La erosi¨®n del poder adquisitivo de los salarios sacude Europa
Las protestas en Francia evidencian el riesgo de que la significativa contracci¨®n alimente el malestar social
La erosi¨®n del poder adquisitivo de los salarios avanza a un ritmo galopante en gran parte de Occidente. La divergencia entre las significativas tasas de inflaci¨®n y el moderado crecimiento de las retribuciones muerde a la clase trabajadora, lo que afecta con especial intensidad a los segmentos de rentas m¨¢s bajas. Quienes hasta hace poco llegaban justos a fin de mes, pronto empezar¨¢n a notar de forma cada vez m¨¢s clara que las cuentas no salen. Un nuevo vector se a?ade as¨ª al c¨²mulo de motivos de malestar que ha dado alas en la ¨²ltima d¨¦cada a propuestas pol¨ªticas radicales o a un desencanto con el sistema expresado en forma de abstenci¨®n.
Un cuadro comparativo de datos proporcionado por la consultora Macrobond, a petici¨®n de este diario y sobre la base de estad¨ªsticas nacionales, muestra un fuerte proceso de contracci¨®n del poder adquisitivo de los salarios bajo convenios colectivos en la zona euro en el ¨²ltimo a?o. En junio, el resultado para el conjunto del ¨¢rea monetaria com¨²n fue un retroceso del 6,2% con respecto al a?o anterior. Entonces, Italia y Espa?a registraban el peor dato entre las principales econom¨ªas de la UE, rondando el 7,5% de erosi¨®n, frente al 6,7% de Alemania o el 2,7% de Francia. Indicadores nacionales m¨¢s recientes, no disponibles para todos los pa¨ªses, muestran una leve mejora de la situaci¨®n en Espa?a (6,4%) o un acentuado empeoramiento en los Pa¨ªses Bajos, con un retroceso del 12,7%.
La consejera del BCE Isabel Schnabel pronunci¨® en el foro de La Toja el 30 de septiembre unos datos que apuntaban a un retroceso del 5% en la zona euro entre el tercer trimestre del a?o pasado y el segundo de este en cuanto a compensaci¨®n real por empleado, un concepto m¨¢s amplio que el de salarios bajo convenios colectivos. Las ¨²ltimas perspectivas de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®micos (OCDE), publicadas en septiembre, proyectaban para 2022 una contracci¨®n anual de los salarios reales en Espa?a del 4,5%, menos que Grecia (6,9%), pero m¨¢s que Italia (3,1%) o Alemania (2,6%).
Los indicadores, obviamente, var¨ªan seg¨²n el per¨ªmetro de definici¨®n y resultan expuestos a fluctuaciones mensuales en relaci¨®n con cambios en los mercados laborales y la evoluci¨®n de los precios. Pero, establecidas esas cautelas, es evidente la tendencia general hacia una consistente contracci¨®n de la capacidad de compra de los salarios en gran parte de Occidente.
¡°La reducci¨®n del poder adquisitivo se est¨¢ registrando, con mayor o menor intensidad, en pr¨¢cticamente todos los pa¨ªses de la OCDE, con contadas excepciones como Jap¨®n, Islandia, Polonia y Hungr¨ªa¡±, constata Andrea Garnero, economista de la instituci¨®n especializado en la materia. ¡°En EE UU, la ca¨ªda es menos acentuada por la situaci¨®n tensa del mercado laboral, que empuja a los empleadores a subir salarios de forma consistente. En Europa continental, por lo general, los salarios no han subido lo suficiente como para mantener el paso de la inflaci¨®n. Y la p¨¦rdida neta de los trabajadores no es compensada por las medidas que pr¨¢cticamente todos los gobiernos est¨¢n tomando, algunas veces de forma horizontal, sin dirigirlas a quienes realmente las necesitan¡±, prosigue el experto.
Esa combinaci¨®n de retroceso del poder adquisitivo e insuficiencia de las redes de protecci¨®n social es el caldo de cultivo de un posible estallido de malestar social. Las protestas que han agitado Francia en los ¨²ltimos d¨ªas son una se?al en ese sentido. Antes, el Reino Unido afront¨® en verano huelgas en el sector ferroviario que la agencia Reuters califica como el mayor paro de los ¨²ltimos 30 a?os. Miles de personas salieron a la calle en Bruselas en septiembre para quejarse de los precios, y decenas de miles lo hicieron en Praga en una manifestaci¨®n promovida por varios partidos radicales que ten¨ªa ese y otros elemento de convocatoria. Otros pa¨ªses tambi¨¦n experimentan se?ales de turbulencia en forma de protesta callejera o huelgas sectoriales.
