La inflaci¨®n vuelve a las quinielas
Los expertos creen que los precios pueden subir de manera coyuntural, pero no se disparar¨¢n
La econom¨ªa siempre es un terreno abonado para la paradoja. Una pandemia de las de una por siglo va camino de lograr lo que los bancos centrales llevaban a?os tratando de revivir con escaso ¨¦xito: que la inflaci¨®n se acerque, siquiera temporalmente, a los objetivos de los propios institutos emisores. Al calor de los poderos¨ªsimos est¨ªmulos fiscales ¡ªy los que est¨¢n por llegar: Estados Unidos se acerca a una nueva inyecci¨®n de casi el 10% de su PIB¡ª, una gran demanda embalsada y unas materias primas al alza, los tambores inflacionistas vuelven a sonar. Es el perejil de la salsa de todo debate econ¨®mico.
Pero, ?hay motivos de preocupaci¨®n? El veredicto de la docena larga de economistas e historiadores consultados por EL PA?S ¡ªcon contadas excepciones¡ª es claro: los precios pueden subir de manera coyuntural, s¨ª, pero no se disparar¨¢n. Y, mientras el repunte no obligue a los bancos centrales a echar marcha atr¨¢s en sus pol¨ªticas monetarias ultraexpansivas ¡ªlas verdaderas responsables de que hoy no estemos en una depresi¨®n econ¨®mica de proporciones b¨ªblicas¡ª, no hay mucho que temer. M¨¢s a¨²n, en un momento de fuerte crecimiento de la deuda p¨²blica, podr¨ªa ser una buena noticia sin paliativos para afrontar el Everest pospandemia.
Que la inflaci¨®n vuelva o no a la palestra depende, en buena medida, de qu¨¦ ocurra con el ya famoso ahorro acumulado durante la crisis: todo ese dinero que quienes han tenido la suerte de mantener su trabajo sin ver mermados sus ingresos no han podido gastar en los meses de cerrojazo. Pero para eso, subraya Charles Goodhart, eminencia de la London School of Economics, ¡°las vacunas a¨²n tienen que permitir que la vida econ¨®mica regrese a la normalidad. Y eso no ocurrir¨¢, como pronto, hasta la segunda mitad del a?o¡±. En adelante, Neil Shearing, economista jefe de Capital Economics s¨ª cree que la recuperaci¨®n podr¨ªa traer consigo una inflaci¨®n al alza, aunque casi circunscrita a Estados Unidos: en Europa, dice, las cifras ser¨¢n sustancialmente menores. Pero incluso si llegase, ese ser¨ªa, ¡°de lejos¡± un problema menor, en palabras de Kenneth Rogoff, de Harvard: el riesgo real no es un sobrecalentamiento repentino, sino que la crisis se enquiste si la bater¨ªa de medidas monetarias y fiscales se repliega demasiado pronto. El sur de Europa sabe de ese peligro por experiencia propia.
¡°La mayor parte del aumento reciente de los precios se debe a dos subidas de apariencia coyuntural: petr¨®leo y alimentos. Y las fuerzas deflacionistas de fondo no solo van a seguir ah¨ª, sino que probablemente se ver¨¢n reforzadas: el desempleo seguir¨¢ alto, los salarios no suben, y la globalizaci¨®n y el envejecimiento de la poblaci¨®n contin¨²an¡±, desgrana por tel¨¦fono Daniela Ord¨®?ez, analista de Oxford Economics en Par¨ªs. ¡°Los riesgos permanecen bajos: nada apunta a una tasa de inflaci¨®n considerable o sostenida en el tiempo¡±, refrenda Stephen Cecchetti, profesor en Brandeis. ¡°Pero, incluso si me equivoco y el mundo pospandemia trae consigo un incremento en los precios, creo que las autoridades le dar¨ªan la bienvenida¡±. De la misma idea es Mark Gertler, profesor de la Universidad de Nueva York: ¡°La Reserva Federal lo agradecer¨ªa porque significar¨ªa que la econom¨ªa se est¨¢ fortaleciendo, no debemos entrar en p¨¢nico¡±, razona desde su apartamento en la Gran Manzana.
De cristalizar ese escenario, hoy a¨²n lejano, se habr¨ªa logrado lo que no consiguieron a?os de pol¨ªticas monetarias ultraexpansivas, pese a los temores reiterados de sus cr¨ªticos: revivir la inflaci¨®n y acercarla tanto al objetivo del BCE ¡ªaquel rococ¨® ¡°un nivel inferior pero pr¨®ximo al 2%¡±¡ª y de la Fed ¡ª2% a secas, aunque reci¨¦n flexibilizado¡ al alza¡ª. ¡°Acercarnos a esos niveles ser¨ªa muy deseable. Lo llamativo es que alcanzar el objetivo se haya convertido en lo extra?o, cuando no ser¨ªa m¨¢s que la normalidad econ¨®mica¡±, abunda Xos¨¦ Carlos Arias, coautor de La nueva piel del capitalismo (Galaxia Gutemberg). ¡°Un poco de inflaci¨®n ahora no ser¨ªa s¨ªntoma de nada: la patolog¨ªa es que llevemos tanto tiempo por debajo¡±.
