La ¡®Ambasciata¡¯ quiere tener pisos ecol¨®gicos
El ic¨®nico palacio de la Embajada de Italia en Madrid rehabilita su edificio secundario para acoger cinco viviendas coronadas por placas solares y con un consumo casi nulo
La Embajada de Italia en Madrid no es uno de esos edificios que pasan desapercibidos. El palacio que se asoma a la calle Juan Bravo, a pocos metros del Paseo de la Castellana, se cuenta entre los m¨¢s emblem¨¢ticos de Madrid. Pero pocos reparan en un peque?o secreto. En el jard¨ªn posterior, y con una de las fachadas recayente en la calle Lagasca, hay una segunda construcci¨®n que en su d¨ªa acog¨ªa al personal de servicio ...
La Embajada de Italia en Madrid no es uno de esos edificios que pasan desapercibidos. El palacio que se asoma a la calle Juan Bravo, a pocos metros del Paseo de la Castellana, se cuenta entre los m¨¢s emblem¨¢ticos de Madrid. Pero pocos reparan en un peque?o secreto. En el jard¨ªn posterior, y con una de las fachadas recayente en la calle Lagasca, hay una segunda construcci¨®n que en su d¨ªa acog¨ªa al personal de servicio de los marqueses de Amboage, los primeros propietarios. Con los a?os ha ido cayendo casi en desuso, pero un proyecto prev¨¦ ahora recuperar las viviendas originales. Ser¨¢n cinco pisos centenarios, pero de consumo casi nulo gracias a una rehabilitaci¨®n energ¨¦tica mod¨¦lica.
El plan es uno de los que se destacan en la gu¨ªa que el Instituto para la Diversificaci¨®n y Ahorro de la Energ¨ªa (Idae) y el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos presentaron recientemente para impulsar la rehabilitaci¨®n energ¨¦tica. En el estudio DMDV Arquitectos, encargado del proyecto, tienen claro el motivo: ¡°Demuestra que es posible compatibilizar una restauraci¨®n hist¨®rica de un edificio y su rehabilitaci¨®n energ¨¦tica en un mismo proceso constructivo¡±, indica el arquitecto Daniel Diedrich. Destaca, adem¨¢s, que los pisos pasar¨¢n de una certificaci¨®n energ¨¦tica G (la peor en la escala de letras que mide la eficiencia de los edificios en Espa?a) a una A, la mejor. Ning¨²n otro ejemplo recogido en la gu¨ªa aventura un salto tan grande.
El edificio secundario de la Embajada es en realidad el primero que tuvo la propiedad. Se empez¨® a levantar en 1912 y las obras duraron un a?o (el palacio principal se levantar¨ªa entre 1914 y 1917). Al acceder a la planta baja y ver el espacio di¨¢fano de techos alt¨ªsimos es f¨¢cil imaginar su uso original como chochera. Un carruaje podr¨ªa, atravesando dos altas puertas, entrar desde la calle hasta el centro del jard¨ªn. Menos previsible es lo que hay encima: dos plantas y una entreplanta (un a?adido posterior que desaparecer¨¢ con la restauraci¨®n) con apartamentos de aspecto destartalado. Nada tienen que ver con el cascar¨®n exterior, construido seg¨²n el gusto de la ¨¦poca en un estilo neobarroco y afrancesado, lo que no impidi¨® que la Legaci¨®n italiana se instalar¨¢ aqu¨ª en 1939.
Actualmente, explican en la Embajada, solo dos de esas viviendas est¨¢n ocupadas por empleados suyos. Un desperdicio en una de las zonas m¨¢s codiciadas de Madrid. De hecho, desde sus ventanas y terrazas puede verse Lagasca 99, una promoci¨®n que marc¨® en su d¨ªa un hito en el lujo capitalino: uno de sus pisos se pag¨® a 18.000 euros por metro cuadrado. A eso se suma otro desperdicio, el medioambiental, atendiendo a la pobre calificaci¨®n energ¨¦tica. La ¨²ltima vez que el edificio fue reformado, seg¨²n la memoria del proyecto, fue en los a?os sesenta. Y algunos parches posteriores no han puesto remedio a la peor combinaci¨®n posible para una casa: sistemas de climatizaci¨®n anticuados y ventanas por las que se escapan el fr¨ªo o el calor.
