El sexto sentido
Los bancos centrales son los ¨²nicos que no parecen ver la inflaci¨®n, cuando los mercados y analistas est¨¢n empezando a sufrir pesadillas
En la famosa pel¨ªcula de suspense El sexto sentido (1999), del director M. Night Shyamalan, Cole Sear es un ni?o que ve continuamente personas muertas a su alrededor mientras el resto del mundo no puede percibirlas. En las ¨²ltimas semanas, los bancos centrales parecen sufrir el s¨ªndrome contrario, son los ¨²nicos que no parecen ver la inflaci¨®n ¡ªcomo algo preocupante¡ª cuando los mercados y analistas est¨¢n empezando a sufrir pesadillas con el repunte de los precios. Este mi¨¦rcoles se c...
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En la famosa pel¨ªcula de suspense El sexto sentido (1999), del director M. Night Shyamalan, Cole Sear es un ni?o que ve continuamente personas muertas a su alrededor mientras el resto del mundo no puede percibirlas. En las ¨²ltimas semanas, los bancos centrales parecen sufrir el s¨ªndrome contrario, son los ¨²nicos que no parecen ver la inflaci¨®n ¡ªcomo algo preocupante¡ª cuando los mercados y analistas est¨¢n empezando a sufrir pesadillas con el repunte de los precios. Este mi¨¦rcoles se comprob¨® en la reuni¨®n organizada por el BCE, con presencia de los presidentes del propio BCE y la Reserva Federal y los gobernadores del Banco de Inglaterra y del Banco de Jap¨®n. En el panel en el que participaron se vieron obligados a reconocer que lo que ahora consideran una inflaci¨®n ¡°temporal¡± puede acabar siendo m¨¢s r¨ªgida o permanente (sticky, en ingl¨¦s) si los ciudadanos van concibiendo las subidas de precios como demasiado duraderas. Precisamente hemos conocido que el IPC adelantado de septiembre de nuestro pa¨ªs fue del 4%, el nivel m¨¢s alto desde 2008, aunque la subyacente est¨¦ a¨²n en el 1%.
Los mercados est¨¢n nerviosos. A pesar de la recuperaci¨®n econ¨®mica, prometedora incluso en la UE, hay algunos nubarrones por delante. Problemas de suministro de materias primas, energ¨ªa (sobre todo gas natural) y semiconductores est¨¢n siendo ya un lastre para el crecimiento. Alrededor de la energ¨ªa hay pesimismo, al menos hasta primavera. Un encarecimiento dram¨¢tico, motivado por una demanda creciente con la reactivaci¨®n econ¨®mica, y con pocas reservas en los pa¨ªses importadores. Se temen meses de invierno con falta seria de suministro y avance desproporcionado de su coste. Retroalimentar¨¢ la inflaci¨®n ya existente. Podr¨ªa tambi¨¦n generar serios problemas econ¨®micos y sociales en la estaci¨®n de menores temperaturas en el hemisferio norte. La pugna geoestrat¨¦gica con Rusia ¡ªproveedor trascendental de gas natural y con preferencia a atender la gran demanda de energ¨ªa desde China¡ª empeora las cosas. El ejemplo m¨¢s reciente es Reino Unido, donde se descuenta la quiebra de peque?as empresas energ¨¦ticas al no poder trasladar, por normativa, todo el aumento del coste a los precios del consumidor.
Por otro lado, entre muchos analistas cunde el miedo a la estanflaci¨®n: inflaci¨®n combinada con desaceleraci¨®n en el crecimiento. La subida de precios en Europa y Estados Unidos convive con la percepci¨®n de que la actual fase de recuperaci¨®n econ¨®mica no es suficientemente potente. Quiz¨¢s ese temor explica la lentitud en actuar de los bancos centrales. Una inflaci¨®n m¨¢s elevada presiona para que se abandone la laxitud en la pol¨ªtica monetaria. En sentido contrario, un menor crecimiento econ¨®mico obliga a mantener m¨¢s tiempo las medidas de est¨ªmulo. Sobre todo, porque el avance en los precios parece venir m¨¢s derivado de un encarecimiento de los precios energ¨¦ticos y otras materias primas clave que de un sobrecalentamiento de la demanda y la econom¨ªa en general, que es lo que realmente obligar¨ªa a los bancos centrales a reducir est¨ªmulos. No extra?a, pues, la aparente calma de los banqueros centrales en Sintra y su gradualismo. Prefieren dejar la visi¨®n de aparentes fantasmas, por ahora, a los mercados.