdad.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. ? The New York Times, 2021. Traducci¨®n de News Clips.