El mundo entra en una nueva ¨¦poca geoecon¨®mica: qui¨¦n gana y qui¨¦n pierde
La globalizaci¨®n cambia en una fase m¨¢s pol¨ªtica, en la que algunos ¡ªcomo la India¡ª ven mejorar su posici¨®n y otros ¡ªcomo China¡ª afrontan un escenario m¨¢s hostil
La pandemia y la invasi¨®n de Ucrania han empujado el mundo hacia una nueva ¨¦poca. Las caracter¨ªsticas y profundidad del cambio han sido objeto de mucho debate en el Foro Econ¨®mico Mundial celebrado en Davos (Suiza) esta semana. Bruno Le Maire, ministro de Finanzas de Francia, ofreci¨® una definici¨®n que constituye un v¨¢lido punto de partida para el an¨¢lisis: ¡°Los ¨²ltimos tres a?os hemos entrado en una nueva era de globalizaci¨®n. Hemos pasado de una impulsada por el mercado a otra plasmada por la pol¨ªtica¡±.
La poderosa acci¨®n de la pol¨ªtica es, en efecto, una fuerza motriz central de este momento de cambio geoecon¨®mico. Es un intervencionismo que inyecta fondos muy ingentes para impulsar inversiones en ¨¢reas clave como la verde y la digital; que desembolsa enormes cantidades para atenuar el impacto de la policrisis en la ciudadan¨ªa; que promueve una reconfiguraci¨®n de la globalizaci¨®n y sus cadenas de suministro de forma acorde al nuevo, tenso, estado de las relaciones internacionales.
Otra gran fuerza motriz del cambio son las revoluciones tecnol¨®gicas en m¨²ltiples ¨¢mbitos: digital, verde, biotech y de inteligencia artificial, entres otros. Se trata de descomunales aceleradores del cambio en varios sentidos, desde la organizaci¨®n de las empresas hasta la relaci¨®n de fuerza entre Estados pasando, por supuesto, por el estilo de vida de las personas. Jean-Marc Ollagnier, CEO de Accenture Europa, comentaba a este diario en Davos que los pr¨®ximos 10 a?os representar¨¢n, a su juicio, un cambio econ¨®mico mayor que el ocurrido desde 1945 hasta ahora.
Es arduo prever ad¨®nde conducir¨¢ todo esto, y hasta es complejo definir el momento actual de esta enorme transici¨®n. Algunos, minoritarios, hablan de desglobalizaci¨®n. Otros, mayoritarios, de metamorfosis de la globalizaci¨®n, una reformulaci¨®n del tupido entramado de las conexiones internacionales.
Niall Ferguson, historiador de la Universidad de Stanford, se pronunci¨® al respecto en Davos se?alando que los datos de circulaci¨®n de mercanc¨ªas, personas, capitales, servicios, ideas, y datos digitales no indican que haya una desglobalizaci¨®n. ¡°Eso es un espejismo. Hay un cambio, pero no una desglobalizaci¨®n¡±, dijo.
Todo ello se produce en un mundo crecientemente multipolar. ?C¨®mo se posicionan los principales actores en esta metamorfosis? ?Qui¨¦nes vislumbran m¨¢s oportunidades? ?Qui¨¦nes m¨¢s riesgos? Prever qu¨¦ ocurrir¨¢ en el futuro es un ejercicio in¨²til, pero es posible intentar radiografiar fortalezas y debilidades con las que los grandes bloques entran en esta nueva ¨¦poca geoecon¨®mica.
India
Un paseo por la Promenade de Davos, la calle principal de la estaci¨®n alpina suiza, durante la semana del Foro Econ¨®mico Mundial evidenciaba hasta al observador menos atento la rotunda preminencia de las casetas indias. Aunque el gigante asi¨¢tico no haya tenido una representaci¨®n pol¨ªtica de m¨¢ximo nivel en la reuni¨®n, ese despliegue es un recordatorio del gran vigor de la India en esta fase. Su econom¨ªa crece a un ritmo del 7% anual y hay argumentos para sostener que se trata de un ganador de la nueva etapa. Un reciente informe del Banco Mundial se?alaba el especial potencial del pa¨ªs.
