Diess, el fiasco de intentar cambiar Volkswagen
El directivo se despidi¨® la semana pasada del gigante alem¨¢n, tras errores de gesti¨®n, de comunicaci¨®n y enfrentamientos con los poderosos sindicatos
Las casas de an¨¢lisis loaron la llegada de Herbert Diess (M¨²nich, 63 a?os) al puesto de mando de Grupo Volkswagen en 2018. Procedente del competidor BMW tras haber pasado por Bosch ¡ªdesde tres a?os antes lideraba la marca Volkswagen¡ª, sus informes lo consideraban un ejecutivo capaz de zarandear la cultura corporativa del consorcio, que intentaba salir entonces de la crisis del ...
Las casas de an¨¢lisis loaron la llegada de Herbert Diess (M¨²nich, 63 a?os) al puesto de mando de Grupo Volkswagen en 2018. Procedente del competidor BMW tras haber pasado por Bosch ¡ªdesde tres a?os antes lideraba la marca Volkswagen¡ª, sus informes lo consideraban un ejecutivo capaz de zarandear la cultura corporativa del consorcio, que intentaba salir entonces de la crisis del dieselgate, el esc¨¢ndalo que aflor¨® en 2015 las trampas perge?adas por la compa?¨ªa para hacer ver que sus motores di¨¦sel eran menos contaminantes de lo que eran. A su llegada al cargo, ¨¦l mismo afirm¨® que pretend¨ªa un nuevo modelo ¡°que no castigue la discrepancia, sino que la premie¡± y que permitiera convertir ¡°un superpetrolero lento y algo inc¨®modo en una poderosa flota de lanchas r¨¢pidas¡±, su manera de anunciar mayor autonom¨ªa ¡ªy corresponsabilidad¡ª en la docena de marcas que figuraban entonces en su portafolio.
En los ¨²ltimos cuatro a?os el gigante automovil¨ªstico ha cambiado bastante, pero sigue siendo un superpetrolero que ha acabado arrollando a quien estaba llamado a ser su capit¨¢n hasta 2025, seg¨²n el contrato que Diess renov¨® hace solo un a?o. El ejecutivo ha sido v¨ªctima de esa cultura corporativa que quer¨ªa cambiar y hay quien explica justamente su ca¨ªda porque no ten¨ªa el ADN de Volkswagen, un conglomerado industrial en el que, como en otras compa?¨ªas alemanas, los sindicatos tienen una inusitada fortaleza a trav¨¦s de su presencia en el consejo de supervisi¨®n, del que controlan la mitad de sus miembros. Era cuesti¨®n de entenderse con ellos y, todo lo contrario, el directivo hab¨ªa ido generando tal malestar entre los cerca de 700.000 empleados que, junto a otros problemas de gesti¨®n y comunicaci¨®n, acab¨® convenciendo a los Porsche y Piech (tienen el 53% del capital), que era mejor dejarlo caer.
Diess no es distinto a otros directivos de compa?¨ªas de automoci¨®n. Lleg¨® con la misma fama de recortador de gastos ¡ªcostkiller, en ingl¨¦s¡ª que tienen Carlos Tavares (Stellantis) o ten¨ªan Carlos Ghosn (Nissan-Renault) y el pionero en ese ¨¢rea, Jos¨¦ Ignacio L¨®pez de Arriort¨²a. En sus cuatro a?os al frente del grupo ha logrado con creces reducir medio punto los costes respecto a los ingresos por ventas, y el resultado podr¨ªa haber sido mayor de no ser por el mazazo que la covid y sus efectos colaterales arrearon al sector.
