La Ruta 66 de la banca europea
Si la UE sale reforzada de la crisis, quiz¨¢ podamos ver un nuevo ciclo expansivo de las entidades en Estados Unidos
Ahora que gran parte de la banca europea est¨¢ reduciendo su presencia en Estados Unidos (en los ¨²ltimos meses se han publicado, por ejemplo, las desinversiones de HSBC y BBVA), quiz¨¢ sea conveniente echar un poco la vista atr¨¢s para entender el pasado y reflexionar sobre lo que nos puede deparar el futuro de la banca europea en Norteam¨¦rica.
Desde finales de los a?os noventa hasta la llegada de la crisis financiera de 2008 asistimos a la mayor ¨¦poca de bonanza econ¨®mica de Europa y de mayor peso internacional relativo tras la II Guerra Mundial. En ese contexto de poder¨ªo econ¨®mico y geopol¨ªtico se intensific¨® notablemente la presencia de la banca europea en Estados Unidos, y tras el estallido de la crisis financiera comenz¨® su repliegue, progresivo pero constante.
Antes de ese desembarco generalizado, algunos bancos europeos ten¨ªan ya presencia en el mercado bancario m¨¢s importante del mundo. HSBC hab¨ªa adquirido en 1980 el Marine Midland Bank (con un peso importante en el Estado de Nueva York). BNP, que hab¨ªa entrado a principios de los setenta en California, adquiri¨® en 1979 Bank of the West, banco que a¨²n conserva. Barclays, tras establecerse en los a?os sesenta en California, compr¨® su primer gran banco americano en el a?o 1980, mientras que el holand¨¦s ABN Amro compraba en Chicago LaSalle Bank.
La segunda ola lleg¨® una vez superada la crisis del petr¨®leo y coincidiendo con la liberalizaci¨®n financiera thatcheriana de finales de los a?os ochenta. Royal Bank of Scotland compr¨® uno de los bancos m¨¢s importantes de la costa este (Citizens Financial) en 1988, mientras que en ese mismo a?o Credit Suisse se hizo con el control de uno de los mayores bancos de inversi¨®n (First Boston), en la primera gran incursi¨®n de la banca europea en los elitistas investment banks neoyorquinos.
Todo se acelerar¨ªa, como dec¨ªamos al inicio, a finales de los a?os noventa. En estos a?os se produjo una confluencia de factores. Primero, claros vientos de cola por los beneficios de la globalizaci¨®n, pero especialmente por el bum de la uni¨®n monetaria y la estabilizaci¨®n de la situaci¨®n pol¨ªtica en el Viejo Continente tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y el tel¨®n de acero. Segundo, un marco regulatorio m¨¢s light touch, especialmente para las actividades de banca de negocios. Y, finalmente, una divisa fuerte fruto de la estabilizaci¨®n del sistema monetario europeo.
Y, en ese contexto, los bancos europeos se lanzaron sin complejos a la adquisici¨®n de bancos de inversi¨®n en Estados Unidos. Quiz¨¢ la m¨¢s ic¨®nica fue la compra del Bankers Trust, por el que Deutsche Bank pag¨® 10.000 millones de d¨®lares en el a?o 1998. O los 11.500 millones que Credit Suisse desembols¨® por Donaldson, Lufkin y Lenrette en 2001. En el a?o 2000, UBS adquiri¨® Paine Webber, mientras que Dresdner Bank (hoy, parte del CommerzBank) o Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale hicieron lo propio con otros bancos. Los bancos europeos nunca hab¨ªan gozado de tanta confianza. La incursi¨®n en la banca al por menor sigui¨® tambi¨¦n su curso: ABN Amro a?adir¨ªa a LaSalle varios bancos en Michigan en los a?os 1996 y 1998, e ING har¨ªa lo propio con Furman Selz en el a?o 1997. Quedaba demostrado, por tanto, que los europeos reivindicaban su leg¨ªtimo derecho a ser ¡°masters del universo¡±.
