Espa?a acaricia el Tesoro com¨²n
La caja com¨²n europea de emisiones de deuda comunes est¨¢ a¨²n lejos.
Pero quiz¨¢ no tanto. Ayuda el ¨¦xito del endeudamiento com¨²n en marcha para financiar el Plan de recuperaci¨®n Next Generation-EU (NGEU). Aunque se despliega sin alharacas, es rutilante.
Lo es porque triunfa en el mercado: ha respondido a la oferta de las emisiones de deuda ya realizadas con una demanda que multiplicaba al menos por siete la oferta. Y algo similar se produjo ya antes con el Fondo SURE (que financia los ERTE o el similar Kurzarbeit para conservar los empleos en las recesiones, evitando su destrucci¨®n.
Ambos tipos de deuda han gozado de tipos baj¨ªsimos (la ¨²ltima a largo plazo, del 0,14%). Ligeramente m¨¢s costosos para el sector p¨²blico que las lanza (y las repaga) que los bonos de Alemania y otros pa¨ªses m¨¢s pr¨®speros. Raz¨®n por la cual son indoloros para estos: no les quitan clientela.
Y al tiempo, como gozan de la mejor calificaci¨®n de las agencias, la triple A, inalcanzable para los pa¨ªses vulnerables con primas de riesgo m¨¢s altas, son directamente ben¨¦ficos para estos (SURE) e indirecta pero tangiblemente (los NGEU). Es una operaci¨®n win-win. Todos ganan.
Y gana el conjunto: al prefigurarse nuevos impuestos comunes para financiar el presupuesto de la UE; al afianzarse una mayor potencia econ¨®mico-institucional europea, y al evitarse la fragmentaci¨®n financiera Norte-Sur que ocasion¨® la Gran Recesi¨®n de 2008/2011. Las grandes crisis volver¨¢n. Las dos que llevamos en poco m¨¢s de una d¨¦cada han desmentido no solo a los neoliberales intempestivos sino tambi¨¦n a los ser¨¢ficos como Francis Fukuyama, el autor de El fin de la historia, 1992.
Esos cracks se enderezan con una combinaci¨®n de instrumentos fiscales, monetarios y financieros: recuerden c¨®mo en oto?o de 2008, Bush II lanz¨® sus ca?ones Berta para salvar la banca, en complicidad con Ben Bernanke (Reserva Federal), Henry Paulson (secretario del Tesoro) e incluso Sheila Bair (jefa del Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos).
En Europa nos faltan, en su plenitud, esos dos ¨²ltimos instrumentos: Tesoro y FGD. Del ¨¦xito futuro de las emisiones, y de la adecuada ejecuci¨®n nacional del NGEU depende la pavimentaci¨®n del camino hacia el Tesoro com¨²n, hito de la uni¨®n fiscal. Pues si lo iniciado funciona en beneficio de todos, el incentivo para profundizar en ello ser¨¢ mayor.
Los espa?oles han empujado con fuerza en favor del binomio deuda permanente/Tesoro europeo. La propuesta de Nadia Calvi?o al Eurogrupo al iniciarse la pandemia inclu¨ªa la creaci¨®n de ¡°deuda perpetua apoyada en los mecanismos legales existentes¡±, prefiguraci¨®n del Tesoro com¨²n (Spain¡¯s non-paper on a European recovery strategy, 19/4/2020),
El flamante director de Econom¨ªa del BCE, ?scar Arce, propon¨ªa en esas fechas un fondo a ¡°mantener de forma permanente¡±, y con ¡°capacidad para comprar deuda de los Estados miembros¡± a fin de evitar el colapso fiscal de los m¨¢s d¨¦biles (Reflexiones sobre el dise?o de un fondo de recuperaci¨®n, BdeE, 2020)).
Y, oteador impenitente, Jos¨¦ Ignacio Crespo argumentaba hace 12 a?os que la ¡°armonizaci¨®n fiscal¡± ser¨¢ conveniente, pero no indispensable para una Hacienda com¨²n; no lo es en Espa?a (Una herramienta para la crisis: Tesoro ?nico Europeo, Elcano, ARI, 19/2/2009). Hay doctrina.
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