Casas herm¨¦ticas
En aproximadamente un a?o, el tiempo que los arquitectos creen que tomar¨¢ el proyecto, eso cambiar¨¢. Al no poder hacer modificaciones sobre la fachada, por tener la m¨¢xima protecci¨®n patrimonial, el plan es ¡°forrar¡± por dentro las viviendas para mejorar su aislamiento. De hecho, el proyecto quiere lograr el sello Passivhaus, un certificado privado m¨¢s exigente que la calificaci¨®n energ¨¦tica espa?ola. Para ello, explica Talia Dombriz, la otra alma de DMDV, habr¨¢ que lograr pisos literalmente herm¨¦ticos, lo que se comprobar¨¢ inyectando aire a presi¨®n para comprobar que no se escapa. Un proceso, abunda la arquitecta, que ¡°requiere rigor tanto en el proyecto como en la obra¡±, por lo que ¡°es muy importante que [los clientes] est¨¦n convencidos¡±.
En este caso lo est¨¢n. ¡°Creemos que la pol¨ªtica de sostenibilidad ambiental y la gesti¨®n eficiente de los recursos necesitan no solo de grandes acuerdos, sino tambi¨¦n de peque?os gestos, pero concretos y visibles¡±, se?ala el embajador de Italia, Riccardo Guariglia. El diplom¨¢tico se?ala otros gestos que la Legaci¨®n ha llevado a cabo, como la eliminaci¨®n progresiva de pl¨¢sticos o la reforestaci¨®n de un bosque. ¡°Para la Administraci¨®n P¨²blica, ser m¨¢s sostenible no es solamente una obligaci¨®n, sino una oportunidad para fomentar buenos h¨¢bitos y estilos de vida m¨¢s respetuosos con el medio ambiente y con nosotros mismos¡±, completa Federico Balsani, director administrativo de la Embajada y responsable del proyecto.
Esta rehabilitaci¨®n es m¨¢s que un gesto. El presupuesto ronda los 1,8 millones, que se nutrir¨¢n del programa Farnesina Verde, con el que el Ministerio de Exteriores italiano financia las renovaciones de sus edificios. Aunque no es comparable con un edificio residencial al uso, Diedrich se?ala que una rehabilitaci¨®n de este tipo para particulares ¡°es abordable pero cuesta dinero¡±. Dombriz lo compara con las letras de eficiencia de los electrodom¨¦sticos. ¡°Igual pagando 100 euros m¨¢s por una nevera, luego est¨¢s ahorrando 20 a?os¡±, ilustra.
Seg¨²n el plan previsto, el ahorro de consumo del edificio se calcula en un 90%. Esto resulta de combinar la aerotermia ¡ªcapaz con una unidad similar a las de aire acondicionado de calentar o refrigerar un piso y a la vez proveer agua caliente¡ª con placas solares. Instalando una cantidad suficiente en las cubiertas superiores, sin que se vean desde la calle para no alterar el valor patrimonial, los arquitectos creen que se llegar¨ªa al consumo nulo. Por descontado se da que, por primera vez desde que los sirvientes de los marqueses de Amboage se instalaron aqu¨ª hace m¨¢s de un siglo, el edificio dejar¨¢ de ser responsable de emisiones de di¨®xido de carbono.
Cinco apartamentos de hasta seis habitaciones con terraza, vistas a un jard¨ªn, ubicaci¨®n excepcional y una factura el¨¦ctrica casi nula est¨¢n a punto de hacerse realidad. No hay raz¨®n donde preguntar: ser¨¢n para el personal de la Embajada.