El consejo ante su etapa m¨¢s decisiva

Pocos hubi¨¦ramos imaginado hace unos a?os la magnitud de los retos que iba a afrontar el consejo. Tampoco su capacidad de adaptaci¨®n a un entorno complejo, en el que la mayor certidumbre es que no existen certezas. Pero en el que ha quedado patente su relevancia como gu¨ªa y garante de que la empresa mantiene intacta su visi¨®n de largo plazo, por mucho que el d¨ªa a d¨ªa obligue a tomar decisiones -a veces incluso demasiado- ¨¢giles.

Para llevar a cabo esta tarea de gobernanza, el consejo ha enriquecido de una forma notable sus capacidades. A la experiencia y el conocimiento que ya formaban parte de su esencia se han unido nuevas cualidades como la sensibilidad, necesaria para dar respuesta a las crecientes demandas de todos los grupos de inter¨¦s, especialmente la sociedad. Tambi¨¦n la apertura de miras, ya que los nuevos tiempos exigen estrategias innovadoras y decisiones audaces, que permitan a la compa?¨ªa innovar y adaptarse a un nuevo consumidor, a nuevas formas de relacionarse.

Este equilibrio entre mantener su esencia y apostar por una nueva mirada es ahora m¨¢s crucial que nunca en su labor de liderazgo, ya que nos encontramos ante un periodo clave; en el que se est¨¢n definiendo los pilares que impulsar¨¢n el crecimiento y la competitividad de la econom¨ªa, y se adoptan decisiones que tendr¨¢n impacto en las generaciones venideras.

La sostenibilidad es sin duda uno de ellos. Las siglas ESG han pasado de ser no solo una cuesti¨®n de reputaci¨®n sino tambi¨¦n un factor de crecimiento. Un elemento clave de negocio sobre el que se requiere informar con transparencia, ya que as¨ª lo demandan reguladores, inversores y sociedad, pero tambi¨¦n un riesgo cuyo impacto es necesario medir.

Tambi¨¦n lo es la digitalizaci¨®n, una tendencia imparable ante la que no solo es necesario tener en cuenta las oportunidades y retos de la tecnolog¨ªa, sino la adaptaci¨®n de cada uno de los profesionales que conforman las compa?¨ªas con el objetivo de garantizar que nadie se quede atr¨¢s. El talento es un valor diferencial, y las personas han de estar en el foco de las decisiones.

Todo ello en un contexto en el que el ¨¦xito empresarial ya no solo se mide en n¨²meros. El crecimiento financiero no es, ni puede ser, la ¨²nica meta. Los activos m¨¢s valiosos comienzan a ser intangibles, la informaci¨®n no financiera ha adquirido una mayor relevancia, y el compromiso con las sociedades en las que est¨¢n presentes es crucial. La confianza es un atributo indispensable, y la reputaci¨®n tiene un impacto determinante en el valor de la compa?¨ªa.

En suma, ante este cometido de acompa?amiento y supervisi¨®n de las compa?¨ªas, tan relevante para aprovechar las oportunidades que nos brinda el actual entorno, el consejo debe manejar con decisi¨®n una delicada balanza. La que oscila entre el corto plazo para responder a los retos, los riesgos y los requerimientos regulatorios, y el largo plazo que sostiene el prop¨®sito y los valores, la raz¨®n de ser de cada organizaci¨®n. Todo un ejercicio de equilibrio en tiempos de cambio.

Hilario Albarrac¨ªn es presidente de KPMG en Espa?a