Esta din¨¢mica se configura cada vez m¨¢s como un flanco de actuaci¨®n decisivo para la pol¨ªtica europea en los pr¨®ximos meses, agitando las relaciones entre las partes sociales, desenterrando viejos pulsos casi olvidados como el debate alrededor del concepto de ¡°espiral salarios-precios¡± ¡ªen referencia al riesgo de que una subida excesiva de los salarios alimente la inflaci¨®n¡ª y arrojando nueva sal sobre la herida del equilibrio de fuerzas entre sindicatos y patronales.
Este ¨²ltimo elemento est¨¢ muy presente en el escenario espa?ol. ¡°La situaci¨®n es grave en cuanto a p¨¦rdida de poder adquisitivo, porque vemos que los acuerdos de negociaci¨®n colectiva cerrados han tenido un incremento medio del 2,6% hasta septiembre cuando los precios registran un aumento al 9%¡±, observa Carlos Mart¨ªn, director del Gabinete Econ¨®mico del sindicato CC OO.
¡°Hay una perdida clara, pues, que se suma a un proceso de devaluaci¨®n que empieza desde el final de la burbuja inmobiliaria y que se acelera con la reforma laboral de 2012¡å, una iniciativa legislativa impulsada por el entonces Gobierno del PP de Mariano Rajoy y que debilit¨® la posici¨®n de los trabajadores en las negociaciones de convenios. ¡°La patronal est¨¢ echada al monte. No ha querido repartir con los trabajadores los costes de la subida de la inflaci¨®n¡±, acusa Mart¨ªn.
¡°Los beneficios en un amplio rango de sectores empresariales han crecido significativamente. Esto significa que las empresas han logrado hasta ahora incrementar sus precios m¨¢s all¨¢ del aumento de los salarios nominales y en muchos casos incluso m¨¢s all¨¢ del aumento de los costes energ¨¦ticos¡±, dijo Schnabel en un pasaje de su discurso de La Toja, dedicado a la situaci¨®n empresarial en la zona euro.
En cuanto a la fragilizaci¨®n de la posici¨®n de los sindicatos, si bien los cambios introducidos por la reforma de 2012 son espec¨ªficos de Espa?a, se trata de un fen¨®meno recurrente, con distintas intensidades, en muchos pa¨ªses occidentales. Schnabel se refiri¨® a la ¡°p¨¦rdida de capacidad negociadora de los trabajadores¡± como una de las causas que ¡°explican la situaci¨®n actual¡±: ¡°Pese a un mercado del trabajo hist¨®ricamente tenso, un declive sustancial de los salarios reales pesa sobre la cuota del trabajo en la renta¡±.
El discurso de Schnabel ten¨ªa una mirada panor¨¢mica, y la Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones Empresariales (CEOE) considera que Espa?a se halla en una situaci¨®n espec¨ªfica que sobresale de ese marco general. ¡°Espa?a es uno de los tres pa¨ªses de la UE cuyos beneficios empresariales est¨¢n por debajo del nivel covid¡±, observa ??igo Fern¨¢ndez de Mesa, vicepresidente de la patronal CEOE. ¡°La empresa espa?ola sufre especialmente con respecto al resto de las empresas europeas por la fuerte incidencia de varios costes¡±, prosigue. ¡°La subida de tipos de inter¨¦s afecta a todos, pero a Espa?a en particular, porque la crisis de la covid golpe¨® aqu¨ª con especial dureza y las empresas tuvieron que endeudarse de forma significativa. Los costes fiscales han aumentado de forma importante en Espa?a, m¨¢s que en otros pa¨ªses. En ning¨²n otro pa¨ªs el salario m¨ªnimo ha subido tanto en los ¨²ltimos a?os, y en los ¨²ltimos dos los beneficios empresariales en relaci¨®n al PIB han ca¨ªdo unos tres puntos. Adem¨¢s, la productividad se sit¨²a un 4% por debajo del nivel precrisis¡±.
¡°Tememos que si la pol¨ªtica fiscal o salarial se desarrolla de forma poco razonable, por ejemplo con aumentos across the board, igual para todos, que no tengan en cuenta la situaci¨®n espec¨ªfica de cada sector, se pueda aumentar la vulnerabilidad de la empresa espa?ola y a medio plazo reducir su actividad, la inversi¨®n y aumentar el paro¡±, concluye Fern¨¢ndez de Mesa.
