La renta de los hogares ya cae con la inflaci¨®n la mitad que en la Gran Recesi¨®n
Retrocede un 6% respecto a antes de la pandemia pese a la mejora del empleo y los salarios
La renta disponible bruta de los hogares fue un 3,5% superior a la de 2019 durante la primera mitad del a?o gracias al buen comportamiento del empleo y a un moderado despegue de los salarios tras a?os muy planos. Sin embargo, la inflaci¨®n es un monstruo que da dentelladas muy profundas: una vez se resta la evoluci¨®n de los precios, en realidad la renta real de las familias cay¨® un 6% en el primer semestre de 2022 respecto al mismo periodo de 2019, seg¨²n c¨¢lculos de Mar¨ªa Jes¨²s Fern¨¢ndez, analista de Funcas, a partir de datos del INE. Se trata de un desplome muy fuerte que se ha producido en un tiempo relativamente r¨¢pido y que equivale a la mitad de todo lo que se hundieron las rentas reales de las familias en los siete a?os de la Gran Recesi¨®n, entre 2008 y 2014.
Entonces, con una inflaci¨®n m¨¢s atenuada, la crisis se concentr¨® en los que perdieron el empleo o vieron recortados sus salarios. En esta ocasi¨®n, el impacto, aunque m¨¢s r¨¢pido, est¨¢ siendo bastante m¨¢s repartido; si bien se ceba sobre todo con las rentas bajas, que son aquellas cuya cesta de la compra est¨¢ en mayor medida expuesta a la inflaci¨®n y que disponen de un menor ahorro acumulado. En definitiva, pese a que las familias se han recuperado de la pandemia y cuentan con m¨¢s euros, estos valen menos y, por tanto, dan para comprar cantidades menores.
A pesar de los ERTE, de las subidas del salario m¨ªnimo, de los sueldos por fin repuntando al ritmo m¨¢s elevado en una d¨¦cada y del empleo creciendo con fuerza, la inflaci¨®n se come todo. Durante el primer semestre del a?o pasado se dispar¨® un 8,5% respecto al mismo periodo del a?o anterior. Avanz¨® con tal fuerza que neutraliz¨® el robusto aumento en euros de la masa salarial total, que subi¨® un 7%, con la mitad de ese crecimiento debi¨¦ndose al incremento del empleo y la otra mitad a la mejora de los salarios.
La guerra de Ucrania, que empez¨® a finales de febrero, est¨¢ empobreciendo a los hogares por el encarecimiento de la energ¨ªa y los alimentos. Y esta situaci¨®n ocurre sin contar la segunda mitad del a?o y el primer trimestre del 2023, cuando se espera que, una vez pasada la recuperaci¨®n del turismo y la hosteler¨ªa tras la covid, se note una ralentizaci¨®n del consumo lastrado por los precios, unos tipos de inter¨¦s al alza y una menor demanda global. En este contexto, organismos como el Banco de Espa?a o la Autoridad Fiscal ya observan una ralentizaci¨®n del empleo. El BBVA prev¨¦ una corta recesi¨®n t¨¦cnica durante ese periodo para luego reanudarse la actividad.
Semejante coyuntura volver¨¢ a castigar el consumo de las familias, que contin¨²a un 6% por debajo de las cotas prepandemia y que sigue sin recuperar los niveles de 2007. Solo lo hizo puntualmente durante un trimestre de 2019, el tercero. De modo que los espa?oles llevan 15 a?os sin recobrar esas cotas de consumo y, por tanto, de bienestar.
El problema de la dualidad
Aunque el PIB supera al de 2008, esto se debe al incremento de las exportaciones, que los espa?oles no consumen. En general, los economistas recuerdan que no se puede comparar con una ¨¦poca en la que el consumo estaba basado en un endeudamiento fort¨ªsimo. La econom¨ªa espa?ola lleg¨® a tomar prestado del exterior unos 100.000 millones en un solo a?o, mientras que ahora presenta una capacidad de financiaci¨®n positiva frente al extranjero.
Adem¨¢s, en aquellos tiempos los trabajadores poco formados pod¨ªan conseguir puestos bien remunerados, sobre todo en la construcci¨®n. En cambio, ahora la polarizaci¨®n se ha agudizado entre los que, por una parte, tienen formaci¨®n, se han mantenido en el empleo y disponen de patrimonio o rentas de empresas; y, por otra parte, aquellos que poseen una baja cualificaci¨®n, se han reenganchado al trabajo, son j¨®venes o trabajan en servicios expuestos a la uberizaci¨®n. Esta dualidad ha provocado un aumento de la desigualdad que contribuye a la p¨¦rdida de consumo. Tambi¨¦n influye el contar con una poblaci¨®n m¨¢s envejecida y que, en consecuencia, tiende a consumir menos.
