Las cinco etapas de la negaci¨®n de la inflaci¨®n
La negativa a reconocer la subida de los precios se produce por etapas. Los bancos centrales hace tiempo que superaron la primera
Esta no es una columna sobre si la inflaci¨®n va a subir o no. Hay motivos para pensar que podr¨ªa hacerlo, pero las personas razonables pueden no estar de acuerdo en este punto. Esta columna trata de c¨®mo detectar los sesgos cognitivos de los gobernadores de los bancos centrales en su capacidad para identificar la inflaci¨®n.
Como en las famosas cinco etapas del duelo, la negaci¨®n de la inflaci¨®n tambi¨¦n tiene cinco etapas. Todav¨ªa no estamos en la quinta, y a lo mejor, nunca llegamos a ella. Pero las etapas primera y segunda est¨¢n bastante concurridas, entre otros por miembros del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo y por innumerables economistas.
La primera etapa es la de la asimetr¨ªa. Recientemente, el BCE adopt¨® un objetivo de inflaci¨®n sim¨¦trico, pero a la mente humana la simetr¨ªa le cuesta. Por ejemplo, hace poco Isabel Schnabel, miembro del Comit¨¦ Ejecutivo del banco, dijo que ser¨ªa peor endurecer demasiado pronto que demasiado tarde. Sabemos, por supuesto, que el BCE todav¨ªa est¨¢ traumatizado por el endurecimiento prematuro que tuvo lugar en 2008 y 2011. Muchos bancos centrales, incluido el europeo, tienen un objetivo de inflaci¨®n del 2%. Simetr¨ªa significa que un 3% es tan malo como un 1%, y un 4% lo es tanto como un 0%. Es decir, que equivocarse en una direcci¨®n es tan perjudicial como equivocarse en la otra. Endurecer prematuramente o actuar demasiado tarde deber¨ªa ser indiferente.
Si alguien dice que prefiere lo primero a lo segundo, es asim¨¦trico. Lo ¨²nico que ha hecho es sustituir el sesgo a la baja del periodo anterior por uno al alza en el actual. La simetr¨ªa no es la suma de dos asimetr¨ªas.
La segunda de las cinco etapas es un cambio en la definici¨®n de inflaci¨®n. El objetivo del BCE es el ¨ªndice armonizado de precios al consumo. Sin embargo, ahora la entidad ha a?adido oficialmente la inflaci¨®n subyacente a su marco anal¨ªtico, lo que creo que est¨¢ m¨¢s que justificado. Pero cuidado con ir m¨¢s lejos. En Estados Unidos hemos o¨ªdo a los economistas hablar de la inflaci¨®n subyacente a la subyacente. Si se eliminan del ¨ªndice todos los art¨ªculos cuyos precios est¨¢n subiendo, como los coches de segunda mano, la estabilidad de los precios acaba siendo un espejismo estad¨ªstico.
La tercera etapa es el cambio de estrategia, a menudo camuflado por el lenguaje t¨¦cnico. El objetivo de inflaci¨®n media de la Reserva Federal pertenece a esta categor¨ªa. Afortunadamente, el Banco Central Europeo ha evitado el peligro in extremis en la reciente revisi¨®n de su estrategia, pero me temo que algunos miembros del Consejo de Gobierno siguen empe?ados en conseguirlo. Si se aplica durante un tiempo lo bastante largo, el objetivo de inflaci¨®n media es lo mismo que el objetivo del nivel de precios, en el que el Banco Central se gu¨ªa por un ¨ªndice. Con ello, corrige todos los errores del pasado. Hay buenas razones por las que los bancos centrales no deber¨ªan hacerlo. La m¨¢s importante es el problema del espejo retrovisor: las medidas, por definici¨®n, toman como referencia el pasado.
La cuarta etapa de la negaci¨®n de la inflaci¨®n llega cuando las etapas primera a tercera han fracasado, y la inflaci¨®n, se mire como se mire, ha subido seg¨²n todos los par¨¢metros. En este punto, se finge que la inflaci¨®n es temporal y que se corregir¨¢ sola. La ¨²ltima semana ha habido innumerables referencias de miembros del BCE a la convexidad de la curva de inflaci¨®n. Pero, ojo: todos los periodos inflacionarios del pasado empezaron con un suceso que al principio se interpret¨® como un bache, como ocurri¨® con la crisis de los precios del petr¨®leo en la d¨¦cada de 1970. Entender la inflaci¨®n es entender c¨®mo se adapta la econom¨ªa a las perturbaciones. Por desgracia, los gobernadores de los bancos centrales se basan en modelos econ¨®micos que ignoran por completo c¨®mo se propagan estas.
La etapa final de la negaci¨®n de la inflaci¨®n tiene lugar cuando la inflaci¨®n ha subido y demuestra ser persistente. En esta situaci¨®n, quienes niegan la subida cambian su relato de repente: mejor un 10% de inflaci¨®n que un 10% de paro. Por supuesto, esto es lo que pensaban desde el principio, aunque no lo reconocieran.
Para algunos gobernadores de bancos centrales, la inflaci¨®n nunca ser¨¢ demasiado baja. Otros piensan que nunca debe caer por debajo de un umbral m¨ªnimo. Son los halcones y las palomas. Ni los unos ni los otros son sim¨¦tricos. La simetr¨ªa es muy dif¨ªcil, y poco frecuente en este colectivo.
Personalmente, mantengo la mente abierta sobre si la inflaci¨®n va a subir o no. Lo que me preocupa no es tanto si subir¨¢ como lo que har¨¢n o dejar¨¢n de hacer los bancos centrales si eso ocurre.
Wolfgang Munchau es director de www.eurointelligence.com
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