Tras ellos, la ¨²ltima oleada de compras la protagonizaron los bancos espa?oles, que hasta esa fecha l¨®gicamente hab¨ªan prestado m¨¢s atenci¨®n al mercado latinoamericano, al que les un¨ªan m¨¢s intensos v¨ªnculos hist¨®ricos (incluyendo Puerto Rico, donde s¨ª hab¨ªan acometido importantes compras). BBVA lleg¨® en 2004 comprando varios bancos en los estados sure?os, operaciones que culminaron con la compra de Compass en 2007. Tambi¨¦n el Sabadell, CajaMadrid y el Banco Popular adquirieron bancos en Florida durante esos a?os. Mientras tanto, Banco Santander, que hab¨ªa adquirido una participaci¨®n minoritaria en el Sovereign Bank en 2006, complet¨® su desembarco un par de a?os despu¨¦s, ya en plena crisis financiera, adquiriendo el resto del capital.
En esos a?os previos a la burbuja incluso algunos de los bancos de inversi¨®n europeos se meter¨ªan de lleno en el mercado subprime a trav¨¦s de la creaci¨®n de las posteriormente conocidas como hipotecas t¨®xicas.
Sin embargo, la explosi¨®n de la burbuja lo cambiar¨ªa todo. Muchos de los bancos europeos que hab¨ªan comprado rivales en Estados Unidos se vieron obligados a venderlos. A las presiones derivadas de las p¨¦rdidas que sufrieron en sus inversiones europeas y americanas se a?adieron unos requisitos de capital mucho m¨¢s exigentes y unos tipos extraordinariamente bajos que lastrar¨ªan su rentabilidad. Muchos bancos se deshicieron de sus bancos retail, no pocas veces forzados por los planes de reestructuraci¨®n de la Comisi¨®n Europea. HSBC comenz¨® la venta en 2011 de sus negocios minoristas en Estados Unidos, y RBS vendi¨® el Citizens Bank en 2013, mientras que ING se desprendi¨® en 2012 de su negocio bancario al por menor en Norteam¨¦rica. Y tambi¨¦n empezaron a reducir y reestructurar sus negocios de banca de inversi¨®n en Estados Unidos, incapaces de competir con los gigantes del sector que surgieron de la consolidaci¨®n americana tras la crisis financiera.
Este goteo interminable ha continuado. Saba?dell vendi¨® la mayor parte de su negocio americano en 2017, tras hacerlo CajaMadrid y Popular. Como es bien sabido, en los ¨²ltimos meses BBVA ha cerrado la venta de sus negocios norteamericanos y HSBC ha anunciado la venta de la mayor parte de las oficinas retail que a¨²n reten¨ªa.
Con todo, la presencia europea en Norteam¨¦rica no es ¡ªni mucho menos¡ª anecd¨®tica. Santander y BNP siguen manteniendo importantes operaciones retail, de negocios y de financiaci¨®n al consumo en el caso del primero. Por su parte, Barclays, Credit Suisse y UBS conservan operativa de banca privada y de banca de inversi¨®n a¨²n relevantes, y hemos visto tambi¨¦n recientemente a algunas fintech europeas de ¨¦xito, como Klarna, entrar agresivamente en este mercado. Adem¨¢s, no hay que olvidar otro factor: la gesti¨®n de la actual crisis epid¨¦mica por la Uni¨®n Europea tiene muy poco que ver con la reacci¨®n comunitaria a la crisis financiera global. Si nuestra Uni¨®n Europea sale reforzada desde este envite, quiz¨¢s podamos asistir a un nuevo ciclo expansivo de la banca europea en Norteam¨¦rica. Que el nuevo ciclo de la banca se vaya a producir en segmentos m¨¢s tradicionales o en negocios m¨¢s intricados con el mundo fintech... ser¨¢ otra inc¨®gnita a despejar.
Carolina Albuerne es abogada de Ur¨ªa Men¨¦ndez
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