El precio de la luz: Espa?a ten¨ªa raz¨®n
Espa?a siempre insisti¨® en vincular la cuesti¨®n del precio a los problemas del aprovisionamiento
Se otea una luz al final del oscuro t¨²nel en el que se ha convertido el precio de la luz. Tras seis meses de discusi¨®n a brazo partido entre los socios europeos. A fe que era hora. Con las propuestas que la Comisi¨®n formul¨® en su comunicaci¨®n del martes y las directrices de este viernes del Consejo Europeo, el Sur se apunta un buen logro.
Porque esas medidas vienen a dar la raz¨®n a Espa?a, Italia y Francia en el grueso de sus porfiadas ¡ªy hasta ahora fracasadas¡ª reivindicaciones sobre el mercado energ¨¦tico: sobre todo, en la urgencia de flexibilizar el sistema de precios el¨¦ctricos.
Un sistema que prima el precio marginal de la fuente de energ¨ªa m¨¢s cara (ahora, el gas) como determinante del precio final del kilovatio, al atribuir (y as¨ª sobrepreciar) al resto la misma cuant¨ªa. Que obstaculizaba fijar topes en la factura a los consumidores. Y sorteaba la opci¨®n de gravar los ¡°beneficios ca¨ªdos del cielo¡± (windfall benefits) a las el¨¦ctricas que ve¨ªan retribuidos al precio m¨¢s alto sus kilovatios (hidroel¨¦ctricos o de nucleares amortizadas) producidos a coste cero o casi cero.
Espa?a siempre insisti¨® en vincular la cuesti¨®n del precio a los problemas del aprovisionamiento, como factores del coste. Desde la carta que las vicepresidentas Teresa Ribera y Nadia Calvi?o enviaron a Bruselas el pasado 20 de septiembre. En ella clamaban por ¡°amortiguar¡± los efectos del aumento de los precios energ¨¦ticos (gas) en el de la electricidad; ped¨ªan frenar la especulaci¨®n de otro componente inflacionario, la que se practica con los derechos de emisi¨®n de CO2; y reivindicaban la ¡°compra centralizada¡± de gas a terceros pa¨ªses. Como forma de abaratar el coste de las adquisiciones individuales, s¨ª. Y tambi¨¦n como mecanismo de asegurar unas reservas que garanticen per¨ªodos suficientes de autonom¨ªa energ¨¦tica.
Por aqu¨ª ha llorado el beb¨¦. Es verdad que los argumentos sure?os en pro de reconsiderar la rigidez del mercado fueron ablandando ligeramente las posturas contrarias. Enconadamente defendidas por Alemana ¡ªy su ciutti, la comisaria de Energ¨ªa, Kadri Simson¡ª entre otros socios, que, am¨¦n de sus mayores recursos, exhiben un mejor modelo, plurianual y estable, de suministro a los consumidores finales.
Ha habido que esperar a que las reservas est¨¦n casi agotadas. A que el suministro penda del estrecho hilo arbitrario del gran proveedor del centro y el este europeos, el guerrero aut¨®crata Vlad¨ªmir Putin. Y que, en consecuencia, se haya impuesto el designio de diversificar las fuentes de aprovisionamiento y reducir la dependencia europea del gas (y el petr¨®leo) rusos.
Compras comunes, topes de precios, reconsideraci¨®n del mercado marginalista... las decisiones y orientaciones energ¨¦ticas de esta semana constituyen una revoluci¨®n en la UE. Favorable.
Aunque deja inc¨®gnitas pendientes: si oficialmente se reconoce que los ¡°beneficios ca¨ªdos del cielo¡± en todo el mercado de los 27 se acercan a 200.000 millones de euros... y si los han generado los contribuyentes y los Estados, ?qui¨¦n les compensa?
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