Uber, tras su cese en Espa?a: ¡°Ser¨ªa ¨²til tener informaci¨®n sobre el juez, encontrar sus debilidades y aprovecharlas¡±
La compa?¨ªa ide¨® una larga lista de estrategias para sortear, desactivar o sacar partido del bloqueo ante la opini¨®n p¨²blica
A finales de 2014, los esfuerzos de Uber para desembarcar en Espa?a se toparon con la realidad de la administraci¨®n, taxistas y jueces. Pasadas las tres de la tarde del 9 de diciembre de 2014, la socia del departamento de Pol¨ªticas P¨²blicas de Uber, Elia Ferrer, comparti¨® con sus compa?eros en un correo electr¨®nico la noticia de una orden judicial que impon¨ªa el cese cautelar de las actividades de la empresa en Espa?a. La prensa informaba de que se interrumpir¨ªan los servicios de Uber por posible competencia desleal. Aquel primer mensaje marc¨® el inicio de unas Navidades fren¨¦ticas para el equipo espa?ol de Uber, que una veintena de d¨ªas m¨¢s tarde despidi¨® el a?o con el cierre de UberPOP. Antes, Uber ide¨® una larga lista de estrategias para sortear, desactivar o sacar partido del bloqueo ante la opini¨®n p¨²blica: desde registrar dominios alternativos hasta ¡°buscar las debilidades¡± del juez Andr¨¦s S¨¢nchez Magro, que orden¨® el cese cautelar.
Los mensajes que lo acreditan forma parte de Uber Files, una investigaci¨®n period¨ªstica que analiza m¨¢s de 124.000 documentos filtrados al diario The Guardian y compartidos con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigaci¨®n (ICIJ por sus siglas en ingl¨¦s) y sus medios colaboradores, EL PA?S y La Sexta en Espa?a. Los archivos, que abarcan de 2013 a 2017, fechas en las que Uber se estrenaba en decenas de ciudades pasando por encima del marco legal, sin permisos, eludiendo el pago de impuestos, enfrent¨¢ndose a la industria del taxi y exigiendo a conductores precarios y sin licencia facturaciones cada vez mayores para conseguir m¨¢s beneficios.
El espa?ol no era el primer encontronazo con la administraci¨®n en Europa. En Bruselas un juez ya hab¨ªa prohibido sus coches a comienzos del a?o, en Londres y Par¨ªs las batallas judiciales estaban en curso, y en la capital francesaen esas mismas fechas se har¨ªa oficial la ilegalidad de Uber. Una situaci¨®n que para la empresa no solo no era nueva, sino que era parte de su estrategia: enfrentarse a las administraciones e ir escalando la ¡°pir¨¢mide de mierda¡±, como detalla una presentaci¨®n interna contenida en los Uber Files referida a los obst¨¢culos que la empresa se iba encontrando.
Este choque mortal de UberPOP con la justicia estuvo lejos de ser un fracaso. ¡°Uber florece en la confusi¨®n legal¡±, se?ala Jimena Valdez, investigadora de la City University de Londres. ¡°Aquello les sirvi¨® para entrar y crear la idea de que pod¨ªan estar. Adem¨¢s, ellos necesitan estar en m¨¢s mercados para crear ese efecto de red global, por eso, a pesar de que les pongan regulaciones, se adaptan m¨ªnimamente y vuelven¡±, explica la investigadora, que retrata esta estrategia de la empresa con el concepto de ¡°cumplimiento contencioso¡±: ¡°Al principio Uber es este elefante en un bazar que entra con todo sin que importe la ley. Despu¨¦s aprenden que hay que hacer las cosas de otra manera, pero es un aprendizaje superficial en el sentido de que se adaptan m¨ªnimamente, pero siempre buscando el cambio¡±.
El de UberPop era el formato predilecto de Uber: particulares que sal¨ªan con sus propios coches y sin mediar licencia alguna a transportar pasajeros bajo las ¨®rdenes de la aplicaci¨®n. Tambi¨¦n fue el modelo que m¨¢s problemas le gener¨®: desde el principio les granje¨® multas, coches confiscados y, por supuesto, la animadversi¨®n del taxi. Sergio D¨ªaz, que condujo algunos meses con UberPop, recuerda que intentaba esconder el m¨®vil cuando se cruzaba con taxistas y que desde el propio Uber les recomendaban ¡°invitar sutilmente¡± a los pasajeros a sentarse en el asiento delantero para evitar sanciones o altercados.