La inflaci¨®n y la pandemia han quebrado la recuperaci¨®n de los niveles de consumo previos a la Gran Recesi¨®n. Tantos a?os con menor consumo y bienestar explican el descontento social y el ascenso de los populismos.
Pese a una econom¨ªa y un mercado laboral que est¨¢n aguantando bastante bien los embates de la guerra de Ucrania, la inflaci¨®n puede alimentar un invierno de descontento. El Gobierno tiene como principal prop¨®sito doblegarla. Desde el verano pasado hasta finales de este a?o, habr¨¢ destinado cerca de 20.000 millones entre ayudas y rebajas de impuestos. Y el a?o que viene pretende usar todo el aumento extraordinario de la recaudaci¨®n para combatir sus efectos al tiempo que sigue reduciendo un d¨¦ficit y una deuda muy elevados, que dejan a la econom¨ªa espa?ola en una situaci¨®n de debilidad. Cuando caduque el actual decreto de medidas a final de a?o, el Ejecutivo evaluar¨¢ el paquete entero y aprobar¨¢ uno nuevo.
Al cebarse con las rentas bajas y para evitar que la pol¨ªtica fiscal genere m¨¢s inflaci¨®n, instituciones como el FMI o el Banco de Espa?a han recomendado que las ayudas sean quir¨²rgicas y focalizadas en los hogares m¨¢s vulnerables. As¨ª que algunas de las ayudas del Gobierno se caer¨¢n, como probablemente los 20 c¨¦ntimos de subvenci¨®n al combustible. Habr¨¢ otras iniciativas nuevas, y una parte se prorrogar¨¢: por ejemplo, se da por seguro que seguir¨¢n aplic¨¢ndose las rebajas de impuestos en la factura de la luz.
El Ejecutivo est¨¢ aprovechando el buen comportamiento de la recaudaci¨®n. Mientras que las rentas de las familias en euros han subido un 3,5%, los impuestos han engordado un 17%, en gran parte por la inflaci¨®n, recuerda Manuel Hidalgo, profesor de la Universidad Pablo de Olavide. El Gobierno reconoce en los Presupuestos que hasta un tercio del aumento de los ingresos procede de las subidas de precios. El Estado est¨¢ siendo capaz de captar parte de la inflaci¨®n que viene de fuera por el IVA. En cambio, las familias est¨¢n trasladando una porci¨®n de su renta al exterior al pagar unas materias primas m¨¢s caras.
Mayor colch¨®n que en 2008
La previsi¨®n del Banco de Espa?a es que el IPC medio acabe este a?o en el 8,7% y que se modere hasta el 5,6% el que viene. La buena noticia es que una parte de la sociedad est¨¢ algo mejor preparada que en 2008. Gracias a las ayudas p¨²blicas, durante la pandemia las familias ahorraron como nunca. ¡°Las cifras que ha revisado recientemente el INE dan un sobreahorro de 81.000 millones en 2020 y de 53.000 millones en 2021. Esto puede ser relevante en cuanto a que el colch¨®n del que disponen los hogares para afrontar la p¨¦rdida de capacidad adquisitiva por la inflaci¨®n es mayor de lo que se cre¨ªa¡±, se?ala Mar¨ªa Jes¨²s Fern¨¢ndez.
En los seis primeros meses del a?o el ahorro alcanz¨® el 8,2% de la renta disponible bruta, todav¨ªa por encima de la media de a?os anteriores a la covid. ¡°Pese al encarecimiento de la cesta de la compra, en la primera mitad de 2022 los hogares en su conjunto han sido capaces de ahorrar un mayor porcentaje que antes de la pandemia¡±, subraya Fern¨¢ndez.
La subida de tipos, sin embargo, tambi¨¦n dar¨¢ un mordisco a las cuentas de las familias. Al menos, el endeudamiento que acumulan es sustancialmente menor que en 2008. Y hay una mayor proporci¨®n de hipotecas a tipo fijo, sobre todo entre las m¨¢s recientes, que son las que soportan una mayor carga de deuda. Otro elemento con el que se cuenta esta vez es el despliegue de los ERTE y su nueva versi¨®n, conocida como mecanismo RED, que deber¨ªan ayudar a suavizar cualquier golpe al empleo.
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