?El principio del fin?
El ¨¦xito de la vacunaci¨®n de la UE ha impulsado el optimismo del BCE sobre la evoluci¨®n macroecon¨®mica en los pr¨®ximos trimestres
La respuesta es no. Aunque este jueves el Banco Central Europeo (BCE) anunci¨® que aflojaba un poco el ritmo de compras de bonos por motivo de la pandemia, solamente cabe esperar, al menos por ahora, que este movimiento, sea un peque?o ¡°retoque¡± en el proceso monetario expansivo. Ese ajuste se produce en un contexto de fuerte recuperaci¨®n econ¨®mica y aumento de la inflaci¨®n. En otras circunstancias supondr¨ªa un cambio en la estrategia a una m¨¢s restrictiva, pero son ya doce a?os sin atisbar grandes se?ales de cambio de pol¨ªtica monetaria. Y veinte de excepcionalidades y sobresaltos desde el 11-S. Sigui¨® una crisis financiera brutal, con legado complicado, fases de crecimiento desigual y, finalmente, una pandemia devastadora. Mucha tela monetaria que cortar.
Parece existir un razonable optimismo en el BCE sobre la evoluci¨®n macroecon¨®mica en los pr¨®ximos trimestres. El mayor ¨¦xito de la vacunaci¨®n de la UE comparado con otras zonas y bloques del mundo han reforzado las buenas expectativas de la Eurozona. Ha vuelto a funcionar el Mercado ?nico, aunque sea con alguna dificultad, incluso en la movilidad de personas. La vacunaci¨®n y los ¡°pasaportes covid¡± pueden llevar la fase de bonanza m¨¢s all¨¢ que en otras partes del mundo. La pujanza en la inflaci¨®n no parece ser motivo de profunda preocupaci¨®n en Fr¨¢ncfort. Hay fuerzas de medio plazo algo ¡°deflacionarias¡± ¨Dcomo la debilidad del mercado de trabajo y la digitalizaci¨®n de la econom¨ªa¨D pero en el corto plazo puede haber nervios ante la subida de la ¡°fiebre¡± (inflaci¨®n). El sentimiento ir¨¢ por barrios. En Alemania deben estar bastante inc¨®modos con su inflaci¨®n de 3,9% de agosto. Si a ello se une el ¡°castigo¡± para los ahorradores europeos que supone la estrategia de bajos y/o negativos tipos de inter¨¦s de los ¨²ltimos doce a?os del BCE, se entiende que en los pa¨ªses de Centro y Norte de Europa ¨Ddonde est¨¢n las mayores tasas de ahorro¨D est¨¦n deseando un cambio significativo en las condiciones monetarias. Se antoja que ni por esas.
La historia parece repetirse en la ¨²ltima d¨¦cada. Cuando un banco central ¨Dsea BCE o la Fed¨D se plantea en serio cambiar la estrategia monetaria e, incluso, subir los tipos, algo lleva al traste ese movimiento (el famoso ¡°tapering¡±). O bien aparece una desaceleraci¨®n brusca o unos malos datos de empleo en Estados Unidos o en la zona euro, donde el tel¨®n de fondo de repuntes en la prima de riesgo de las deudas soberanas ha sido determinante en lo acontecido desde 2010. Ya en 2020, cuando parec¨ªa que pod¨ªa haber un cambio en la estrategia monetaria a medio plazo en los pa¨ªses occidentales, llegan los efectos devastadores del coronavirus y retienen a los bancos centrales en el bucle de la expansi¨®n monetaria, incluso, en este caso, mayor que las anteriores. Solamente nos queda imaginar cu¨¢l ser¨¢ la causa que en unos trimestres trunque nuevamente la modificaci¨®n de la estrategia de las autoridades monetarias. A pesar de los anuncios de este jueves, no hay cambios significativos en el panorama monetario del euro. Ni est¨¢n ni se les espera.
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