¡°Es momento de ser m¨¢s agresivos¡±
El auto del juzgado de lo Mercantil n¨²mero 2 de Madrid pareci¨® marcar un antes y un despu¨¦s. ¡°Es momento de ser m¨¢s agresivos¡±, proclamaba Ferrer despu¨¦s de un esperanzador vistazo a las publicaciones de usuarios de Uber en las redes sociales. ¡°Est¨¢n incluso comparando esta decisi¨®n con el r¨¦gimen de Ch¨¢vez, donde a la gente no se le permite elegir lo que quieren¡±, se congratulaba. Adem¨¢s de sugerir explotar la especial ¡°sensibilidad¡± de los espa?oles para temas como el desempleo con ejemplos de conductores que no ten¨ªan trabajo y conduc¨ªan en Uber para sobrevivir, Ferrer propuso buscar la manera de desacreditar al magistrado que orden¨® el bloqueo, Andr¨¦s S¨¢nchez Magro: ¡°Ser¨ªa ¨²til tener m¨¢s informaci¨®n sobre el juez. Necesitamos encontrar sus debilidades y aprovecharlas¡±.
El magistrado, contactado por EL PA?S y La Sexta, no ha querido hacer comentarios sobre esos mensajes, pero el intercambio de correos posterior al bloqueo deja patente el resentimiento que despert¨® la orden. ¡°Quiere presentarse y ser conocido como el juez que estuvo en medio de este asunto controvertido. Esto est¨¢ incluso m¨¢s claro despu¨¦s de saber que ha sido controvertido en el pasado¡±, continuaba Ferrer. Por su parte, Mark MacGann, director de Pol¨ªticas P¨²blicas de Uber para Europa, se preguntaba sobre las consecuencias de seguir operando y desafiar la orden de ¡°un juez que tiene tendencia a introducirse en casos controvertidos y adoptar sentencias rid¨ªculas que son consiguientemente revocadas por tribunales superiores¡±.
Uber se mantuvo firme en su intenci¨®n de seguir prestando sus servicios hasta que, el 26 de diciembre, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid exigi¨® a las operadoras que cumpliesen con la orden. La empresa ya hab¨ªa detectado problemas el d¨ªa antes, entre los usuarios que acced¨ªan desde Movistar. ¡°Necesitamos contactar con ellos cuanto antes. ?Tenemos alguna influencia? ?L¨ªneas de conductores? ?Subsidiarias internacionales? ?Din¨¢micas de competencia si Vodafone no quiere bloquearnos?¡±, urg¨ªa Pierre Dimitri-Gore Coty, director de Uber para Europa Occidental.
Cuando el bloqueo gan¨® mayor alcance, comenz¨® la b¨²squeda de v¨ªas de escape por parte de Carles Lloret, entonces director general de Uber en Espa?a. El ejecutivo plante¨® inicialmente buscar maneras de esconder el tr¨¢fico de Uber de los operadores o sortear cualquier intento de monitorizaci¨®n a trav¨¦s de direcciones IP cambiantes. Pasado el d¨ªa de Navidad, Movistar, Vodafone y Jazztel acataron la orden y a Uber no le qued¨® m¨¢s remedio que iniciar un ¡°juego del gato y el rat¨®n¡±, consistente en registrar dominios alternativos para dar acceso a una nueva versi¨®n de la aplicaci¨®n y buscar, sin ¨¦xito, la manera de convencer a las operadoras para desactivar el bloqueo.
De cara a la galer¨ªa, Uber intentaba no atraer demasiada atenci¨®n internacional. ¡°Me preocupa que esta estratagema legal para hacer a las operadoras el objetivo de la orden judicial d¨¦ ideas a otros jueces de otros mercados europeos¡±, reconoc¨ªa MacGann.
Tres d¨ªas despu¨¦s, la entonces abogada interna de Uber, Salle Yoo, puso freno a la estrategia de sortear el bloqueo ¡ª¡±Violar una orden judicial es serio y no nos ganar¨¢ amigos en otros mercados¡±¡ª y Espa?a inaugur¨® el a?o 2015 sin UberPOP. Cuando los coches de la empresa volvieron a circular por las ciudades espa?olas, lo hicieron bajo el modelo de licencias VTC que mantienen hoy.