En los mercados, sin embargo, la sombra de la duda lleva planeando semanas. La rentabilidad del bono estadounidense a 10 a?os ha subido con fuerza; tambi¨¦n la del bund alem¨¢n, aunque a¨²n se mueve en terreno negativo. ¡°Si los d¨¦ficits se mantienen tan altos, podr¨ªa amenazar la seguridad asociada a la deuda estadounidense¡±, advierte Elga Bartsch, reponsable de an¨¢lisis de BlackRock. Pero las alarmas, por ahora, suenan exageradas: pese al estir¨®n de los ¨²ltimos d¨ªas, el coste de la deuda sigue siendo sustancialmente m¨¢s bajo que hace un par de a?os. ¡°Pase lo que pase con la inflaci¨®n, lo l¨®gico ser¨ªa que subiera en los pr¨®ximos tiempos¡±, apostilla Rogoff. Y, en todo caso, completa Joe Gagnon, ex del Departamento del Tesoro de EE UU hoy en el Peterson Institute, ¡°los bancos centrales tienen las herramientas para controlar la rentabilidad de los bonos; no hay raz¨®n para pensar en aumentos de tipos de inter¨¦s. Dado lo lejos que hemos estado del objetivo en la ¨²ltima d¨¦cada, incluso pasarse de ese nivel de forma temporal no ser¨ªa un problema¡±.
Halcones y palomas
Cuando la inflaci¨®n entra en el debate, al fondo emerge el sempiterno ruido de sables entre halcones y palomas. Claudia Sahm, exmiembro de la Fed, carga contra los primeros. ¡°Su memoria selectiva es frustrante. Recuerdan claramente la estanflaci¨®n como si fuera ayer, pero olvidan las d¨¦cadas de experiencia de la Fed desde entonces en mantener la inflaci¨®n bajo control¡±. Su n¨¦mesis es Markus Brunnermeier, economista alem¨¢n que imparte clase en Princeton y uno de los pocos en predecir en cambio un periodo de mayor inflaci¨®n lo suficientemente duradero como para que los bolsillos lo noten, especialmente en EE UU, donde advierte de que los ahorradores no saldr¨¢n indemnes. ¡°Suele da?ar a la clase media y los hogares de bajos ingresos, porque los ricos tienen m¨¢s activos: empresas, acciones... Afectar¨¢ especialmente a las personas cercanas a la jubilaci¨®n, las que m¨¢s han ahorrado¡±.
En la eurozona, la inflaci¨®n ¡ªaunque al alza¡ª sigue siendo moderada (0,9% anual en enero y en febrero) y muy lejana al objetivo del banco central, pero el reciente incremento responde en gran medida al crecimiento de los precios en Alemania y Pa¨ªses Bajos. Y ah¨ª reside un riesgo para el sur, como advierte gr¨¢ficamente Arias: ¡°Ojo a los incrementos en los pa¨ªses del norte. Eso s¨ª podr¨ªa ser peligroso para la plena vigencia de una pol¨ªtica monetaria que para nosotros es imprescindible¡±.
Empieza a haber algunas se?ales en esa l¨ªnea, aunque de momento no muy acusadas. Poco ha tardado el presidente del Bundesbank alem¨¢n, Jens Weidmann, en advertir de que habr¨¢ que ¡°debatir sobre la direcci¨®n de la pol¨ªtica monetaria¡±, corrigiendo su rumbo si las circunstancias cambian. En plata: a la m¨ªnima que suban los precios, el poderoso clan ordoliberal arrimar¨¢ el ascua a su sardina y redoblar¨¢ su presi¨®n sobre los bancos centrales. Por ahora, ni el BCE ni la Reserva Federal parecen darse por aludidos; m¨¢s bien al contrario, han prometido darlo todo tanto tiempo como sea necesario. Pero todo apunta a que habr¨¢ batalla.
Una gran aliada para los pa¨ªses que m¨¢s deben
La inflaci¨®n es poli¨¦drica: da?ina para el bolsillo de los consumidores, peligrosa para los intereses de los acreedores y m¨¢s que positiva para los intereses de los deudores. ¡°Combinada con tipos de inter¨¦s extremadamente bajos es probablemente la mejor receta para reducir la deuda¡±, sostiene Carsten Brzeski, jefe de macro de ING. A lo largo de la historia son varios los pa¨ªses que han logrado reducir sustancialmente sus pasivos gracias al incremento de los precios, en un proceso de apariencia sencilla: en t¨¦rminos relativos, el valor de las obligaciones cae y la deuda se lic¨²a. En Europa, recuerda el historiador Francisco Com¨ªn, la subida de precios ha aligerado la carga de deuda en varios episodios a lo largo de la historia: tras las guerras napole¨®nicas y, m¨¢s recientemente, tras las guerras mundiales, sin ir m¨¢s lejos. ¡°El problema con ella es el mismo que con los incendios provocados: es f¨¢cil iniciarlos, pero no se sabe si ser¨¢ posible apagarlos¡±, subraya el catedr¨¢tico de la Universidad de Alcal¨¢. Un poco de inflaci¨®n, como se espera, est¨¢ bien; los problemas empiezan si se va de madre, algo que nadie tiene ahora mismo en mente.
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