Emilio Ontiveros, un economista sabio y sobrio
Hablaba no solo de lo que investigaba, sino tambi¨¦n con el conocimiento de causa de quien lo ha experimentado en jornadas laborales convencionales
Acaba de dejarnos Emilio Ontiveros Baeza (Ciudad Real, 1948), el economista que tanto ayud¨® a tantos a entender los dilemas que esconden los n¨²meros. Se ha ido como lo hacen los grandes. Tal como vino y tal como ha vivido. Con sobriedad. Con elegancia. Con un deje de iron¨ªa apuntando debajo del espeso bigote. Hasta el pen¨²ltimo minuto apurando el dolor de un c¨¢ncer insidioso. Le robaba ¡ª¡±de pie, de pie trabajo mejor¡±¡ª al tiempo que se le terminaba, para un art¨ªculo, una grabaci¨®n, unas notas. Sin rendirse. Sin disimular los dolores, pero dej¨¢ndonos creer que cre¨ªa que iba a recuperarse.
Muchos le conocen por sus art¨ªculos en EL PAIS, bien trabados desde una ¨®ptica keynesiana, curiosa, abierta a nuevas ideas y contrastes, a la vida que fluye. O por sus intervenciones rigurosas, precisas y comprensibles en la SER. Y en otros medios. Ontiveros siempre am¨® ense?ar, y a fe que lo hizo muchos a?os en el consejo editorial de este diario, con sencillez a prueba de r¨¢fagas de ingenio; con soltura siempre disponible a las horas m¨¢s inh¨®spitas. Y en otros medios y papeles: como animador y director, entre 1983 y 2011 de Economistas, la revista del colegio de esa profesi¨®n en Madrid, en su etapa m¨¢s innovadora, progresista y plural. Desde la Universidad (la Aut¨®noma de Madrid, y otras como Harvard en calidad de profesor visitante) donde se desempe?¨® como catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Empresa. Una especie ins¨®lita, puesto que antes de la aventura acad¨¦mica trabaj¨® durante siete a?os en distintas empresas industriales.
As¨ª que hablaba no solo de lo que investigaba, sino tambi¨¦n con el conocimiento de causa de quien lo ha experimentado en jornadas laborales convencionales. Seguramente este v¨ªnculo entre ciencia y realidad era la argamasa que dotaba de seguridad (discreta), credibilidad (inconfundible) y contundencia (liberal, por respetuosa) sus an¨¢lisis y propuestas. Le interes¨® por igual el mundo de la empresa, y sectores discutidos como el turismo, que la pol¨ªtica presupuestaria y macroecon¨®mica; o el universo digital tanto como la econom¨ªa europea y las finanzas. En este ¨¢mbito cre¨® en 1987 con colegas inseparables la consultora privada Analistas Financieros Internacionales (AFI), una entidad que por acopio de conocimiento y capacidad de debate y mediaci¨®n se ha convertido en algo equivalente a una instituci¨®n. Y en esa calidad ha prestado sus saberes a distintas Administraciones y a iniciativas m¨²ltiples, como el laboratorio de pensamiento europe¨ªsta europeG. Y ha recibido por ello m¨²ltiples distinciones y reconocimientos p¨²blicos: de los que no alardeaba. Prefer¨ªa los del compa?erismo y la amistad. Esa que dispensaba, acogedor manchego cosmopolita, desde su refugio en Rascafr¨ªa, en una cata de aceites, en una conversaci¨®n por senderos de monta?a, entre el jugueteo de los perros... y siempre, Montse.
Ontiveros ha publicado, a veces en equipo, algunas obras imprescindibles: La econom¨ªa en la red; Sin orden ni concierto: medio siglo de relaciones monetarias internacionales; o el reciente Excesos: amenazas a la prosperidad global. Y la gigantesca Gu¨ªa del Sistema Financiero Espa?ol (consorciada entre Funcas y AFI). Todas ellas caracterizadas por la calidad descriptiva, el orden metodol¨®gico, la curiosidad sist¨¦mica y un retrogusto a la actitud estoica de un Marco Aurelio... ya aprendimos con Adam Smith que la econom¨ªa es en su inicio ¡ªy en su finalidad¡ª una filosof¨ªa moral.
Pero tambi¨¦n han sido muy ¨²tiles para muchos sus aportaciones digamos menores. Esas de intervenci¨®n urgente en situaciones concretas, aptas (para) y necesitadas (de) discusi¨®n p¨²blica instant¨¢nea: La Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria en entredicho; Pasado, presente y futuro de las cajas de ahorro; El Rescate. Pocos con la autoridad sint¨¦tica de Emilio Ontiveros, su pasi¨®n socialdem¨®crata y su respeto por la cultura liberal, han esculpido frases rotundas como: ¡°La desigualdad no es rentable¡±; ¡°sin econom¨ªa digital no hay progreso¡± o ¡°el estado del bienestar es una condici¨®n necesaria para la cohesi¨®n social y sin cohesi¨®n no hay crecimiento sostenible en el tiempo¡±. Un respeto. Tambi¨¦n por el cambio, por los cambios sociales que exigen evoluci¨®n en las propias posturas. Entre su libro a cuatro manos (con Francisco Jos¨¦ Valero) sobre la uni¨®n monetaria, equilibrado, cr¨ªtico dentro del orden (europeo) y aleccionador sobre cierto europe¨ªsmo sentimental de los espa?oles y su art¨ªculo-legado para EL PAIS, Europa decisiva, del 29 de mayo, hay mucho poso: el que sustenta una visi¨®n claramente federal y llena de esperanzas. En este diario est¨¢n grabadas muchas de ellas. Gracias, Emilio. Has sido una enorme, una inmensa suerte.
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