Protecci¨®n del empleo
El abanico de datos a tener en cuenta para configurar un juicio es enorme. Entre los m¨¢s destacados, sin embargo, cabe se?alar que si bien es cierto que Espa?a es una excepci¨®n en el contexto europeo en tanto no ha recuperado todav¨ªa el PIB prepandemia, a la vez es un mercado que se ha beneficiado de un intenso esfuerzo p¨²blico protector del empleo -con el esquema de los ERTE, que ha facilitado una continuidad de recursos humanos valiosa para las empresas-, que ahora crece m¨¢s de la media y que empieza a recibir una enorme inyecci¨®n de fondos europeos de recuperaci¨®n.
¡°Creo que este discurso de la perenne anomal¨ªa espa?ola no responde a datos objetivos¡±, dice Joaqu¨ªn P¨¦rez Rey, secretario de Estado de Empleo y Econom¨ªa Social del Gobierno. ¡°Espa?a culmina con ¨¦xito la recuperaci¨®n de la crisis pand¨¦mica, que ha sido especialmente dura por la especial importancia de sectores vinculados a la movilidad, pero que se ha afrontado con recursos del erario p¨²blico extraordinarios. Ahora, datos de varios sectores, de distribuidoras de alimentaci¨®n, empresas energ¨¦ticas o banca apuntan a beneficios importantes, en algunos casos incluso un incremento de los m¨¢rgenes¡±.
¡°No hay ninguna duda de que no podemos permitir la devaluaci¨®n salarial que se est¨¢ produciendo¡±, prosigue el secretario de Estado. ¡°Eso genera inseguridad, incertidumbre, malestar social que repercuten en escenarios pol¨ªticos explosivos, perjudicial para las democracias en Europa. En ese sentido, el Gobierno ha puesto una cantidad de medidas de gran intensidad para atajar las causas, por ejemplo en el mercado de la energ¨ªa, o aliviar la situaci¨®n de familias y clases populares¡±, a?ade P¨¦rez Rey.
¡°En cuanto a salarios, estamos determinados a proceder a un aumento del m¨ªnimo interprofesional para mantener el poder adquisitivo¡±, dice el secretario de Estado, en un asunto en el que en el pasado ha habido divergencias en el seno del Gobierno de coalici¨®n (PSOE y Unidas Podemos). ¡°A partir de ah¨ª, toca a las partes sociales. No es de recibo que en este contexto de elevada inflaci¨®n, los convenios colectivos est¨¦n muy por debajo de ella. No se trata de indexar. Pero en este contexto, seguir manteniendo m¨¢rgenes empresariales, incluso incrementarlos los beneficios, y mantener los salarios tan alejados de la inflaci¨®n es equivocado desde el punto de vista econ¨®mico ¡ªporque pude conducir a deprimir la demanda¡ª y es ignominiosa desde el punto de vista de la justicia social. Quien tiene la responsabilidad sobre sus espaldas es, b¨¢sicamente, la patronal¡±, concluye.
Cambio en la relaci¨®n de fuerzas sociales
El cambio en la relaci¨®n de fuerzas en la sociedad es una de las grandes cuestiones de fondo de esta ¨¦poca que, por varias v¨ªas, ha ido fomentando un malestar y desapego de buena parte de las clases populares y las nuevas generaciones. La globalizaci¨®n y sus deslocalizaciones, la precarizaci¨®n laboral, la agitaci¨®n de mercados clave como el de la vivienda y, ahora, el de la energ¨ªa son algunos de los elementos que confluyen en esa din¨¢mica.
Garnero, de la OCDE, exhorta a ponderar el asunto del debilitamiento de la posici¨®n sindical en toda su complejidad. ¡°Es verdad que en Espa?a ha habido reformas que han reducido el papel, el poder de la contrataci¨®n colectiva. Pero el poder de negociaci¨®n es la suma de factores institucionales y otros m¨¢s puramente econ¨®micos¡±, observa. ¡°As¨ª, ahora vemos que pa¨ªses donde no ha habido reformas como la espa?ola tienen situaciones parecidas; y otros, como EE UU, donde la posici¨®n sindical es m¨¢s d¨¦bil, experimentan mayores subidas salariales. Adem¨¢s, si miramos al pasado, por ejemplo en Alemania, podemos ver c¨®mo una posici¨®n de negociaci¨®n colectiva fuerte fue precisamente un factor de contenci¨®n salarial entre finales de los noventa y principios de este siglo¡±.