En medio de la fuerte confrontaci¨®n geopol¨ªtica, Nueva Delhi goza de una posici¨®n intermedia que le est¨¢ permitiendo contar con energ¨ªa rusa a precios de descuento que aumentan su competitividad global, mientras a la vez es considerada por Washington como una capital amiga, se?al¨¢ndola pues a la comunidad empresarial como un lugar oportuno para reorientar inversiones y consolidar nuevas cadenas de suministro que dependan menos de China. Adem¨¢s, el enorme mercado interno de 1.400 millones de personas a¨ªsla a la India en buena medida de posibles turbulencias globales. S&P Global y Morgan Stanley creen que al final de la d¨¦cada ser¨¢ la tercera econom¨ªa del mundo, adelantando a Jap¨®n y Alemania.
China
La segunda potencia mundial entra en la nueva era con los grandes activos acumulados en d¨¦cadas de asombroso crecimiento, con todo el potencial de su tama?o gigantesco, pero encarando un ambiente que sin duda empeora con respecto al anterior. La nueva coyuntura representa la alteraci¨®n de un orden econ¨®mico global que ha beneficiado sumamente a China, en especial desde su ingreso en la OMC hace dos d¨¦cadas. Pek¨ªn es en ese sentido una potencia conservadora, se esfuerza para lograr un continuismo y su vicepresidente del Gobierno, Liu He, tsar del ¨¢rea econ¨®mica, trat¨® en Davos de transmitir el mensaje de que China est¨¢ abierta para inversiones extranjeras.
Ahora, tanto EE UU como la UE ¡ªaunque con diferentes intensidades¡ª buscan reducir su dependencia de China en el ¨¢rea manufacturera, en el de las materias primas estrat¨¦gicas y en ciertos sectores tecnol¨®gicos. En una Washington ultrapolarizada, s¨ª hay un consenso: la necesidad de contener el ascenso chino y preservar la supremac¨ªa de EE UU dificultando el camino del rival, incluido con restricciones a la exportaci¨®n de tecnolog¨ªa clave. En Bruselas, todav¨ªa no hay un consenso entre los Veintisiete, pero domina una visi¨®n menos radical que, seg¨²n dijo en Davos la presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, pretende reducir riesgos, pero no desacoplar.
Los activos y el potencial de China son enormes: capacidad manufacturera ¡ªpor ejemplo en ¨¢reas tan importantes como las placas solares o turbinas e¨®licas¡ª, desarrollo tecnol¨®gico muy prometedor en sectores como la inteligencia artificial, un tama?o que ofrece grandes beneficios de escala. El abandono de la pol¨ªtica anti-covid muy restrictiva mejora la perspectiva de crecimiento. Pero la nueva ¨¦poca se presenta menos c¨®moda para Pek¨ªn.
Estados Unidos
La primera potencia mundial afronta la nueva etapa con varias ventajas comparativas. Por un lado, recursos energ¨¦ticos que le permiten avanzar sin riesgos hasta que las renovables ya cubran todas las necesidades. Por otro, un entorno de extraordinaria efervescencia tecnol¨®gica en el ¨¢mbito de las empresas privadas que le sit¨²a en posici¨®n destacada en las carreras de innovaci¨®n que definir¨¢n los equilibrios de fuerza.
Washington es, adem¨¢s, el epicentro de un entramado de alianzas estrat¨¦gicas que sin duda pagar¨¢n un dividendo en un nuevo mundo multipolar en el que el principal rival, China, no dispone de lazos realmente s¨®lidos con otras naciones. Estos v¨ªnculos no solo tienen un valor en el ¨¢mbito de la seguridad pura, sino que repercuten en la dimensi¨®n econ¨®mica. Desde luego en el sector industrial de la defensa ¡ªv¨¦anse los megacontratos recientes para suministrar F-35 a Alemania o submarinos nucleares a Australia¡ª, pero tambi¨¦n en una l¨®gica m¨¢s amplia, el contar con una gran parte del PIB mundial en territorios aliados o amigos en los que, cuando menos, no se halla el obst¨¢culo de la desconfianza absoluta.
Naturalmente, no todo es luminoso en el horizonte estadounidense. La mera dimensi¨®n demogr¨¢fica de China respalda la hip¨®tesis de que las distancias se seguir¨¢n recortando. Por otra parte, hay motivos para creer que el activo de la influencia cultural, intangible pero muy valioso, se va diluyendo en este escenario multipolar, con consecuencias tambi¨¦n en la esfera puramente econ¨®mica. El brutal grado de polarizaci¨®n de la pol¨ªtica proyecta adem¨¢s grandes dudas sobre la futura capacidad de las instituciones de acompa?ar con la mejor eficacia el desarrollo econ¨®mico.
