La lucha feminista la hacemos en casa

Hemos llegado al 8 de marzo inmersos en la pandemia. Llevamos un a?o de confinamiento, total o parcial, en el que hemos reconstruido nuestras vidas encerr¨¢ndonos en casa y conectando con el mundo de manera digital. Durante este tiempo seguimos afrontando la desigualdad a la que nos enfrentamos las mujeres en los diferentes ¨¢mbitos de la vida. Por un lado, en la esfera privada nos hemos cargado de tareas que antes deleg¨¢bamos o externaliz¨¢bamos. Como consecuencia de ello la esfera laboral tambi¨¦n se ha visto afectada, pues muchas mujeres han tenido que reducir su jornada o dejar su trabajo para asumir los cuidados en la familia y otras obligaciones derivadas de esta nueva situaci¨®n.

Una de las novedades que ha tra¨ªdo la pandemia ha sido el teletrabajo. En junio de 2020 la Fundaci¨®n Alternativas organiz¨® un encuentro digital para hablar del tema en relaci¨®n con la conciliaci¨®n y se demostr¨® c¨®mo ha afectado a las mujeres[1]. La presidenta del Club de Malasmadres nos cont¨® los datos de una encuesta que puso en evidencia como la mujer/madre se ve¨ªa afectada por el teletrabajo, pues siete de cada diez no pod¨ªan encontrar un espacio de trabajo para ellas, lo que en muchos casos les llevaba a trabajar de madrugada. Tambi¨¦n que mientras los hombres son capaces de teletrabajar tres horas seguidas, las mujeres solo consiguen hacerlo una. A esto hay que sumar que el teletrabajo voluntario ha sido asumido en su mayor¨ªa por las mujeres.

En consecuencia, podemos decir que el teletrabajo es un riesgo para las mujeres porque las encierra de nuevo en la esfera de lo dom¨¦stico y las aparta de los lugares de la toma de decisiones. Esta situaci¨®n tambi¨¦n la ha recogido la Comisi¨®n de Naciones Unidas sobre el Estatus de la Mujer en un comunicado publicado en febrero de este a?o[2], en el que adem¨¢s se pone de relieve c¨®mo la pandemia ha provocado retrocesos en la igualdad de derechos para las mujeres. Ahora tendr¨ªamos que preguntarnos c¨®mo podemos, como sociedad, y en particular las mujeres, frenar esta deriva que supone un obst¨¢culo para seguir avanzando hacia la igualdad. La respuesta es sencilla y evidente, la lucha feminista tenemos que hacerla en casa.

En el espacio dom¨¦stico es donde necesitamos de manera urgente un equilibrio en el reparto de tareas. Son las familias las que tienen que esforzarse para conseguir que las responsabilidades de los asuntos cotidianos se distribuyan de manera equitativa. Si no conseguimos avanzar en estas cuestiones ser¨¢ muy dif¨ªcil construir una sociedad en igualdad, pues las cargas dom¨¦sticas y familiares que soportamos las mujeres se encuentran fijadas en el imaginario colectivo, y as¨ª siempre ser¨¢n los hombres los que tengan m¨¢s oportunidades de desarrollarse profesionalmente y obtener la confianza para los puestos de responsabilidad.

No servir¨¢ de nada hacer proclamas sobre mujeres l¨ªderes o exigir una representaci¨®n igualitaria en los espacios de toma de decisiones, tampoco hacer rankings sobre pa¨ªses gobernados por mujeres, y por supuesto que en los medios de comunicaci¨®n las noticias seguir¨¢n protagonizadas por se?ores que ocupar¨¢n los puestos de poder. El verdadero desaf¨ªo lo tenemos en el hogar y tenemos que luchar por ello.

Por eso, si de verdad creemos en la igualdad de derechos y es nuestro objetivo construir una sociedad m¨¢s justa, tenemos que asumir nuestra responsabilidad personal. Este a?o tenemos la oportunidad de quedarnos en casa el 8 de marzo y ah¨ª demostrar que estamos comprometidos con la igualdad.

* Inma Ballesteros es directora del Observatorio de Cultura y Comunicaci¨®n de la Fundaci¨®n Alternativas

[1] ENCUENTROS ALTERNATIVOS l Teletrabajo y conciliaci¨®n - YouTube

[2] Commission on the Status of Women | UN Women ¨C Headquarters