Los datos recopilados por Macrobond muestran c¨®mo entre el verano de 2012 y principio de 2015, Espa?a se registr¨® una din¨¢mica salarial mucho m¨¢s desfavorable que en la media de la zona euro para los trabajadores, con una fuerte devaluaci¨®n especialmente en el primer a?o tras la reforma. A partir de ah¨ª, la din¨¢mica es menos contundente, con algunas fases menos favorables que la media de la zona euro, y otras algo mejores, como en el periodo 2019-2020.
Ante el consistente deterioro de la situaci¨®n, algunos pa¨ªses europeos han procedido a tomar medidas de peso en el segmento de los salarios m¨ªnimos, un ¨¢rea en la que claramente se concentra gran potencial de sufrimiento social. Alemania lo ha subido a principios de mes de 10,45 a 12 euros la hora; Pa¨ªses Bajos un 10% a finales de septiembre; y en Francia, se?ala Garnero, donde hay mecanismos autom¨¢ticos de actualizaci¨®n, ya se han dado tres pasos en adelante en lo que va de 2022.
¡°La posibilidad de una espiral salarios-precios existe, te¨®ricamente: no es una cosa imposible¡±, dice Garnero. ¡°Pero hoy d¨ªa, por c¨®mo son los equilibrios y por las condiciones del mercado, el riesgo es nulo o muy bajo. Sin duda no hay riesgo si se habla de salario m¨ªnimo. Afecta a una cuota limitada de personas, entre el 5% y el 15%, seg¨²n la econom¨ªa. Un aumento en ese segmento no puede tener efectos macro muy importantes. Esto deber¨ªa empujar a ser m¨¢s valientes en mejorar el poder de compra de estos trabajadores, que son los m¨¢s golpeados por la inflaci¨®n. En cuanto a estimaciones m¨¢s generales sobre los efectos de la subida de salarios m¨ªnimos, la literatura internacional en general sugiere una mirada de balance bastante positiva¡±.
Philip Heimberger, analista del Instituto de Viena para Estudios Econ¨®micos Internacionales, alerta del peligro de la ¡°obsesi¨®n¡± de algunos dirigentes y expertos con el fantasma de una espiral salarios-precios desconectado de los datos reales. Heimberger considera que ahora no hay motivos para preocuparse de eso. Y se?ala, en cambio, otro tipo de espiral: ¡°La magnitud y velocidad del colapso de los salarios es sin precedentes, y esto causa dificultades para millones de trabajadores y sus familias. La reducci¨®n del poder adquisitivo profundizar¨¢ la recesi¨®n que asoma¡± si no se controla, sostiene. ¡°Durante una recesi¨®n que asoma, el poder negociador de los empleados siempre se reduce¡±, recuerda. Se produce, pues, una perspectiva de espiral doblemente negativa para los trabajadores. ¡°Las alertas acerca de una espiral salarios-precios son exageradas. En cambio, los dirigentes deben pensar bien en c¨®mo proteger a millones de trabajadores de ulteriores perdidas de poder adquisitivo para evitar malestar social¡±, concluye Heimberger.
¡°Como han dicho varios banqueros, la inflaci¨®n es una tasa ineluctable. Alguien tiene que pagarla, y solo pueden hacerlo tres actores: los trabajadores, las empresas o el Estado¡±, se?ala Garnero. La manera en la que se repartir¨¢ ese dolor es probable que marque con fuerza el desarrollo de la pol¨ªtica occidental en los pr¨®ximos a?os, incluido el devenir de la posici¨®n de la ciudadan¨ªa con respecto a la guerra librada por Putin en Ucrania, un elemento central en la ola inflacionista.
El malestar y el desapego de buena parte de las clases populares y de las nuevas generaciones es una de las grandes claves de lectura del Brexit, de la victoria de Trump, de los ¨¦xitos del Movimiento Cinco Estrellas y Giorgia Meloni en Italia, o de los poderosos resultados de Marine Le Pen y Jean-Luc M¨¦lenchon en Francia. La erosi¨®n del poder adquisitivo se suma a otros factores. El tiempo dir¨¢ hasta qu¨¦ punto provocar¨¢ agitaci¨®n.
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