Uni¨®n Europea
La UE tiene una evidente desventaja comparativa con los dem¨¢s gigantes en el sector energ¨¦tico. EE UU dispone de grandes reservas de hidrocarburos, China y la India compran barato a Rusia. Aunque haya logrado manejar la crisis evitando disrupciones en el suministro y pese a que los precios se han calmado, es m¨¢s vulnerable que sus rivales en el camino de transici¨®n hasta llegar a una econom¨ªa sin hidrocarburos.
El bloque sufre tambi¨¦n por cierto retraso en tecnolog¨ªas digitales, cada vez m¨¢s decisivas, desde luego frente a EE UU, pero en algunos ¨¢mbitos tambi¨¦n frente a China. Adem¨¢s, tiene la losa de la falta de agilidad que supone su estructura plural en un tiempo que requiere decisiones r¨¢pidas, adaptaci¨®n constante.
Entre los activos, la UE dispone de una posici¨®n que, en medio de la tensi¨®n entre los dos gigantes musculares ¡ªEE UU y China¡ª, puede darle oportunidades. Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, record¨® en Davos que la UE es el primer socio comercial de 80 pa¨ªses en el mundo; EE UU, de 20. Hay ah¨ª un potencial explotable en estos tiempos de reconfiguraci¨®n.
Por otra parte, precisamente las extremas turbulencias de esta nueva ¨¦poca han dado impulso a la UE para actuar con una decisi¨®n y rapidez inauditas, adentr¨¢ndose en territorios inexplorados. ¡°Europa se ha convertido en una potencia superpol¨ªtica¡±, dijo Le Maire en Davos. Desde la emisi¨®n de deuda conjunta aprobada durante la pandemia, hasta la construcci¨®n de una pol¨ªtica energ¨¦tica com¨²n, esta mayor cohesi¨®n es un activo en un mundo multipolar que act¨²a sin guantes. Los planes para estimular industria de microchips o tecnolog¨ªas verdes ilustran la capacidad transformativa en el plano econ¨®mico de esa acentuada coordinaci¨®n.
Sur Global
Es esta una agrupaci¨®n heterog¨¦nea que carece de lazos pol¨ªticos suficientes como para ser considerado una unidad de acci¨®n en el mundo contempor¨¢neo. Pero es un concepto que s¨ª viene respaldado por rasgos que comparten un amplio grupo de pa¨ªses. Como dijo el secretario general de la ONU, Ant¨®nio Guterres, en Davos, ¡°no hay tensi¨®n solo en el eje Este-Oeste. La fractura Norte-Sur se profundiza¡±. ¡°No estoy seguro de que todos est¨¦n comprendiendo exactamente el grado de enfado y frustraci¨®n que se est¨¢ conformando en el Sur¡±, a?adi¨®.
La subida de precios de energ¨ªa y alimentos vinculados a la invasi¨®n rusa de Ucrania claramente es una realidad que perjudica especialmente a ese Sur. Tambi¨¦n lo son las consecuencias sobre sus deudas de la subida de tipos de inter¨¦s de los principales bancos centrales, particularmente la Fed estadounidense. Y, en paralelo, el coste de los desastres climatol¨®gicos desatados por la contaminaci¨®n de los pa¨ªses ricos propinar¨¢ crecientes da?os, mientras las compensaciones tardan en materializarse.
Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, manifest¨® en Davos su inquietud acerca de c¨®mo la carrera tecnol¨®gica verde impulsada por subsidios de los pa¨ªses ricos puede aumentar las brechas. Se pregunt¨® si habr¨¢ transferencias de las tecnolog¨ªas que se ir¨¢n desarrollando y en qu¨¦ condiciones.
Ello no impide que algunos pa¨ªses de esta ¨¢rea conceptual, como Indonesia, puedan aprovecharse de la nueva fase llena de recelos entre potencias para atraer inversiones, as¨ª como que otros ¡ªpor ejemplo, algunos latinoamericanos¡ª puedan beneficiarse de la gran demanda de ciertos tipos de minerales necesarios para desarrollar las nuevas tecnolog¨ªas.
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