Incluso sin ese inconveniente, Diess ha mostrado a sus accionistas la capacidad de darles 3.500 millones de euros m¨¢s de dividendos respecto a cuando no ten¨ªa mando en plaza. Ha hecho olvidar las trampas de los motores di¨¦sel con la mayor ofensiva dise?ada por ning¨²n otro fabricante para lanzar coches de cero emisiones. Culmin¨® la salida a Bolsa de Traton, su filial de camiones, ha estado detr¨¢s de los preparativos para que siga el mismo camino el fabricante de deportivos Porsche y ya ten¨ªa en mente sacar al parqu¨¦ PowerCo, la nueva compa?¨ªa que se encargar¨¢ de gestionar sus f¨¢bricas de celdas de bater¨ªas, un negocio que apunta a ser de oro en la era del veh¨ªculo el¨¦ctrico. Por todo ello, no sorprendi¨® del todo la renovaci¨®n de su contrato y mantenerle al frente del competidor de Toyota por ser el mayor fabricante de coches del globo.
S¨ª lo hizo el repentino cese anunciado el pasado viernes. Aunque se le cuentan fracasos, los fr¨ªos resultados con los que Volkswagen ha entrado en China o los problemas continuados de Cariad, la filial encargada de desarrollar el programa inform¨¢tico de sus veh¨ªculos, el despido sin piedad a las puertas de las vacaciones de Diess quiz¨¢s se explica m¨¢s por insinuaciones o deseos que por hechos. El informe anual de 2017 del grupo mostraba que el grupo contaba con 642.300 trabajadores, mientras que cuatro a?os despu¨¦s esa cifra era de 672.800. Pero el ejecutivo no se hab¨ªa escondido en afirmar que al grupo le sobraban 30.000 trabajadores en Alemania si pretend¨ªa competir con la productividad de la estadounidense Tesla y coronarse, adem¨¢s de como mayor fabricante global, como el principal constructor de veh¨ªculos el¨¦ctricos.
La presidenta del comit¨¦ de empresa de Grupo Volkswagen, Daniela Cavallo, no ha tenido problemas en mantenerle un pulso, consciente del poder que le otorga controlar la mitad de los 20 miembros del consejo de supervisi¨®n y se lo dej¨® claro hace tres semanas en un acto protocolario en el que tambi¨¦n se encontraba el canciller alem¨¢n, Olaf Scholz. All¨ª, ante centenares de espectadores que eran trabajadores durante la colocaci¨®n de la primera piedra de la primera f¨¢brica de bater¨ªas del grupo, le dej¨® claro a Diess y al finalmente elegido para sustituirle ¡ªel consejero de Porsche, Oliver Blume¡ª que ¡°el cambio no es dram¨¢tico¡± y que la producci¨®n de coches el¨¦ctricos, que requieren un 30% menos de horas de trabajo, no tiene por qu¨¦ suponer despidos.
Diess no ha tenido problemas en cantar las virtudes de que una marca californiana como Tesla desembarcara en Berl¨ªn para demostrar a su plantilla que la competitividad la ten¨ªan a unos centenares de kil¨®metros, ni tuvo problemas en fotografiarse junto a Elon Musk, el catalizador del ¨¦xito de la marca estadounidense, e incluso invitarlo a alg¨²n acto con directivos de Volkswagen. Y ha tenido que disculparse, en no pocas ocasiones, por afirmaciones fuera de lugar. Cuando acus¨® justamente a los sindicatos de filtrar informaci¨®n del consejo de supervisi¨®n a los medios de comunicaci¨®n y sobre todo cuando lanz¨® a sus directivos un ¡°los beneficios os har¨¢n libres¡± ¡ª¡±EBIT macht frei¡ª, afirmaci¨®n de excesivo parecido al lema que preside el acceso al campo de exterminio de Auschwitz.
El ¨²ltimo error lo cometi¨® el pasado 22 de julio en una de sus habituales publicaciones en la red social LinkedIn, cuando se despidi¨® para afrontar unas ¡°bien merecidas vacaciones de verano¡±, que probablemente pasar¨ªa su segunda residencia de Laredo (Cantabria). No sab¨ªa que a las pocas horas ser¨ªa despedido. Sus discrepancias no tuvieron premio.